NACIONES UNIDAS – Durante los ultimos días, la situación humanitaria en Siria se ha deteriorado significativamente, cuando las tensiones entre la minoría religiosa drusa y el ejército sirio alcanzaron nuevas cotas.
El 16 de julio, Israel lanzó una serie de potentes ataques aéreos contra la capital siria, Damasco, en defensa de la población drusa de Siria, lo que agravó aún más la inestabilidad regional y exacerbó las necesidades internas.
Desde la caída del régimen de Bashar al Assad en diciembre de 2024, la situación de seguridad de los drusos sirios ha sido especialmente inestable, con una escalada de las hostilidades entre finales de abril y principios de mayo. Los enfrentamientos entre las comunidades drusas y el ejército sirio provocaron numerosas ejecuciones extrajudiciales de civiles drusos.
Entre el 11 y el 16 de julio, estallaron violentos altercados entre las comunidades drusa y beduina en Sweida, que se extendieron a las ciudades vecinas, lo que llevó al gobierno de transición sirio a desplegar su ejército para restablecer el orden.
Según cifras del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR), los enfrentamientos entre el ejército sirio y los dos grupos minoritarios causaron más de 200 muertos, pero otras fuentes elevan las muertes provocadas por el ejército en esa localidad a 900.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) añade que los residentes de Sweida denunciaron una serie de violaciones de los derechos humanos, entre ellas ejecuciones extrajudiciales, quema de infraestructuras civiles, saqueos, secuestros e incitación a la violencia.
El portavoz de la Ocha, Eri Kaneko, informó a IPS que, antes del bombardeo de Siria por parte de Israel, aproximadamente 300 000 civiles necesitaban urgentemente ayuda humanitaria, lo que supone aproximadamente dos tercios de la población del país.
Debido al aumento de la inseguridad, la Ocha y sus socios no han podido evaluar la gravedad de la situación sobre el terreno ni prestar ayuda humanitaria.
El 17 de julio, Israel lanzó una serie de ataques aéreos sobre Damasco, así como sobre las provincias de Sweida y Dorra, uno de los cuales tuvo como objetivo la sede del Ministerio de Defensa de Siria y las inmediaciones del Palacio Presidencial.
Según el Ministerio de Salud de Siria, el ataque causó al menos tres muertos y 34 heridos entre la población civil, así como importantes daños a las infraestructuras civiles circundantes.
El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, condenó los ataques aéreos «escalatorios» de Israel y pidió una desescalada inmediata de las hostilidades. Añadió que se debe respetar la soberanía de Siria y que debe haber una transición política ordenada para garantizar una paz duradera.
Según cifras de la Ocha, casi 2000 familias han sido desplazadas de Sweida tras el bombardeo israelí, y la mayoría ha emigrado al distrito de Salkhad. Estas comunidades se enfrentan a una falta abrumadora de acceso a servicios básicos, como alimentos, agua y atención sanitaria.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo 57 % de los hospitales y 37 % de los centros de atención primaria están plenamente operativos.
La subdirectora de ayuda humanitaria de la ONU, Joyce Msuya, añade que millones de sirios necesitan urgentemente asistencia médica, ya que proliferan las lesiones causadas por municiones sin explotar, el cólera y la inseguridad alimentaria.
El portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, añadió que los trabajadores humanitarios se han enfrentado a mayores restricciones de acceso debido a la inseguridad y al cierre de carreteras.
El 17 de julio, la OMS anunció que había enviado 35 kits de traumatología y cirugía de urgencia para ayudar en aproximadamente 1750 intervenciones médicas. Sin embargo, la mayoría de estos suministros no pudieron llegar a los centros de salud sirios.
«Siria simplemente no puede soportar otra ola de inestabilidad», afirmó la enviada especial adjunta de la ONU a Siria, Najat Rochdi. «Los riesgos de una mayor escalada en la región no son hipotéticos, sino inmediatos, graves y pueden desbaratar los frágiles avances hacia la paz y la recuperación en Siria», añadió.
En una declaración compartida en X (antes conocido como Twitter), el Ministerio de Asuntos Exteriores de Siria condenó el ataque «en los términos más enérgicos», citando su impacto en el acceso de la población civil a los servicios públicos y las violaciones del derecho internacional humanitario.
«Este ataque flagrante, que forma parte de una política deliberada de la entidad israelí para avivar las tensiones, sembrar el caos y socavar la seguridad y la estabilidad en Siria, constituye una violación flagrante de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional humanitario», detalló.
Y añadió: «El Ministerio de Asuntos Exteriores añadió que Siria se reserva el derecho a defenderse».
Tras los ataques de Israel contra Damasco, el gobierno israelí advirtió de que intensificaría sus ataques si los militantes sirios no se retiraban de Sweida, que limita con los Altos del Golán ocupados por Israel.
«Estamos actuando para impedir que el régimen sirio perjudique a los drusos y para garantizar la desmilitarización de la zona adyacente a nuestra frontera con Siria», declaró el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, en un comunicado también compartido con X.
Poco después de los ataques, el secretario de Estado Estados Unidos, Marco Rubio, informó a los periodistas que las partes beligerantes habían acordado un alto el fuego y que los militantes sirios habían comenzado a retirarse de Sweida.
A pesar de que Rubio creía que las hostilidades se encaminaban «hacia una verdadera distensión»», los expertos en asuntos humanitarios han expresado su preocupación por las implicaciones más amplias de la intervención de Israel en Siria y en Oriente Medio en general.
«Los ataques de Israel contra objetivos en Damasco tuvieron repercusiones en toda la región», afirmaron Mona Yacoubian y Will Todman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
Detallaron que «muchos Estados de Oriente Medio temen que el apoyo continuo de Estados Unidos a Israel le permita consolidarse como hegemón regional, con capacidad para llevar a cabo ataques en toda la región con impunidad».
«Estos temores han empujado a los Estados árabes del Golfo a mantener vínculos con Irán para protegerse de la influencia de Israel», concluyeron los especialistas del CSIS.
T: MF / ED: EG