NACIONES UNIDAS – El primer ministro de Nepal, Khagda Prasad Sharma Oli, renunció a su cargo este martes 9, tras la violenta represión de las protestas juveniles contra la corrupción, que dejó al menos 19 muertos y cientos de heridos, dando lugar a llamamientos urgentes de las Naciones Unidas a la moderación y el diálogo.
Las manifestaciones se extendieron por todo el país y fueron incendiados edificios gubernamentales -incluido el Parlamento en Katmandú, la capital nepalí- y oficinas de partidos políticos, entre ellos el Comunista Marxista-Leninista Unificado, de Sharma Oli.
Las casas de algunos líderes políticos fueron atacadas, las comisarías fueron invadidas y el aeropuerto internacional fue cerrado.
Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres, declaró que el titular de la organización está muy consternado por la pérdida de vidas en Nepal y exhorta a la moderación para evitar una mayor escalada.
“Las autoridades deben cumplir con las leyes internacionales de derechos humanos, y las protestas deben desarrollarse de forma pacífica, respetando la vida y la propiedad”, dijo Dujarric, aludiendo a imágenes provenientes de Nepal.
Los disturbios, se iniciaron el lunes 8 bajo el nombre de “protesta de la Generación Z” (nacidos entre finales de los años 90 y principios de la década de 2010), contra la corrupción rampante, el nepotismo y las restricciones a las redes sociales.
El gobierno había decidido bloquear plataformas como WhatsApp, Facebook, X, Instagram y YouTube, a la espera de regulaciones sobre control de mensajes de odio o informaciones falsas en esas redes. Cuando el lunes decidió dar marcha atrás, ya las protestas y la represión se habían desencadenado.
La protesta y los desórdenes se intensificaron rápidamente tras la agresiva respuesta de las fuerzas de seguridad. La mayoría de los muertos y heridos eran jóvenes manifestantes que recibieron disparos de la policía. Muchos lesionados permanecen hospitalizados en estado crítico.
En Ginebra, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, se declaró “consternado por la escalada de violencia y el uso innecesario y desproporcionado de la fuerza” contra los manifestantes.
“El diálogo es la mejor y única manera de abordar las preocupaciones del pueblo nepalí. Es importante que se escuchen las voces de los jóvenes”, enfatizó.
Expresó que le preocupan los ataques y, en algunos casos, incendios a edificios públicos, negocios y residencias privadas, así como los informes de agresiones físicas contra altos funcionarios del gobierno.
Türk instó a las fuerzas de seguridad a mostrar moderación y a los manifestantes a abstenerse de actos destructivos.
Según informes de prensa, el primer ministro fue evacuado en helicóptero de su residencia oficial y su dimisión se anunció poco después.
Varios ministros federales y provinciales, así como parlamentarios, también han renunciado en protesta por la gestión de las manifestaciones, lo que ha agravado las consecuencias políticas.
Las protestas marcan las más recientes e intensas de una serie de movilizaciones juveniles en Nepal en los últimos años. Estudiantes y jóvenes profesionales han salido repetidamente a las calles para exigir responsabilidades a la clase política.
El presidente Ramchandra Paudel, del partido socialdemócrata Congreso Nepalí, ha iniciado la búsqueda de un nuevo primer ministro, y ha llamado a conversaciones a dirigentes de la protesta callejera.
Nepal, de 147 000 kilómetros cuadrados y 29 millones de habitantes, enclavado en la cordillera del Himalaya y con India y China como vecinos, fue durante siglos una monarquía, hizo parte del imperio británico y desde 2008 se reconvirtió en una república, dirigida por gobiernos de partidos comunistas o socialdemócratas.
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