AUSTRALIA: Fisuras étnicas en una sociedad eurasiática

Australia siempre padeció un problema de identidad: está situada en el sur pero se considera parte del norte, y aunque está en el este, se la ve como un país occidental.

Hoy en día, mientras este vasto país-continente procura dejar atrás su herencia de la colonia británica para integrarse a las naciones del este asiático, no puede librarse de la xenofobia y las divisiones étnicas.

La costa norte de Australia dista sólo 400 kilómetros de Indonesia y, aunque los australianos blancos no lo admitan abiertamente, muchos temen transformarse algún día en minoría si se permite que continúe el influjo de ciudadanos procedentes de los populosos países asiáticos.

Aún se sienten las repercusiones del discurso, hace dos meses, de una nueva legisladora, la cual advirtió que Australia está en peligro de "ser tragada por los asiáticos".

En la campaña electoral de este año, Pauline Hanson utilizó una retórica xenofóbica y racista para catapultarse al parlamento federal, en Canberra.

Cuando logró su propósito, lo primero que hizo fue pronunciar un discurso llamando a la interrupción de la inmigración asiática y a la reducción de subsidios para los grupos aborígenes australianos, desatando una gran polémica y una nueva ola de ataques racistas.

La disputa subsiguiente provocó una polarización de la opinión pública australiana, dividida ahora en populista y liberal, agitó al nuevo parlamento, dañó las relaciones de Canberra con los países de Asia y perjudicó a la industria turística, que depende de los visitantes asiáticos.

Quizá un comentario al pasar de una legisladora novata habría pasado desapercibido de no ser por la reticencia del primer ministro John Howard a condenarlo inmediatamente.

La prensa internacional informó sobre la creciente ola de racismo en Australia, y periódicos de Jakarta, Bangkok, Kuala Lumpur y Hong Kong publicaron airados editoriales.

"La reacción del gobierno, la oposición y el pueblo australianos (a las declaraciones de Hanson) será observada de cerca por los países de Asia", advirtió The Bangkok Post.

En la propia Australia, no pasó un solo día sin que los periódicos, las radios o los canales de televisión informaran sobre las repercusiones de las explosivas declaraciones.

Si bien la mayoría de las publicaciones y programas han sido críticos hacia Hanson y la acusan de racista, los lectores, oyentes y televidentes se han manifestado predominantemente en favor de la legisladora.

En un programa de entrevistas de Sidney, 71 por ciento de los televidentes que llamaron apoyaron a Hanson y se hicieron eco de sus sentimientos antiasiáticos.

Mientras, altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores culparon a la prensa por llevar los comentarios de Hanson "fuera de contexto" y "avivar las llamas" del racismo, en una reunión con un grupo de periodistas asiáticos.

"Si un periódico australiano hubiera escrito la mitad de lo que se publicó en los diarios asiáticos, se habría producido un cataclismo", observó un funcionario del Ministerio, con parte de razón.

La política de inmigración vigente en Australia hasta hace 30 años, que sólo permitía el ingreso de los blancos, le valió al país la calificación de "la Sudáfrica de Asia".

Pero desde entonces, la posición multiculturalista y abierta a la inmigración hizo de Australia una de las naciones con más tolerancia racial del mundo. Algunos países asiáticos, por otra parte, tienen políticas abiertamente racistas o que favorecen a las mayorías étnicas.

Sólo 4,6 por ciento de los 18 millones de habitantes de Australia son de origen asiático. En 1995, los asiáticos representaron 40 por ciento de los 110.000 extranjeros que ingresaron al país.

De acuerdo con las cifras actuales, se estima que los asiáticos constituirán menos de ocho por ciento de la población en los próximos 35 años.

Sin embargo, más de la mitad de los australianos encuestados por un periódico de Sidney tras las declaraciones de Hanson manifestaron su deseo de reducir la inmigración asiática.

El motivo de esta postura podría ser que, aunque constituyen una pequeña proporción de la población, los inmigrantes asiáticos se duplicaron en los últimos 10 años, y además tienden a congregarse en centros urbanos, haciéndose más visibles.

Algunos australianos de origen asiático admiten que los comentarios de Hanson alimentaron el racismo por razones de ignorancia.

Pero los gobiernos pueden reducir legítimamente la inmigración cuando la paz de una sociedad multicultural está en peligro, opinó Ramesh Thakur, director del Centro de Investigaciones sobre Paz de la Universidad Nacional Australiana.

"Ninguna política gubernamental puede alejarse demasiado de la postura de la sociedad. Es más importante asegurar un tratamiento justo y equitativo a los inmigrantes que ya están que insistir en aumentar su proporción pese a la oposición de la comunidad, aun si es racista e ignorante", comentó Thakur. (FIN/IPS/tra- en/kd/cpg/ml/ip-pr/96

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