Un nuevo amanecer en Kenia para los derechos y la integración de los refugiados

Refugiados se reúnen para dar su opinión sobre el Plan Shirika establecido por el gobierno de Kenia para ellos, durante una reunión de partes interesadas en el programa, celebrada en la ciudad de Nakuru, al oeste de Nairobi, en febrero de 2025. Imagen: Jackson Okata / IPS

NAIROBI – Cuando Jean Baremba llegó a Kenia en 2018, esperaba reconstruir una vida destrozada por la guerra en el este de la República Democrática del Congo (RDC).

Este hombre de 42 años y padre de cuatro hijos cuenta que huyó de la RDC para salvar a sus hijos tras la muerte de su madre en un ataque perpetrado por combatientes rebeldes en su aldea en 2017.

«Los rebeldes reclutaban a la fuerza a los hombres para luchar en su ejército. Los que se resistían eran asesinados y sus propiedades incendiadas. Yo logré escapar, pero, por desgracia, mi esposa perdió la vida», relató Baremba a IPS.

Baremba, un hábil carpintero, y sus cuatro hijos llegaron al campo de refugiados de Kakuma, a 798 kilómetros al noroeste de Nairobi, la capital de Kenia.

«A pesar de todas las dificultades, Kakuma me ha dado una segunda vida y me ha devuelto la esperanza», añadió.

Un reto creciente

Kenia acoge a aproximadamente 836 907 refugiados y solicitantes de asilo, de los cuales  51 % reside en el campo de refugiados de Dadaab, 36 % en el campo de refugiados de Kakuma y 13 % en zonas urbanas. Del total, 73 % son refugiados y 27 %, solicitantes de asilo.

A lo largo de los años, el número cada vez mayor de personas que buscan refugio en Kenia, especialmente procedentes de la región de los Grandes Lagos, ha seguido ejerciendo presión sobre este país del África Oriental, en un contexto de reducción de la ayuda y el apoyo humanitarios y de los donantes internacionales.

El Departamento de Servicios para Refugiados de Kenia tiene 220 000 solicitudes pendientes de refugiados y solicitantes de asilo.

Inicialmente, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) se encargaba de la gestión de los solicitantes de asilo, pero el gobierno keniano asumió esta responsabilidad en 2021 tras la aprobación de la Ley de Refugiados.

Para resolver la crisis de los refugiados, el gobierno keniano puso en marcha un plan para integrar a todos los refugiados y solicitantes de asilo en la comunidad keniana mediante la transformación de los campos de refugiados de Dadaab y Kakuma en asentamientos integrados.

El plan de transición de cinco años, denominado Plan Shirika, tiene como objetivo transformar los campos de refugiados en asentamientos integrados tanto para los refugiados como para las comunidades de acogida, con el fin de que los refugiados alcancen la autosuficiencia económica.

Shirika es una palabra swahili que significa «unirse» o «asociarse».

El plan permitirá a los refugiados acceder a la educación, la salud, los documentos de identidad oficiales, los permisos comerciales y los servicios bancarios.

Además, se les asignará un número de identificación fiscal para que puedan abrir cuentas bancarias y registrar y gestionar negocios.

Al mismo tiempo, el plan permitirá a los refugiados viajar y vivir en cualquier parte de Kenia sin necesidad de un permiso especial de circulación.

El plan prevé que los estudiantes refugiados reciban becas educativas del gobierno para que puedan cursar estudios universitarios.

Para mejorar el acceso de los refugiados a los servicios sanitarios, el plan les permite inscribirse en el Fondo de Seguro Social y Salud (Shif, en inglés), un fondo de salud pública gestionado por el gobierno.

Autosuficiencia

Para personas como Baremba, poder vivir como los demás kenianos proporcionará a los refugiados la independencia económica que tanto necesitan.

«La integración me permitirá poner en práctica mis habilidades como carpintero, y la comunidad keniana formará parte de mi mercado», afirma Baremba.

Y añade: «Con una fuente de ingresos, ya no dependeré de la ayuda de Acnur».

Mary Ajok, refugiada de Sudán del Sur, espera que la aplicación del plan Shirika proporcione una solución permanente a los refugios superpoblados, las raciones alimentarias limitadas y la falta de servicios sanitarios adecuados que afectan a los refugiados en los campamentos.

«Criar a los hijos en un campamento de refugiados puede ser difícil. La integración proporciona un entorno pacífico y acogedor para los niños», dijo Ajok a IPS.

Ajok espera crear un negocio de catering para atender tanto a los refugiados como a la comunidad de acogida de Kakuma.

«La mayoría de los refugiados tienen diversas habilidades que pueden poner en práctica y contribuir al crecimiento de la economía de Kenia», afirmó.

Financiación

Durante la presentación oficial del Plan Shirika en la Casa de Gobierno, en Nairobi, el presidente William Ruto afirmó: «El plan mejorará la gestión de los refugiados, pasando de la dependencia humanitaria a un modelo de desarrollo más inclusivo y progresista centrado en los derechos humanos».

El encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos, Marc Dillard, que también es presidente del Grupo de Donantes para los Refugiados, describe el Plan Shirika como un hito para mejorar las condiciones socioeconómicas y los derechos humanos de los refugiados en Kenia.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Acnur colaborará con el gobierno de Kenia en la aplicación del Plan Shirika.

El presupuesto para la ejecución del plan se estima en 943 millones de dólares estadounidenses. El ministro de Administración Nacional de Kenia, Kipchumba Murkomen, se ha reunido con grupos de donantes para refugiados con el fin de solicitar financiación para ejecutar el plan.

El Banco Mundial, Acnur, la Corporación Financiera Internacional y el Kenya Commercial Bank Group se han comprometido a financiar la ejecución del plan.

Objetivos mundiales y regionales

El Plan Shirika contribuye a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2063 de la Unión Africana (UA), y se ajusta a compromisos mundiales como el Pacto Mundial sobre los Refugiados aprobado en 2018, la Convención de la UA de 1969, la Convención de las Naciones Unidas de 1951 y la Convención de las Naciones Unidas de 1967.

La inclusión y la no discriminación por motivos de raza, etnia, religión, nacionalidad, género o cualquier otro motivo son principios rectores fundamentales del plan.

Para los refugiados que no desean integrarse, el plan ofrece vías para la repatriación voluntaria a países de origen estables y el reasentamiento en terceros países para los refugiados vulnerables que lo merezcan.

Voces en contra

Sin embargo, el plan de integración de los refugiados se enfrenta a la resistencia de una parte de los líderes políticos del norte de Kenia, que alegan que no se han celebrado consultas adecuadas.

Farah Maalim y Daniel Epuyo, diputados que representan a las circunscripciones de Dadaab y Turkana Occidental, han acusado al gobierno de Kenia y a Acnur de precipitarse en la puesta en marcha del plan.

En su lugar, ambos legisladores están presionando para que los refugiados sean repatriados a sus países de origen.

«No podemos hablar de integrar a los refugiados cuando la población local tiene necesidades urgentes que aún no se han satisfecho», afirmó Epuyo.

Maalim añadió: «Las comunidades de acogida de refugiados no están preparadas para la integración. La mayoría de los refugiados optarían por la repatriación voluntaria con una ayuda generosa que les permitiera reintegrarse en Somalia».

T: MF / ED: EG

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