Fuerza de la ONU llega a Haití para combatir a las pandillas

Un contingente de efectivos de Kenia desembarca en Puerto Príncipe para iniciar el despliegue de una fuerza multinacional destinada a labores de seguridad en el atribulado país caribeño. De manera progresiva uniformados de otros países africanos y caribeños se sumarán a la lucha contra las pandillas. Imagen: Voa-Tvx

PUERTO PRÍNCIPE – Un primer contingente de unos 200 efectivos policiales de Kenia, respaldado por las Naciones Unidas, desembarcó en Haití este martes 25, con la misión de combatir a las pandillas que han asolado al país caribeño y ayudar a la estabilidad de sus instituciones.

El primer ministro haitiano, Garry Conille, les dio la bienvenida y en su cuenta de la red social X @ConilleGarry saludó “la determinación del Gobierno de Kenia y de su pueblo de apoyar a Haití en la lucha contra la inseguridad que corroe a la sociedad”.

“El Gobierno y el pueblo haitiano esperan que esta misión multinacional sea la última que contribuya a estabilizar el país para que pueda renovar su personal político y volver a una democracia efectiva (…) Viva la solidaridad entre los pueblos”, agregó.

Los efectivos de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (Mmas) descendieron del avión de Kenya Airways que los trajo desde Nairobi vistiendo uniformes de camuflaje y portando sus armas y mochilas, como demostración de su disposición de incorporarse de inmediato a tareas de seguridad.

“El Gobierno y el pueblo haitiano esperan que esta misión multinacional sea la última que contribuya a estabilizar el país para que pueda renovar su personal político y volver a una democracia efectiva”: Garry Conille.

La Mmas estará dirigida por Kenia, que aportará hasta 1000 de sus policías, y en fases se les sumarán centenares de uniformados de Bahamas, Bangladesh, Barbados, Benin, Chad y Jamaica, hasta completar una fuerza de 2500 efectivos.

El despliegue de esta fuerza fue autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU en octubre de 2023, tras pedidos del propio gobierno haitiano y de países de América y Europa –incluida la Comunidad del Caribe de la que es socio Haití- para tratar de contener la violencia y el control del país por decenas de bandas criminales.

Desde entonces, la violencia protagonizada por las pandillas en este país de 11,5 millones de habitantes, de los cuales poco más de un millón en Puerto Príncipe, ha forzado a unas 580 000 personas a dejar sus hogares, según agencias de la ONU.

Solo en los primeros tres meses de este año más de 2500 personas murieron o resultaron heridas, un aumento de más del 50% respecto al mismo período de 2023.

El país, el más pobre del hemisferio, atraviesa una crisis signada por hambre, escasez y carestía de alimentos, violencia, brotes de enfermedades, magros servicios de salud y educación, y secuelas de desastres naturales, que han colocado a unos 4,4 millones de personas como necesitadas de ayuda humanitaria urgente.

A finales de abril una reunión de países del Caribe, Brasil, Canadá, Estados Unidos, México, Francia y la Unión Europea pactó la renuncia del entonces primer ministro Ariel Henry –jefe del Ejecutivo tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021- y estableció una presidencia colegiada de nueve miembros.

Esa presidencia designó este junio a Conille, un exfuncionario de la ONU, como nuevo primer ministro, y un nuevo gabinete está asumiendo funciones.

Según lo convenido en abril, una misión central del gobierno de transición, hasta febrero de 2026, será recomponer las instituciones para que sea elegido un nuevo gobierno democrático, con la ayuda de la Mmas que inicia su despliegue.

Se estima que la Mmas tendrá un costo de 600 millones de dólares, de los que apenas se ha reunido una pequeña parte entre países interesados. Estados Unidos anunció apoyos por hasta 300 millones de dólares y ayuda en acondicionar instalaciones de base, pero descartó que pueda sumar efectivos a la fuerza.

La actual es la cuarta intervención de una fuerza armada extranjera en Haití en los siglos XX y XXI, comenzando por la ocupación estadounidense entre 1915 y 1934. Estados Unidos envió tropas en 1993 y 1994 para tratar de sostener a gobiernos civiles, y la ONU mantuvo una fuerza multinacional entre 2004 y 2017.

El presidente estadounidense Joe Biden produjo una declaración según la cual la misión “traerá el alivio que tanto necesitan los haitianos”.

“El futuro de Haití depende del retorno a la gobernabilidad democrática. Si bien es posible que estos objetivos no se logren de la noche a la mañana, esta misión brinda la mejor oportunidad de lograrlos”, reza la declaración de Biden, cuyo país es destino de una afanosa migración por parte de miles de haitianos.

Dentro de Haití grupos armados ilegales, que se financian y dotan de armas mediante robos, extorsiones, secuestros y narcotráfico según las autoridades, habían anunciado que resistirán a la Mmas, y el jefe de la coalición “Vivir juntos”, Jimmy Chérizier, conocido como Barbecue, incluso advirtió sobre un “baño de sangre”.

En los últimos días, sin embargo, Chérizier cambió el tono y planteó que el problema clave de Haití “solo se puede resolver a través del diálogo”.

“En lugar de lanzar operaciones, deberíamos llevar a cabo el saneamiento de los barrios y el desbloqueo de carreteras. Prometo que nos quedaremos en nuestros reductos si este gobierno quiere hacer las cosas de otra manera”, dijo Chérizier.

Por su parte, el Buró Integrado de las Naciones Unidas para Haití dio la bienvenida a la fuerza keniana como “un paso crucial en la lucha para restaurar la seguridad en la capital haitiana y sus alrededores, y proteger los derechos de los haitianos”.

A-E/HM

 

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