INDIA: Fugaz pasaje de Hitler por un restaurante

Apenas dos semanas duró el cartel de «Hitler's Cross» (La Cruz de Hitler) al frente de un restaurante en Nuevo Mumbai, que había trastocado la imagen democrática de la sociedad de India y su aspiración de ser modelo de tolerancia para otros países del Sur en desarrollo.

Las fuertes protestas de la comunidad judía de la ciudad, unos 4.500 de los 5.500 que viven en India, obligaron a los propietarios del negocio gastronómico, Satish Sabhlok y Puneet Sabhlok, a cambiarle el nombre para colocar como nueva identificación "Café de la Cruz".

También se comprometieron a retirar otros símbolos nazis existentes en el lugar, como cruces gamadas, antes las manifestaciones críticas, a las que se sumaron el consulado de Israel en Mumbai y ciudadanos indios no judíos indignados por la glorificación del autoritarismo y el genocidio practicados por el régimen alemán de esa época.

Incluso para la ceremonia de apertura realizada el 18 de este mes se colocó una enorme fotografía de Adolf Hitler, con uniforme militar y la característica banda con la cruz nazi en el brazo, además de exhibir una pistola.

Se destacó la protesta de un miembro del gabinete de Nueva Mumbai, Ganesh Naik, quien declaró: "es un error garrafal que el nombre de un lugar honre a un hombre horrible como Hitler. Esa costumbre es totalmente contraria a nuestra cultura india".

La presión ejercida por los manifestantes ya había llevado a los dueños del lugar a retirar el día 23 el póster que habían ubicado en la ventana. Al principio los dueños se negaron a cambiar el nombre del restaurante, pero el jueves de la semana pasada reconocieron públicamente que el nombre era "inadecuado".

"De ninguna forma pretendimos glorificar a Hitler, sus atrocidades o su ideología y lamentamos el sufrimiento causado por la utilización de su nombre", dice la declaración.

Pero muchos defensores de los derechos civiles están horrorizados de que esa casa de comidas consiga buenos réditos con la utilización del nombre de Hitler.

"Hay muchas razones por las cuales las protestas debían tener la mayor dimensión posible", sostuvo el profesor de ciencias políticas, Kamal Mitra Chenoy, de la Universidad Jawaharlal Nehru.

"El nombre (del restaurante) ofendía profundamente la sensibilidad laica y democrática de los ciudadanos. La cuestión no es si 'Hitler's Cross' insulta a los judíos, sino que revelaba la falta de repugnancia hacia las flagrantes violaciones a los derechos humanos y los crímenes contra la humanidad cometidos por Hitler", indicó.

El nombre que tuvo la casa de comidas hasta el día 29 plantea asuntos que van más allá de la propiedad privada y del derecho de una persona a "ser propietaria" de un distintivo o una marca.

Los dueños del restaurante sostuvieron que tienen derecho a registrar "Hitler's Cross" como marca y declararon a la prensa que en India había otros 12 establecimientos que en su nombre incluían "Hitler", contando cinco en Mumbai.

El nombre del dictador alemán se utiliza para vender y promocionar comida en Nueva Delhi. Una cadena de restaurantes llamada "A Slice of Italy" (Una porción de Italia) vende una torta de chocolate especial llamada "Una por Hitler". Se deja que el biscochuelo absorba vodka durante la noche y luego se cubre con crema de chocolate irlandés, según un vendedor del establecimiento.

En la parte de arriba se representa el rostro de Hitler, supuestamente gracioso, con su tradicional bigote. "Una por Hitler" cuesta 11 dólares por kilogramo y no se aceptan pedidos de menos de dos kilogramos.

Lo que puede consternar e impactar no es sólo que algunos empresarios insensibles hayan lanzado una operación comercial cínica, centrada en la figura de Hitler, sino que muchos clientes frecuenten esos lugares sin que nada les parezca malo.

"Cuando se utiliza el nombre de una persona para un lugar público se hace porque esa persona representa algo bueno o porque se tiene cierta simpatía por él o ella. Poner el nombre de Hitler a un restaurante es ensalzar el personaje y 'normalizar' su repugnante legado: el genocidio y la matanza de personas inocentes", explica el politólogo Rajeev Bhargava, del Centro para el Estudio de las Sociedades en Desarrollo, de Delhi.

En India, Hitler no es una persona que concentre el odio. Quienes comparten la ideología de la organización masculina Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS) —un tipo de sociedad secreta que apoyó al Partido Bharatiya Janata nacionalista hindú, y que aún actúa como su mentora— admiran al dictador alemán.

El veterano líder Madhavrao Sadashivrao Golwalkar (1906-1973) de la RSS, glorificó a Hitler y lo colmó de elogios por perseguir sin temor su proyecto de regenerar a Alemania, mediante la reafirmación de la "pureza racial" de los arios y la eliminación de la comunidad judía.

Golwalkar consideró a la Alemania nazi como un modelo para India. Los miembros de la RSS más férreos nunca renegaron de él ni lo criticaron.

La RSS, fundada en 1925, sigue teniendo una presencia significativa en este país en tanto que corriente política oscurantista y se dedicó a recrear la gloria de la antigua India.

Los admiradores de Hitler también se encuentran en el otro extremo de la sociedad, entre la elite urbana actual que domina el sector empresarial, las profesiones y la administración.

Un ejemplo de ello es que los estudiantes que aspiran a ingresar a la importante Universidad St Stephen's Collage, de Delhi, deben responder quién es su héroe o modelo. "Fue impactante que 60 por ciento de los interesados mencionaran a Hitler", dijo a IPS el rector Anil Wilson.

La cifra es pasmosa. Muchos estudiantes justifican su elección aludiendo a la ferocidad del nacionalismo de Hitler: le devolvió autoestima a Alemania, librándola de la humillación acumulada tras el tratado de Versalles (de 1919 que puso fin a la Primera Guerra Mundial entre los países Aliados y Alemania): La matanza de seis millones de judíos fue mayormente considerada como "daños colaterales".

"Esto es testimonio de una veta de autoritarismo presente en la elite india o, al menos, su fascinación y admiración por métodos de gobierno antidemocráticos y de mano dura", sostiene Bhargava. "El peligro es que la inauguración de 'Hitler's Cross' pueda desatar una ola histérica de nacionalismo autoritario, reforzado por el nacionalismo hindú".

Muchos indios de clase alta creen que un dictador puede resolver la enorme cantidad de problemas que tiene el país.

Un ejemplo innegable de ello es el abogado N. A. Palkhivala quien protestó contra la ley de emergencia de Indira Gandhi de mediados de los 70. Hasta el final de sus días, Palkhivala abogó por un modelo "a la Singapur" o una importante dosis de autoritarismo para India.

Los sociólogos relacionan esta veta autoritaria con las raíces de la elite india, el sistema jerárquico de castas imperante en este país.

Muchas personas de las castas superiores y de las clases altas no se reconciliaron totalmente con la democracia, ni siquiera con la idea de que sus chóferes y cocineros tengan el mismo derecho que ellos al voto.

"Esto requiere una profunda reflexión crítica de la sociedad india", dijo Chenoy.

"Es muy grave elogiar a Hitler. Pero esto no se puede separar de la política económica neoliberal india. La tentación de usar cínicamente todos y cualquier símbolo con fines lucrativos crecerá en el marco de las políticas neoliberales, aun si eso incluye la divulgación de métodos fascistas crueles. Llegó la hora de repensar la dirección que están tomando los procesos políticos, económicos y sociales en India", sostuvo.

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