El ritmo contagioso de la rumba volvio en febrero a las calles de esta capital con el primer carnaval autorizado por el gobierno de Cuba en los ultimos cinco anos de crisis.
"No son ni la sombra de lo que fueron", comentan numerosos habaneros que, a pesar de todo, ven en las fiestas populares programadas para cada fin de semana de febrero una opcion recreativa que habian perdido hace mucho tiempo.
Cansado de pasar sabado tras sabado frente a la pantalla de su televisor, Daniel Osorio compro por 30 pesos un palco para pasar una de las noches del carnaval junto a su familia.
Mas de 7.000 personas pagan cada noche para contemplar las comparsas tradicionales desde gradas y palcos, mientras que una buena cantidad de turistas compra en dolares su acceso al area de desfiles.
Como otra muestra de la dualidad monetaria existente en el pais caribeno desde 1993, la oferta de bebidas o alimentos se realiza en quioscos diferentes, con ofertas tambien diferentes, en moneda nacional o extranjera.
Mientras el dolar y el peso mantienen su paridad en el mercado oficial, en las casas de cambio la divisa estadounidense se compra a 23 pesos y se vende a 28.
"Con tres dolares compre el palco y traje dinero para comer y beber", dijo Osorio con la seguridad de que si dependiera de su salario de 340 pesos "nunca andaria de fiesta".
La decision de celebrar carnaval en 1996 trascendio en diciembre pasado como muestra del optimismo oficial ante los signos alentadores emitidos por la economia cubana.
Tras una caida en picada que redujo el producto interno bruto 34,3 por ciento entre 1989 y 1993, el crecimiento de 2,5 parecio confirmar la viabilidad del paquete de reformas oficiales.
Si bien autoridades y especialistas coinciden en catalogar la tendencia como alentadora, advirten que el crecimiento es aun insuficiente pues parte de niveles muy bajos.
Aun asi, el gobierno local decidio organizar en dos meses un carnaval modesto, cuando en otros tiempos se necesitaba al menos medio ano para la preparacion de carrozas o carros alegoricos y comparsas.
Las tradiciones carnavalescas habaneras se conforman de la combinacion de los antiguos cabildos africanos, permitidos por las autoridades coloniales desde mediados del siglo XVI, y los bailes de mascaras del siglo XIX.
Con la proclamada intencion de restacar las fiestas originales, se decidio adelantar la cita de julio a febrero y trasladarla del Malecon, la ancha avenida que corre junto al mar, al paseo del Prado, donde se realizaba desde principios de siglo hasta la decada del 70.
Situado en los limites de La Habana Vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organizacion de las Naciones Unidas para la Educacion, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Prado se encuentra en una zona de fuerte afluencia turistica que facilita el afan recaudatorio de las autoridades cubanas.
Segun observadores locales, convertir el carnaval en un atractivo turistico parece ser la verdadera causa de la celebracion de los festejos en febrero, uno de los meses en que hay mayor cantidad de visitantes extranjeros en la isla.
Fuentes del Ministerio del Turismo aseguran que en lo que va de este ano la afluencia de visitantes a la capital ha crecido 55 por ciento con relacion a igual periodo del ano anterior, para promediar diariamente unas 6.300 personas.
Ademas de una opcion recreativa para la poblacion, los festejos se convierten en una de las vias alternativas que busca el gobierno cubano para continuar reduciendo la liquidez monetaria que afecta el equilibrio financiero de la isla.
Informes oficiales aseguran que el exceso monetario paso de 11.896 millones de pesos en mayo de 1994 a 9.062 millones a fines de 1995, como resultado del paquete de medidas aplicado para el saneamiento de las finanzas publicas.
Este ano comenzo para los cubanos con la aparicion de nuevos impuestos para el ingreso en divisas, sobre la propiedad de embarcaciones y el aumento de las contribuciones de los trabajadores por cuenta propia.
Los festejos del carnaval transcurren "con alegria, tranquilidad y sin alteraciones del orden", aseguro en su ultima edicion el semanario Juventud Rebelde, organo de la Union de la Juventud Comunista, en base a informes de la Policia Nacional Revolucionaria.
Segun fuentes oficiales, cualquier ciudadano que porte armas de fuego, armas blancas u objetos contundentes durante los festejos sera juzgado en el propio lugar por tribunales constituidos al efecto.
"Los carnavales siempre han sido peligrosos: ahi se reune gente buena, pero tambien de lo peor", comento una mujer de 42 anos que prefiere no salir a la calle en estos dias.
Aficionados a las fiestas como espectaculo y no como participantes, los habaneros anoran este ano las carrozas que podian ser vistas desde la multitud mientras las comparsas se convierten en funcion casi exclusiva de los que, como Osorio, alcanzaron a comprar localidades.
Sin embargo, la ausencia de los edificios rodantes cargados de rumberas es comprensible para la mayoria de los espectadores, que entienden el enorme gasto que implicaria la realizacion de un carnaval "con todas las de la ley".
Aun asi, los habitantes de la capital cubana se lanzan a la calle en cada barrio, gastan su dinero en los quioscos de venta de cerveza y pan con cerdo, escuchan musica y bailan en grupos de amigos. (FIN/IPS/da/ag/cr/96)