La derrota parlamentaria de una medida de ajuste fiscal desató en Brasil una nueva ola de pesimismo en el mercado financiero de este país y su área de influencia en América del Sur.
Las bolsas brasileñas llegaron a caer nueve por ciento en la tarde del jueves, arrastrando a la de Buenos Aires. La de Sao Paulo cerró en baja de 8,75 por ciento. Las sumas negociadas fueron las más elevadas en los últimos dos meses, por el intenso movimiento de ventas.
La semana había comenzado mal, con caída de 5,08 por ciento el lunes y pérdidas ligeras en los días siguientes en la Bolsa de Sao Paulo. La tendencia se atribuyó a "realización de ganancias" acumuladas en noviembre y reflejos del mercado mundial.
El desastre del jueves se debió al rechazo de la Cámara de Diputados a una medida gubernamental para aumentar la contribución de los funcionarios públicos al sistema de previsión social de 11 a 20 por ciento de los salarios más altos, e impondría una contribución de 11 por ciento a los jubilados.
Esta es la cuarta vez que ese intento del gobierno fracasa en el Congreso Nacional, pero esta vez se esperaba otro desenlace, ante la crisis financiera que exige una fuerte reducción del déficit público.
Con esa derrota, el gobierno pierde 4.900 millones de reales (4.080 millones de dólares) al año. En el próximo año se dejará de recaudar unos 2.150 millones de dólares, según el ministro de Previsión Social, Waldeck Ornellas, porque la vigencia del encargo empezaría tres meses después de aprobado.
El gobierno brasileño se comprometió con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a un esfuerzo fiscal de 28.000 millones de reales (23.300 millones de dólares) en 1999.
Con ese resultado, será necesario hacer recortes más drásticos en el gasto público, ampliar la recaudación o insistir en la medida, señaló el ministro de Planificación, Paulo Paiva.
El presidente Fernando Henrique Cardoso anunció por medio de su vocero, Sergio Amaral, que insistirá con la iniciativa en enero, confiando en una mejor comprensión de los diputados en esa ocasión. Ese tipo de medida no puede ser presentada una segunda vez al Congreso en un mismo año, pero sí en el siguiente.
La meta del ajuste de 23.300 millones de dólares será mantenida a toda costa, según el presidente.
La derrota, por 205 votos contra 187, reveló nuevamente que la mayoría oficialista no se afirma en cuestiones impopulares. La caída en las bolsas reflejó la desconfianza del mercado sobre la efectiva capacidad del gobierno para cumplir su Plan de Estabilidad Fiscal.
La previsión social es la segunda mayor fuente del déficit fiscal, que ya supera 7,5 por ciento del producto interno bruto, tras los intereses de la deuda pública, cuya reducción se espera obtener con una mejora en las cuentas públicas primarias.
Los funcionarios públicos se jubilan en general precozmente y con el mismo salario que sus colegas en actividad, por lo que contribuyen con 83 por ciento del déficit previsional, estimado en 35.000 millones de dólares al año.
El pesimismo en el mercado se agravó por otras actitudes estatales. El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, principal fuente de créditos de fomento, elevó de 11,68 a 18,06 por ciento su tasa de intereses de largo plazo, causando desánimo en el sector productivo.
Las buenas noticias del exterior, como la aprobación por el FMI del acuerdo que pondrá 41.500 millones de dólares a disposición de Brasil y la rebaja de intereses en la Unión Europea no lograron neutralizar los efectos negativos de la decisión de los diputados.
Además de la caída de las bolsas, se devaluaron los títulos de la deuda externa brasileña, se elevaron los intereses en los mercados a futuro, se intensificó la tendencia de fuga de capitales en Brasil y las expectativas se hicieron más negativas para América Latina. (FIN/IPS/mo/ag/if/98