(Artes y Espectáculos)

Las películas musicales han aportado sorpresas extrañas en los últimos meses.

Primero apareció Tom Hanks dirigiendo "That Thing You Do!", un film sobre un grupo musical al estilo de los Beatles. Le siguió Madonna como Evita Perón, y ahora tenemos a Woody Allen decidido a convertirse en el próximo Fred Astaire.

Por supuesto que nadie confundirá al neurótico Allen con el suave Astaire, especialmente cuando el primero baila junto a Goldie Hawn por los muelles del Sena en la nueva película que ha escrito y dirigido, "Everyone Says I Love You" (Miramax).

La pareja logra, sin embargo -gracias a un pequeño truco de estudio que hace volar a Hawn mientras canta "I'm Through with Love"-, recrear la magia de los mejores momentos de Astaire y Ginger Rogers.

El suave vértigo de los clásicos musicales de Hollywood aviva y permea a "Everyone Says I Love You", cuya historia sucede en la vida moderna de Nueva York, París y Venecia pero parece casi fuera de su tiempo.

Aunque la pareja central -interpretada por Alan Alda y Hawn- son miembros progresistas de la sociedad elegante de Nueva York y los otros caracteres van desde gángsteres hasta cantantes de rap, el espíritu del film recuerda a los musicales de los años 40 y 50.

Ni siquiera los mendigos sin hogar -y en la jugada más extraña de la película, una pila de cenizas en forma de cuerpo humano que danza- son ajenos al canto y al baile dentro de la luminosa visión de Nueva York que el film presenta al espectador.

Un elemento principal del jubiloso espíritu de esta película consiste en que cualquier ocasión puede propiciar un número de canto y baile.

Cuando Edward Norton, encarnando a un joven cortejante, va a comprar un anillo para su amada, todas las personas que están en la joyería se unen a su interpretación de "My Baby Just Cares for Me".

Más tarde, cuando su novia (interpretada por Drew Barrymore) se traga el anillo, la pareja entra a un hospital donde todos los pacientes, incluso los que están en camillas o usan muletas, cantan y bailan "Making Whoopee".

El truco resulta eficaz: el viejo jazz y la música popular vuelven a vivir, mientras la yuxtaposición del viejo estilo musical y los gustos modernos aporta su cuota parte de risa.

Los nuevos sonidos de Nueva York se encuentran con los viejos, ampliando la visión de un mundo que ya había sido presentado en anteriores películas de Allen inspiradas en esta ciudad.

"Everyone Says I Love You" también proporciona, sin embargo, una razón que explica por qué los musicales ya no están de moda en el cine estadounidense. Con excepción de Barrymore, cuya única canción está doblada, el elenco canta y baila sus propios números, a menudo con adorable incompetencia.

Julia Roberts, por ejemplo, registra una versión desafinada de "All My Life" que suena más bien como una canción infantil, mientras el propio Allen grita su breve parte en "I'm Through with Love".

Por fortuna la dirección de Allen, brillante y colorida, mantiene el film a flote, pese a que sus estrellas se esfuercen en vano por dar las notas correctas. También el gracioso libreto, increíblemente dislocado, mantiene al film centrado en las confusiones e incluso las tonterías del amor.

Una de las dos principales líneas argumentales del film se centra en el escritor Joe Berlin (Allen) y sus esfuerzos por conquistar a una mujer más joven que él -interpretada por Roberts- , a cuyas sesiones psiquiátricas ha tenido acceso.

La otra es la volubilidad de la joven Skyler (Barrymore), quien tiene que elegir entre dos cortejantes, uno bien convencional (Norton) y un convicto de la justicia (Tim Roth).

Lo mismo que en todos los viejos musicales, surgen decenas de obstáculos en el sendero del amor verdadero. Y lo mismo que en los films de Woody Allen, sin embargo, el verdadero tono de éste es sarcástico y filoso, con romances abandonados abruptamente, tan pronto como son ansiados.

El resultado general es de todas formas encantador, un éxito para Allen, cuya reputación se hundió en los últimos años en Estados Unidos debido a una enredada ruptura con la actriz Mia Farrow, un muy publicitado vínculo con la hija adoptiva de aquélla, Soon-Yi Previn, y algunos filmes amargos y cínicos.

Queda abierta, sin embargo, la pregunta de si los musicales volverán a ponerse de moda en Estados Unidos.

Ni "That Thing You Do!" ni la última versión cinematográfica de la ópera "Evita" de Andrew Lloyd Webber han demostrado ser grandes éxitos de taquilla, e incluso "Everyone Says I Love You" parece improbable que resulte un éxito financiero.

No obstante, ello no haría más que subrayar el excepcional nivel de las realizaciones de Allen.

Por primera vez, el escritor y director más conocido por su independencia de Hollywood ha hecho una película que recrea la verdadera gloria de la meca del cine de una forma que difícilmente alguno de los actuales estudios pudiera alcanzar. (FIN/IPS/tra-en/fah/arl/cr/97

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