LA HABANA – Las microindustrias de alimentos, privadas y estatales, crecen en Cuba a pesar de los problemas en su cadena productiva y la falta del capital necesario para desarrollarse, en un contexto de dolarización donde el gobierno apuesta porque estos emprendimientos logren “esquemas cerrados de autofinanciamiento en divisas”.
“A pesar de todas las adversidades que se puede encontrar para la producción de alimentos en el sector no estatal, creo que el futuro será próspero. Los nuevos emprendimientos cada vez se esfuerzan más por elaborar productos de calidad que puedan competir con los importados”, dijo a IPS Damarys Relova, directora de una microindustria de queso y yogur, perteneciente a la privada Finca Vista Hermosa.
Con técnicas agroecológicas y un modelo de economía circular, esta granja eminentemente bovina, ubicada en La Habana, tiene una pequeña fábrica de queso que ha llegado a producir, en sus mejores años, más de 200 kilogramos de queso diarios, y también yogur.
“Creo que muchos problemas que afrontan los productores de alimentos se resolverían si se permitiera que una parte de sus producciones se comercializaran en pesos, y otras, en dólares”: Damarys Relova.
Sin embargo, mantener la rentabilidad del negocio no está exento de dificultades: a veces escasea el suministro de determinadas leches –realizan sus productos con la búfalas, cabras y vacas– los envases, y hasta la electricidad, debido a los cortes eléctricos recurrentes que afronta esta nación insular caribeña.
“En estos tiempos, hemos realizado nuestras producciones hasta con leña”, admitió Relova.
Otro reto consiste en conservar tecnológicamente la microindustria, pues no abunda en el país, el personal calificado que pueda ofrecer un mantenimiento adecuado, y las piezas de repuesto dependen de divisas para poder importarlas.
Hasta ahora, han podido automatizar algunos procesos productivos –y humanizarlos un poco más– gracias a fondos de colaboración internacionales gestionados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Agencia Italiana para el Desarrollo y otras entidades no gubernamentales.
“La posibilidad de acceder a determinados insumos en dólares continúa siendo algo no resuelto, pues nuestro proyecto se autofinancia con los ingresos que se obtienen en el territorio nacional, y aún no existe un mecanismo legal que nos permita comercializar en dólares o euros”, afirmó Relova.

Agroecológica Tres Hermanos, ubicada en la provincia de Matanzas, en el oeste de
Cuba. Debido a los problemas en la producción agrícola, el país importa 80 % de los
alimentos que consume. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS
Problemas en la producción de alimentos
Cuba importa aproximadamente 80 % de los alimentos que consume, y los producidos en el país no cuentan con una adecuada infraestructura para su almacenamiento, conservación y procesamiento, por lo que su oferta está condicionada por la estacionalidad, lo que conlleva a que 70 % de las cosechas se obtiene en los meses del invierno boreal.
La crisis económica que enfrenta Cuba, exacerbada desde 2020 por los efectos de la pandemia de la covid, déficits energéticos, errores en la gestión macroeconómica y monetaria, y las sanciones económicas de Estados Unidos, ha deteriorado la industria alimentaria nacional.
En marzo de 2025, en el marco de la 26 de la Feria Internacional Agroindustrial, se evidenció la necesidad del Estado por conseguir inversiones extranjeras en el sector agroalimentario, con una cartera de oportunidades que demandaba inversiones millonarias en algunos cultivos: para el arroz, por ejemplo, que representa la dieta principal rica en carbohidratos de la población cubana, era de 161 millones de dólares.
De acuerdo a datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información, el gobierno invirtió en la agricultura, entre enero y septiembre de 2024, apenas unos 76 millones de dólares.
En la más reciente sesión del unicameral parlamento cubano, ocurrida en diciembre, el primer ministro Manuel Marrero anunció nuevas medidas para 2025, que encaminaban hacia lo que el gobierno denominó como “dolarización parcial de la economía”.
