El crecimiento del comercio dentro de América Latina demuestra que los procesos de integración permiten contrarrestar las prácticas proteccionistas impuestas fuera de la región, según el Sistema Económico Latinoamericano (SELA).
Un documento de la secretaría permanente de la organización regional destaca que el desarrollo de los procesos de la integración explica el desempeño comercial favorable entre los países de América Latina y el Caribe.
El trabajo destaca, además, el auge de las inversiones recíprocas entre los países latinoamericanos como ejemplo de "regionalismo abierto", modalidad de relacionamiento que se impone en el área.
El estudio fue presentado este miércoles para su análisis en la XXII reunión ministerial del Consejo Latinoamericano del SELA, que se celebrará en Montevideo entre los días 24 y 25.
Técnicos del organismo se reunieron previamente en la capital de Uruguay desde el martes 22 para considerar los documentos y diseñar propuestas.
Según el estudio, el comercio intrarregional pasó de 16.000 millones de dólares en 1990 a casi 40.000 millones en 1995, lo que representa un crecimiento del 150 por ciento.
A juicio del SELA, uno de los componentes fundamentales de ese aumento fue el freno a las "cada vez más sofisiticadas prácticas proteccionistas" de los países industrializados.
La organización sostuvo que la integración de toda la región es una alternativa mejor que los sistemas subregionales y bilaterales, dados los beneficios que ofrecen las economías de escala y de especialización.
Una articulación más precisa entre esos esquemas de integración permitirá afrontar con mayor éxito las dificultades que surgen de la diversidad de normas comerciales que causa la superposición de esquemas y acuerdos de liberalización intrarregional.
El documento sostiene que los acuerdos comerciales de alcance regional o hemisférico "adquieren cada vez más importancia" ante el avance de los proyectos de libre comercio a gran escala en otras regiones del mundo, como en el área de Asia y el Pacífico.
"Es innegable" que la convergencia de los procesos de integración de la región tenderá a fortalecer la capacidad intelocutora de América Latina y el Caribe y a "contrarrestar mejor las prácticas proteccionistas" en el resto del mundo, según el informe.
Las exportaciones recíprocas entre los once países que componen la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) pasaron de 10,8 por ciento del total del comercio regional en 1990 a 17,5 por ciento en 1995.
Los países integrantes de la ALADI son Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
En el mismo período, la participación de las exportaciones entre los cinco países de la Comunidad Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) dentro de las ventas totales de ese bloque aumentó de 4,1 por ciento a 11,9 por ciento.
Mientras tanto, el comercio entre los países del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, pasó de 8,9 por ciento del total de las exportaciones de esas naciones a 22 por ciento.
Actualmente existen en el hemisferio cuatro uniones aduaneras en proceso. Se trata de la Comunidad Andina, el Mercado Común Centroamericano, la Comunidad y el Mercado Común del Caribe y el Mercado Común del Sur.
La semana pasada comenzaron las negociaciones entre el Mercosur y la Comunidad Andina para establecer una zona de libre comercio conjunta en un plazo de 10 años.
En la Cumbre de las Américas celebrada en 1994 en Miami, Estados Unidos, 34 jefes de Estado y de gobierno de los países del hemisferio occidental resolvieron iniciar de inmediato la construcción del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), para lo cual establecieron el 2005 como plazo máximo.
El SELA también destacó que las inversiones recíprocas entre los países de América Latina y el Caribe exhiben un gran dinamismo en los últimos años.
El flujo de capitales intrarregionales refleja algunas de las tendencias de "regionalismo abierto", como se denomina al proceso de relaciones recíprocas entre los países de América Latina basado en acuerdos de carácter preferencial (como los de integración) y en políticas de liberalización, observó el SELA.
Con este planteamiento se procura "que las políticas explícitas de integración sean compatibles con las políticas tendentes a elevar la competitividad internacional y que la complementen".
Para el SELA, lo que diferencia al regionalismo abierto de la apertura y de la promoción indiscriminada de exportaciones es que comprende un ingrediente preferencial, reflejado en los acuerdos de integración y reforzado por la cercanía geográfica y la afinidad cultural de los países de la región.
De esta manera, según el organismo, "se pretende conciliar la mejor inserción internacional con la profundización de nexos de interdependencia entre los países de la región".
De todos modos, aunque no se produzca "ese escenario óptimo", el regionalismo abierto "cumpliría una función importante como mecanismo de defensa de los efectos eventuales de presiones proteccionsitas de mercados extrarregionales".
Además, esta modalidad de vinculación significaría "un avance parcial hacia el interior de la región, del tipo de relacionamiento que se persigue a nivel planetario".
Aun cuando no se establezca un vínculo entre los lazos internacionales y regionales, el regionalismo abierto cumple un papel fundamental, según el SELA. En este marco, no solo ha crecido el comercio, sino también las inversiones intrarregionales. (FIN/IPS/rr/mj/if/96