El gobierno interino de Haití estrechó su base al no integrar a miembros de Lavalas, considerado el mayor partido político del país y al que pertenece el depuesto presidente Jean-Bertrand Aristide.
El nuevo gobierno fue investido en Puerto Príncipe casi tres semanas después de que el democráticamente electo Aristide fuera conducido en un avión fuera del país, según él, secuestrado por militares estadounidenses.
El nuevo primer ministro respaldado por Estados Unidos, Gerard Latortue, prometió desde los acontecimientos del 29 de febrero que Lavalas y otros grandes partidos serían incluidos en el gobierno. Pero, al parecer, cambió de opinión.
Latortue eligió sabiamente, dijo el embajador de Estados Unidos, James Foley, presente en la ceremonia.
El diplomático declaró que el nuevo gobierno podría contar con asistencia significativa del gobierno de George W. Bush y de las mismas instituciones financieras internacionales que se la negaron a Aristide a instancias de Washington.
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La ceremonia del miércoles se registró dos días después de que Aristide llegara a Jamaica desde su exilio en República Centroafricana, a bordo de un avión arrendado por sus simpatizantes estadounidenses, entre ellos la diputada Maxine Waters.
Aristide, quien insistió en que fue conducido contra su voluntad fuera de su país por Estados Unidos, dijo que pretende permanecer en Jamaica entre ocho y 10 semanas. E insistió en que continúa siendo el legítimo presidente haitiano.
El gobierno de Jamaica y la Comunidad del Caribe (Caricom) reclama una investigación internacional independiente sobre las circunstancias que rodearon la caída de Aristide.
El reclamo es apoyado por Sudáfrica y la Unión Africana (UA), así como legisladores del opositor Partido Demócrata estadounidense, en especial los pertenecientes al Bloque de Congresistas Negros. Pero la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no ha actuado aún, pues no recibió una solicitud oficial al respecto.
KIngston no ha reconocido aún al gobierno interino en Puerto Príncipe. Cuando el primer ministro Percival J. Patterson anunció que se le permitiría a Aristide viajar a Jamaica, Latortue convocó al embajador haitiano y suspendió los vínculos formales.
Estados Unidos también cuestionó la decisión jamaiquina, a la que el embajador Foley consideró desestabilizadora.
La Caricom también rechazó los llamados de Washington a cooperar con una fuerza multilateral que patrulla Haití y que hasta ahora incluye 1.500 marines estadounidenses y otros 1.00 soldados de Canadá, Chile y Francia.
Las tropas extranjeras han restringido sus movimientos a la capital, donde han sido objeto de agresiones de supuestos simpatizantes de Lavalas pobremente armados.
Los soldados aún no se han trasladado al interior o a otros poblados, algunos de los cuales están bajo control de los insurgentes cuyo asedio sobre Puerto Príncipe precedió la caída de Aristide.
En sus filas figuran ex soldados y paramilitares acusados por activistas de derechos humanos de haber asesinado a cientos de militantes del partido de Aristide, el primer presidente democráticamente electo de Haití, durante la última dictadura militar (1991-1994).
La exclusión de Lavalas podría inflamar la ya polarizada situación..
La mayoría de los expertos consideran que el partido de Aristide es, por lejos, el mayor de Haití, y que es el único que ha representado históricamente los intereses de los pobres que constituyen la vasta mayoría de los ocho millones de habitantes.
El plan era tratar de iniciar la reconciliación, pero debería haber, al menos, una sincera expresión de aceptación de Lavalas como organización, dijo Yvon Neptune, el primer ministro de Aristide, quien renunció la semana pasada para abrir camino a Latortue.
El actual primer ministro interino es un ex funcionario de la ONU y empresario formado en Estados Unidos que vivió la mayor parte de su vida adulta en el país norteamericano. Después de asumir el cargo, el gobernante llamó a elecciones para dentro de seis u ocho meses.