En el caso de la agricultura, se permitirá el pago en divisas a productores agropecuarios que exporten o sustituyan importaciones, una demanda requerida por aquel gremio.
“Creo que muchos problemas que afrontan los productores de alimentos se resolverían si se permitiera que una parte de sus producciones se comercializaran en pesos, y otras, en dólares”, opinó Relova.
Según Relova, con el comercio en pesos cubanos se beneficiaría la población local y, con las ventas en dólares, “se garantizaría la sostenibilidad de las producciones en general y, por efecto, también la que se comercializa en pesos cubanos”.
Las máximas autoridades del país han insistido, desde inicios de 2025, en lograr, en varios sectores del sistema empresarial, “esquemas cerrados de autofinanciamiento en divisas”.

La ruta de las divisas
Aun con las adversidades, múltiples microindustrias han ido creciendo en el país; sobre todo, las que logran cerrar su ciclo mercantil con utilidades en divisas. Alrededor de dichos negocios, también ha ido encadenándose un tejido empresarial que los complementa.
Durante la feria agroindustrial de marzo, coincidieron no solo las industrias punteras de alimentos en Cuba, sino también empresas privadas proveedoras.
“En Cuba se necesita mucha tecnología para mejorar e industrializar todos los procesos. Y estamos en un momento en que (el gobierno) está llamando a la soberaníaalimentaria. Entonces estamos tratando de apoyar todo eso, con (la importación de) maquinarias, insumos, envases, materias primas”, dijo a IPS Glenda Velázquez, presidenta de la empresa privada Enva Caribe, con sede en La Habana y varias oficinas en otras provincias.
Este negocio de importación mayorista, creado en 2022 y centrado en el sector alimentario, tiene como principal clientela aquellas granjas privadas y cooperativas que han decidido procesar, y darle un valor agregado, a sus producciones agrícolas.
A diferencia de las dos ediciones pasadas de la feria en las que participó Enva Caribe, dijo Velázquez que en esta edición de 2025 notó una mayor disposición de compra y solvencia económica de maquinarias industriales para elaborar envases, por parte de empresas estatales.
“Antes no contaban con ‘moneda dura (dólares)’, pero este año se han acercado muchas empresas estatales, pues han logrado poner sus productos en plataformas de comercio electrónico, con lo que han logrado esquemas propios de pago (en divisas), para poder invertir en tecnología”, explicó Velázquez.
Por ejemplo, la tienda digital Alimentos Cuba, impulsada por el Ministerio de la Industria Alimentaria y rectorada por la firma canadiense Blue Sky Mind, vende en dólares y mediante pagos desde el exterior, productos de las propias empresas subordinadas al ministerio.
La iniciativa propicia el aprovisionamiento de los comercios privados y estatales con ofertas mayoristas, mientras incentiva el desarrollo de las empresas estatales, aldisponer de dólares que les permita adquirir insumos y materias primas.
Sin embargo, esa solución todavía queda lejos de representar una mejoría para los asalariados promedio de Cuba, que ingresan, en pesos cubanos, el equivalente a unos 49 dólares al mes, según la tasa de cambio oficial de 120 pesos por un dólar.
En teoría, esta y otras vías para obtener divisas servirían para revitalizar la industria, lo cual, de por sí, sería importante solamente por el valor agregado que se generaría a los productos agrícolas, y porque se reduciría, en cierta medida, la dependencia en el consumo a las estaciones de cosecha: no se desperdiciaría tanta comida por falta de refrigeración, por ejemplo.
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De paso, según afirman las autoridades, esas mejoras infraestructurales ayudarían a suplir las demandas de productos agrícolas en pesos cubanos, a precios más populares.
En definitiva, los argumentos esgrimen la misma narrativa de la “dolarización parcial de la economía”.
Faltaría ver en el futuro si las empresas, al tener divisas, se encaminarían en esa dirección trazada, o si, por el contrario, se internarán, aun más, en la ruta de la dolarización y la rentabilidad a todo costo.
ED: EG