Opinión

Leyes de nacionalidad discriminatorias por género alimentan pobreza y violencia contra las mujeres

Este es un artículo de opinión de Maithreyi Kamalanathan, coordinadora mundial de Medios de Equality Now o Igualdad Ya.

Samira, una madre siria, visita un centro comunitario para solicitar asistencia jurídica en el registro del nacimiento de su hijo. Imagen: Qusai Alazroni / Acnur

NUEVA YORK – Alrededor de una cuarta parte de los países siguen teniendo leyes de nacionalidad que niegan a las mujeres los mismos derechos que a los hombres para adquirir, conservar o cambiar su ciudadanía, o para transmitirla a sus hijos o cónyuges extranjeros.

Estas desigualdades jurídicas exponen a las mujeres y a sIgualus familias a una amplia gama de perjuicios. Desde la separación familiar forzosa y la apatridia hasta la limitación del acceso a la educación, la atención sanitaria y el empleo, las consecuencias son graves y de gran alcance.

Si bien algunos países han adoptado medidas encomiables para reformar las leyes discriminatorias en materia de nacionalidad, muchos gobiernos aún no han tomado medidas significativas, lo que deja a millones de personas sin los mismos derechos para adquirir o conferir la nacionalidad.

Más allá del profundo impacto en las personas, esta discriminación conlleva profundos costos sociales y económicos.

Cuando se niega a las mujeres la igualdad de derechos en materia de nacionalidad, se frena el progreso de familias enteras, lo que limita su capacidad para contribuir plenamente a la sociedad y, en última instancia, frena el desarrollo nacional.

Directrices modelo para las leyes de nacionalidad

Una nueva publicación, «Proyecto de artículos seleccionados sobre los derechos de nacionalidad para garantizar la igualdad de género», elaborada por Equality Now (Igualdad Ya) y la Campaña Global por la Igualdad de Derechos de Nacionalidad (GCENR, en inglés), ofrece directrices modelo para que los responsables políticos reformen y promulguen leyes de nacionalidad que garanticen a todos los ciudadanos, independientemente de su género, el acceso a la igualdad de derechos de ciudadanía.

La GCENR, con sede en la Comisión de Mujeres Refugiadas, es una coalición de activistas independientes, organismos asociados a las Naciones Unidas y organizaciones nacionales e internacionales que trabajan para poner fin a la discriminación de género en las leyes de nacionalidad. Equality Now es miembro fundador del comité directivo de la GCENR.

Catherine Harrington, directora de campaña de la GCENR, habló con Equality Now sobre por qué las leyes de nacionalidad que garantizan la igualdad de género son fundamentales para construir una sociedad inclusiva, próspera y floreciente para todos.

¿Cuáles son las consecuencias reales para las mujeres y las niñas cuando las leyes de nacionalidad no son igualitarias en materia de género?

La desigualdad de la mujer en la sociedad es la causa fundamental de la violencia de género. En un nivel fundamental, las leyes de nacionalidad discriminatorias crean un entorno propicio para la violencia de género. Por ejemplo, el hecho de que la nacionalidad de una mujer y sus hijos dependa de un cónyuge maltratador crea una barrera mayor para que puedan salir de una situación de violencia doméstica.

Catherine Harrington, directora de la Campaña Global por la Igualdad de Derechos de Nacionalidad. Imagen: Ava McLaughlin Gagliardi

La imposibilidad de conferir la nacionalidad a los hijos y a los cónyuges no ciudadanos inhibe el poder de las mujeres para elegir a sus parejas. Esto socava la igualdad en la familia y afecta a la autonomía de las mujeres y a su capacidad para formar una familia.

La apatridia también agrava ciertos riesgos. Por ejemplo, una niña nacida de madre libanesa y padre palestino apátrida en el Líbano quedaría apátrida. No puede obtener la ciudadanía libanesa a través de su madre, aunque viva allí, y no puede adquirir otra nacionalidad.

Esto la expone a un mayor riesgo de trata de personas y matrimonio infantil porque, lamentablemente, algunas familias ven el matrimonio precoz y forzado como una vía para obtener documentación o la ciudadanía.

Los riesgos se extienden al mundo laboral. La falta de empleo formal empuja a muchas mujeres afectadas a entornos de trabajo informal, lo que las hace más vulnerables a la explotación y los abusos, incluido el acoso y las agresiones sexuales por parte de los empleadores. Debido a su situación irregular, muchas no denuncian ni buscan justicia por la violencia que sufren.

¿Cuál es el objetivo de las directrices modelo publicadas por GCENR y Equality Now, y cómo pueden utilizarlas los responsables políticos?

La discriminación por motivos de género en las leyes de nacionalidad es la señal de alarma para la igualdad de género. Cuando las leyes de nacionalidad discriminan por motivos de género, atribuyen implícitamente a las mujeres una condición de segunda clase.

Las directrices examinan diferentes elementos de las leyes de nacionalidad y proponen cómo debería ser la ley para garantizar la igualdad de género en todos los ámbitos.

Proporcionan un contexto útil para los responsables políticos, ya que describen las obligaciones existentes de los países de respetar las leyes de nacionalidad que garantizan la igualdad de género a través de una serie de convenciones internacionales de derechos humanos, como la Convención sobre los Derechos del Niño, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (Cedaw) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

La buena noticia es que la reforma de las leyes de nacionalidad es bastante sencilla. Los países deben simplemente garantizar que las disposiciones relativas a la adquisición, el cambio, la conservación o la concesión de la nacionalidad, ya sea a un niño o a un cónyuge no nacional, respeten los derechos de todos los ciudadanos por igual.

