ISRAEL: Netanyahu es atacado por antiguo aliado

Los infortunios políticos del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se agudizaron esta semana cuando su antiguo aliado Ariel Sharon, actual ministro de Finanzas, comenzó a promover un cambio de las leyes electorales que facilitaría la expulsión del jefe de gobierno.

Sharon, quien promovió la victoria electoral de Netanyahu el año pasado al conformar una alianza de fragmentados partidos de derecha, fue colocado al frente del Ministerio de Finanzas y excluido de un círculo exclusivo de ministros que fijan políticas de "paz y seguridad".

Desde entonces Sharon, integrante del derechista Partido Likud que encabeza Netanyahu, se incorporó a las crecientes filas de ministros contrariados y miembros de la coalición de gobierno que acusan al primer ministro de tener un estilo muy autoritario.

Al facilitar la expulsión de Netanyahu, Sharon pretende obligarlo a consultar con otros miembros de su gobierno antes de adoptar cualquier decisión importante.

"Hay varias propuestas para modificar la ley, pero existe un amplio consenso sobre que el actual sistema no es bueno", dijo este miércoles el portavoz de Sharon.

El ministro inició sus esfuerzos por modificar la ley el pasado domingo, diciendo que "si el primer ministro supiera que sus socios de coalición pueden colocarlo en una posición menos cómoda, trataría de consultar con ellos".

Para el miércoles, la tranquila campaña de Sharon había ganado varios adherentes. Su portavoz informó que se reunió con miembros del Likud desafectos hacia Netanyahu para discutir la propuesta y que probablemente se reuniría con el líder del Partido Laborista, Ehud Barak, en busca de apoyo.

El objetivo de Sharon consiste en reducir a 61 el número de votos requeridos en la Knesset (cámara baja del parlamento) para expulsar al primer ministro.

Pero la medida conlleva el riesgo de que Netanyahu sea sustituido por Barak, quien constantemente derrota al primer ministro en las encuestas de opinión, en caso de elecciones anticipadas.

La aparente disposición de Sharon a asumir ese riesgo pone en evidencia la profundidad de la crisis de confianza que afecta a Netanyahu desde que tomó el mando del gobierno, hace más de un año.

La actitud de Sharon se debe al incumplimiento de la promesa de Netanyahu de darle el Ministerio de Finanzas y a la vez incluirlo en el círculo interno de asesores.

El año pasado, Netanyahu se apartó de la mayoría de sus aliados políticos, incluidos varios de su propio partido. Su gobierno de derechistas y fundamentalistas religiosos anduvo de crisis en crisis a causa de su insistencia en tomar decisiones por su cuenta, según miembros de la coalición.

"Sharon saca partido de la falta de respaldo que (Netanyahu) tiene en la Knesset. La mitad de su coalición no lo quiere", explicó Reuven Hazan, analista político de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

En 1996, Netanyahu se convirtió en el primer jefe de gobierno de Israel elegido directamente por el pueblo gracias a una reforma electoral de 1992 que, para algunos, otorgó demasiado poder al primer ministro a costa de políticos con mayor experiencia que podrían ser útiles en la toma de decisiones.

Desde enero, tres ministros presentaron su renuncia. Dos mencionaron el método de gobierno de Netanyahu como causa de su partida, incluyendo el respetado miembro del Likud, Dan Meridor.

Benny Begin, hijo del fallecido primer ministro Menachem Begin, que condujo a Israel hacia la paz con Egipto, había renunciado con anterioridad en protesta por el retiro de los soldados israelíes del pueblo cisjordano de Hebrón.

Netanyahu también fue afectado por la parálisis de las negociaciones de paz con la Administración Nacional Palestina (ANP), interrumpidas en marzo luego que comenzara la construcción de viviendas para judíos en una zona de Jerusalén que los palestinos reclaman como parte de su futura capital.

Los esfuerzos de Estados Unidos y Egipto para reanudar las conversaciones no tuvieron éxito, mientras la violencia esporádica entre tropas israelíes y manifestantes en Cisjordania y Gaza causó nueve muertes entre los palestinos y el aumento de la tensión en la zona.

El martes 22, el presidente de la ANP, Yasser Arafat, se reunió en Bruselas con el canciller israelí David Levy, pero las negociaciones de paz no se reanudaron. Las repetidas crisis en el gobierno de Netanyahu desviaron la atención de las conversaciones.

Actualmente, para derribar al gobierno los legisladores necesitan una mayoría simple de 61 de los 120 miembros de la Knesset. Ello implica nuevas elecciones para la cámara baja, lo que representa un riesgo para algunos de los 13 partidos de Israel, pequeños y con poca experiencia electoral.

Los legisladores necesitan 80 votos, o dos terceras partes de la Knesset, para derribar al primer ministro sin nuevas elecciones legislativas. El plan de Sharon consiste en modificar la ley de manera que una mayoría simple pueda expulsar al primer ministro sin que los políticos arriesguen sus bancas.

"Sharon le está diciendo al primer ministro que, aunque fue electo en forma directa por el pueblo, Israel sigue siendo un régimen parlamentario y todavía es el parlamento el que elabora las reglas", señaló Hazan.

El domingo 19, Netanyahu aseguró que la iniciativa de Sharon no le preocupa. "El intento de modificar la ley durante el período actual negaría la elección que hicieron millones de ciudadanos cuando votaron por el primer ministro", opinó.

De todas maneras, el lunes 20 solicitó disciplina partidaria para cuando el proyecto de ley se presente ante la Knesset, dando a entender que sabe que muchos de los partidarios del cambio pertenecen a su propio partido político. (FIN/IPS/tra- en/dho/rj/ml-aq/ip/97

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