La FAO propone invertir más y gestionar mejor la pesca en el mundo

Pescadores artesanales en el Atlántico sur cerca de Ciudad del Cabo, Sudáfrica. África necesitará más que triplicar su acceso a productos animales acuáticos si quiere que su población iguale en el año 2050 el actual promedio mundial de consumo de pescado, de 20,7 kilos anuales por persona. Imagen: Tommy Trenchard / FAO

SIRACUSA, Italia – Sostener a la pesca y a la acuicultura como claves en la lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo requiere invertir en la “transformación azul” del sector y mejorar la gestión de los recursos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Los estudios de la FAO “reflejan seriamente el desafío que supone alimentar al mundo, lo que requiere grandes inversiones y transformaciones en el sector”, afirmó Máximo Torero, economista jefe de la organización.

Torero presentó sus cifras y datos ante la reunión de ministros de Agricultura del Grupo de los 7 (G7), que integran Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido.

La producción acuícola y pesquera mundial se cifra en 223,2 millones de toneladas anuales (cifras de 2022), lo que comprende 185,4 millones de toneladas de animales acuáticos y 37,8 millones de toneladas de algas.

Por primera vez la producción animal acuícola, con 94,4 millones de toneladas (51 %) superó a la pesca de captura.

El consumo de alimentos acuáticos ha estado en constante aumento, y el de animales acuáticos fue de 162,5 millones de toneladas en 2021, estimándose que en 2022 el consumo per cápita llegó a 20,7 kilogramos, cuando en 1961 era de solo 9,1 kilos.

Solo para garantizar que el consumo de alimentos de animales acuáticos en 2050 se mantenga en los niveles actuales, dado que se proyecta que la población mundial (8200 millones en 2024) aumentará a 9700 millones para entonces, el suministro global requeriría un aumento de 22 %, dijo Torero.

Además, las tasas de consumo y el crecimiento futuro de la población difieren entre regiones. En África, por ejemplo, se necesitaría aumentar en 74 % el suministro de alimentos acuáticos para mantener el ritmo de las tasas actuales de consumo per cápita.

Para llevar en 2050 las tasas de consumo de África al promedio mundial actual de 20,7 kilos por persona, se requeriría un crecimiento de 285 % en la provisión de animales acuáticos.

Esas cifras “están en el núcleo del llamamiento de la FAO a invertir en una Transformación Azul, para un mundo en el que los alimentos acuáticos desempeñen un papel más significativo a la hora de acabar con el hambre y la pobreza”, dijo Torero.

Advirtió de que a pesar del papel creciente de la acuicultura en el sector, la pesca de captura marina sigue siendo vital para la alimentación, los medios de vida y el desarrollo sostenible.

Pero, al mismo tiempo, su sostenibilidad es una preocupación constante. En 2021, se estimó que 62,3 % de las poblaciones marinas explotadas se pescaban dentro de niveles biológicamente sostenibles, lo que supuso un deterioro de 2,3 % con respecto a la evaluación apenas dos años antes.

Ese hallazgo pone de relieve la necesidad de que todas las poblaciones de peces se sometan a una gestión eficaz. “Es un objetivo clave de la visión de la Transformación Azul de la FAO, importante herramienta para revertir los fallos de sostenibilidad” en el sector, apuntó el experto.

Destacó por otra parte que la producción acuática no solo es crucial para la seguridad alimentaria y la nutrición, sino también para el suministro de medios de vida, el comercio y el desarrollo sostenible.

El sector emplea directamente a 62 millones de personas, más de 90 % de ellas en operaciones de pesca en pequeña escala, lo que pone de relieve la necesidad de tener en cuenta sus necesidades específicas y garantizar su plena participación en el diseño y la aplicación de políticas y medidas de gestión.

Si se incluye a quienes participan en toda la cadena de valor de la producción acuática y sus dependientes, se estima que alrededor de 600 millones de personas dependen del sector para su sustento, la gran mayoría en el mundo en desarrollo.

Si bien solo 24 % de los empleados en el sector primario son mujeres, esa cifra aumenta a 62 % en el caso de los trabajadores poscosecha.

Torero resaltó que los enfoques transformadores de género no solo cambian la forma en que se entiende la pesca y la acuicultura, sino también la forma en que se configuran instituciones, políticas y acciones para lograr la igualdad y la equidad.

Insistió finalmente en que en medio del aumento proyectado en la demanda de alimentos acuáticos es necesario asegurar que un mayor crecimiento sea sostenible, equitativo y acorde las necesidades de seguridad alimentaria y de nutrición donde ellas sean más urgentes.

A-E/HM

 

 

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