América Central, que explota sólo 10 por ciento de su potencial hidroeléctrico, impulsa un ambicioso proyecto de interconexión de seis países que alumbre el camino hacia el desarrollo económico.
El propósito es evitar carencias de electricidad que traban la actividad industrial en las distintas naciones, sobre todo en épocas secas, mediante la operación de un mercado regional abastecido por empresas públicas y privadas.
Al mismo tiempo, se buscará garantizar la colocación de posibles excedentes fuera de las fronteras del área, principalmente en México, al norte, o Colombia, al sur.
El proyecto obliga a la instalación de una línea madre con capacidad para transportar 230.000 voltios que abarcará a Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, sobre una distancia de 1.800 kilómetros.
El plan tiene un costo aproximado a los 350 millones de dòlares, de los que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se comprometió a aportar 180 millones, España 70 y el Banco Europeo de Inversiones 40 millones.
Los gobiernos y firmas del sector privado deben reunir el monto restante.
Teófilo de la Torre, secretario ejecutivo del proyecto, explicó a IPS que la idea de la interconexión eléctrica se maneja en la subregión desde hace diez años, pero no es sino hasta ahora que existen definiciones políticas al respecto.
Agregó que el plan tomó fuerza en 1995 por decisión de los presidentes de los países del área, quienes dispusieron crear una secretaría ejecutiva que implementará la propuesta.
Esa iniciativa dio como fruto la firma, en diciembre de 1996, de un Tratado Marco del Mercado Eléctrico de América Central, que deberá ser ratificado por el parlamento de cada nación a más tardar en 1999.
Los mandatarios señalaron entonces que firmaban el convenio "seguros de que la consolidación de un mercado eléctrico regional permitirá el incremento de las transacciones y satisfará las necesidades de un desarrollo sostenible".
Añadieron que "el mercado debe evolucionar gradualmente de una situación inicial limitada hacia una más amplia, abierta y competitiva, apoyado en la infraestructura existente y futura".
Los presidentes de los países del istmo crearon en octubre de 1994 en Managua la Alianza para el Desarrollo Sostenible, con el fin de impulsar el progreso de los pueblos centroamericanos en armonía con la naturaleza.
De la Torre indicó que está prevista la instalación de 16 subestaciones de interconexión distribuidas en los seis países, por medio de las cuales no sólo puede enviarse sino también recibirse electricidad si hubiera escasez.
Honduras y Nicaragua debieron imponer racionamientos de electricidad de ocho y más horas diarias en años recientes debido al bajo nivel de aguas de las represas por causa de extensas épocas de sequía.
De la Torre añadió que una empresa sujeta a legislación privada bajo figura de sociedad anónima será propietaria de la línea de transmisión.
A esa entidad deberán pagar una especie de "peaje" las firmas del Estado y de particulares que operen como socios y requieran transportar energía entre los distintos países.
"El plan debe incentivar la ejecución de grandes proyectos energéticos aplazados por falta de mercado", comentó De la Torre.
En total, América Central tiene instalada una capacidad generadora de energía de 5.418 megavatios, de los que Costa Rica cuenta con 1.291 y Guatemala con 1.145.
El Salvador, que al igual que Nicaragua y Costa Rica comienza a explotar la energía geotérmica, tiene una instalación capaz de producir 943 megavatios, Panamá 910, Honduras 747 y Nicaragua 382.
De la Torre expresó confianza en que los parlamentos tramitarán sin mayores dilaciones el Tratado Marco firmado por los mandatarios y que entrará en vigencia una vez que por lo menos dos países colindantes lo ratifiquen. (FIN/IPS/ug/dg/en-if/97)
