Suben la demanda y la producción de cocaína en el mundo

La policía española exhibió el pasado diciembre en Madrid 11 toneladas de cocaína incautadas en contenedores marítimos en sus regiones de Galicia y Valencia. La demanda del alcaloide, su producción y el área de cultivo de coca se han incrementado, en un contexto de auge del consumo de drogas en el mundo. Imagen: Policía Nacional

VIENA – La demanda y la producción sin precedentes de cocaína y la aparición de potentes opioides sintéticos están agravando el problema de las drogas en todo el mundo, indicó la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd) en su informe presentado este miércoles 26.

Ghada Waly, directora ejecutiva de la Onudd, deploró al presentar el Informe Mundial sobre las Drogas que “la producción, el tráfico y el uso de drogas siguen exacerbando la inestabilidad y la desigualdad, al tiempo que causan daños incalculables a la salud, la seguridad y el bienestar de las personas”.

En 2022 se produjo una nueva cifra récord de 2757 toneladas de cocaína, lo que representa un aumento de 20% respecto a 2021 y el triple de los volúmenes de 2013 y 2014.

El cultivo mundial de arbusto de coca aumentó 12 % entre 2021 y 2022, hasta alcanzar las 355 000 hectáreas.

El auge de la oferta y demanda de la cocaína, gracias a su abaratamiento, ha provocado una escalada de violencia en los estados a lo largo de la cadena de suministro, principalmente en Ecuador y los países del Caribe, y más problemas de salud en los países de destino, incluidos los de Europa occidental y central.

La cocaína llega a todo el mundo: más de 90 % de los países han hecho incautaciones que, en total, están en niveles récord de 2000 toneladas.

Ecuador ha sido testigo de una ola de violencia en los últimos años vinculada tanto a grupos delictivos locales como transnacionales, sobre todo de México y los países balcánicos, destacó el informe.

Las incautaciones de cocaína y las tasas de homicidio se quintuplicaron entre 2019 y 2022 y las cifras más altas se dieron en las zonas costeras utilizadas para el tráfico de la droga hacia América del Norte y Europa.

En el Caribe, los aumentos en las incautaciones de cocaína también fueron en paralelo con un aumento de los homicidios, en gran parte debido a la creciente competencia entre las bandas criminales por los mercados de drogas.

Mientras que el consumo en Estados Unidos parece estar cayendo, en Europa ha aumentado 80% desde el 2011, según los análisis de aguas residuales en esa región.

Por otra parte, la aparición de nuevos opioides sintéticos está provocando un aumento de las muertes por sobredosis y complicando la lucha contra el narcotráfico.

Los nitazenos, unos opioides más poderosos que el fentanilo, están provocando numerosas sobredosis en América, Europa occidental y Oceanía.

“Son más baratos de producir que la heroína, no se necesitan grandes cantidades para el consumo y tienen un potencial adictivo más alto”, explicó Angela Me, directora de Investigación y Análisis de la Unod, como también se conoce a la Onudd, en la presentación del informe.

La expansión de esa sustancia ha coincidido con la prohibición en Afganistán de la producción de opio (base de la heroína), que cayó 95 %, y ha dejado a Myanmar (también conocida con el antiguo nombre de Birmania) como el principal productor.

La Onudd dice que es demasiado pronto para saber los efectos a largo plazo que la prohibición en Afganistán puede tener en factores como la pureza de la heroína, pero “probablemente hará que los usuarios prueben otros opioides, lo que podría llevar a un aumento de las muertes por sobredosis”.

La crisis de las sobredosis en América del Norte parece haberse estabilizado desde 2021, tras un decenio de aumentos, pero a nivel global las muertes relacionadas con los opioides se mantienen en niveles históricamente altos, según la entidad.

En conjunto, el consumo de drogas en el mundo aumentó 20 % en la última década hasta alcanzar los 292 millones de usuarios en 2022.

Aunque el consumo de cocaína es el que más crece, en números totales, el cannabis (marihuana) sigue siendo la droga más usada, con 228 millones de consumidores.

Le siguen los opioides con 60 millones, anfetaminas 30 millones, cocaína 23 millones y éxtasis 20 millones (hay adictos a más de una droga).

Si bien alrededor de 64 millones de personas en el mundo sufren de trastornos por el uso de drogas, solo una de cada 11 recibe tratamiento.

Las mujeres tienen menos acceso al tratamiento que los hombres: solo una de cada 18 recibe tratamiento en comparación con uno de cada siete hombres.

Se estima que en 2022 siete millones de personas tuvieron algún contacto formal con la policía (arrestos, amonestaciones, apercibimientos) por delitos relacionados con las drogas, de los cuales cerca de dos tercios se debieron al uso o a la posesión de drogas para su consumo.

Además, 1,6 millones de personas fueron sentenciadas por estos delitos en 2022, aunque hay diferencias significativas entre regiones.

Algunas zonas fronterizas de América Latina y Asia se han convertido en centros neurálgicos de grupos de narcotraficantes que expanden su actividad para abarcar otras formas de delincuencia, como la trata de personas para obligarlas a delinquir y los delitos que afectan al medio ambiente.

Las comunidades desplazadas, pobres y migrantes están sufriendo las consecuencias de esta inestabilidad, viéndose obligadas en ocasiones a recurrir al cultivo de opio o a la extracción ilegal de recursos para sobrevivir, cayendo en la trampa de endeudarse con grupos delictivos o en el autoconsumo de drogas, dice el informe.

Esas actividades ilícitas contribuyen a la degradación ambiental mediante la deforestación, el vertido de desechos tóxicos y la contaminación química.

El informe también expone la preocupación de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes por la tendencia a la legalización del uso recreativo del cannabis.

Hasta enero de 2024, Canadá, Uruguay y 27 jurisdicciones de Estados Unidos habían legalizado la producción y venta de cannabis para fines no médicos.

Según el informe, en Canadá y Estados Unidos, el consumo nocivo de la droga se ha acelerado, como muestran datos sobre hospitalizaciones y trastornos psiquiátricos.

Finalmente, el informe señala un “renacimiento” de los psicodélicos. La investigación sobre el uso terapéutico de sustancias psicodélicas, y su uso en retiros espirituales, viajes y festivales, están contribuyendo al floreciente interés comercial y al uso no supervisado, “cuasi terapéutico” y no médico de psicodélicos.

A-E/HM

 

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