Pueden lograrlo mediante un lenguaje neutro en cuanto al género, como referirse a todas las personas como «ciudadanos» o utilizar términos inclusivos como «padre» o «cónyuge». Si se utilizan términos de género, hay que asegurarse de que se incluyan ambos, como «madre y padre» o «esposa y esposo».

¿Cuáles son algunos de los obstáculos para la adopción de leyes de nacionalidad que garantizan la igualdad de género?

La xenofobia es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos en la mayoría de los países. Dondequiera que haya estado, ya sea en un país rico o pobre, a menudo escucho el mismo argumento de quienes se oponen a la reforma: «Nuestra situación es única. Y por eso debemos proteger a otras personas para que no obtengan nuestra ciudadanía».

Nepal, por ejemplo, comparte fronteras abiertas con dos grandes países, India y China. Algunas personas argumentan que «invaden el país a través del útero». El argumento económico de algunos países es que la ciudadanía conlleva muchos beneficios y no quieren gastar todos esos recursos en extranjeros.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Independientemente del deseo de no permitir la entrada de otros, en la mayoría de los países, si un hombre se casa con una mujer de otro país, puede conferir la nacionalidad a su esposa. Sus hijos se convierten automáticamente en ciudadanos porque se considera un derecho natural del hombre.

Pero cuando se trata de las mujeres, se produce una intersección entre la xenofobia y las mentalidades patriarcales profundamente arraigadas y el sexismo. El deseo de dificultar la obtención de la ciudadanía a los demás se considera más importante que garantizar la igualdad de derechos para las mujeres.

La ironía es que las leyes discriminatorias en materia de nacionalidad inhiben el desarrollo sostenible y exacerban la pobreza. Socavan los compromisos de los países con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 5 sobre la igualdad de género, el ODS 10 sobre la reducción de las desigualdades y la meta 16.9 sobre garantizar la identidad jurídica para todos para 2030.

Cuando la apatridia se transmite de padres a hijos, se crea una pobreza multigeneracional. Toda una población infantil crecerá sin igualdad de acceso a la educación.

En la edad adulta, no tendrán acceso al empleo ni a la afiliación a sindicatos profesionales, requisitos necesarios en algunos países para ejercer determinadas profesiones, como el derecho, la ingeniería, la arquitectura o la medicina.

A nivel social, tendremos a todas estas personas con talento que realmente quieren contribuir económicamente a los países que consideran su hogar, pero que se ven impedidas de hacerlo.

¿Qué avances se han logrado para poner fin a la discriminación de género en las leyes de nacionalidad?

Desde el lanzamiento de nuestra campaña mundial sobre la nacionalidad, hemos observado avances en muchos países. Recientemente, la campaña nacional de nuestro miembro de la coalición Family Frontiers, liderada por madres afectadas, ha tenido una influencia notable en Malasia.

En 2024, ambas cámaras del Parlamento de Malasia aprobaron una enmienda constitucional para defender el derecho de las mujeres malasias a conferir la ciudadanía a sus hijos nacidos en el extranjero en igualdad de condiciones con los hombres, que se espera que entre en vigor este año.

Madagascar, Sierra Leona y Liberia han eliminado las leyes que negaban a las mujeres el derecho a transmitir la nacionalidad a sus hijos.

Si bien Lesoto, Benín y Níger ya habían eliminado las disposiciones que impedían a las mujeres transmitir la nacionalidad a sus hijos, ahora han dado el paso definitivo para modificar las leyes que prohíben a las mujeres transmitir la nacionalidad a su cónyuge en igualdad de condiciones con los hombres.

Esuatini es el único país del sur de África donde las mujeres aún no pueden transmitir la ciudadanía a sus hijos.

Durante la Reunión de Alto Nivel sobre la Apatridia de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el gobierno de Esuatini se comprometió a eliminar esta discriminación para 2024. Aunque esa reforma aún no se ha producido, el compromiso sigue siendo un importante paso adelante.

Hoy en día, el 90 % de los países defienden el derecho de las mujeres a transmitir la ciudadanía a sus hijos en igualdad de condiciones con los hombres, y tres cuartas partes han logrado la igualdad de género en sus leyes de nacionalidad.

Estos gobiernos modificaron sus leyes porque reconocieron que era lo más inteligente. Los países que aún no han promulgado reformas deben aprender de los buenos ejemplos y comprender que no es algo que deba temerse, sino una oportunidad para defender la igualdad y el desarrollo inclusivo de todos los ciudadanos.

Equality Now es una organización mundial de derechos humanos dedicada a garantizar el cambio legal y sistémico necesario para poner fin a la discriminación contra todas las mujeres y niñas.

Desde su creación en 1992, ha contribuido a la reforma de 120 leyes discriminatorias en todo el mundo, lo que ha tenido un impacto positivo en la vida de cientos de millones de mujeres y niñas, sus comunidades y naciones, tanto en la actualidad como para las generaciones futuras.

En colaboración con socios a nivel nacional, regional y mundial, Equality Now se basa en una profunda experiencia jurídica y en una amplia gama de perspectivas sociales, políticas y culturales para seguir liderando, orientando e impulsando el cambio necesario para lograr una igualdad de género duradera, en beneficio de todos.

T: MF / ED: EG

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