El significativo ascenso de los ancianos

Este es un artículo de opinión de Joseph Chamie, demógrafo, consultor independiente y exdirector de la División de Población de las Naciones Unidas.

Las personas adultas mayores del mundo no solo están creciendo en número y porcentaje de la población mundial, sino que también experimentan una mayor longevidad, una bendición bienvenida para la humanidad. Imagen: Shutterstock

PORTLAND, Estados Unidos – El siglo XX marcó el comienzo de un profundo auge de la llamada tercera edad. Durante el siglo XXI, su creciente número y proporción en la población nacional influirán cada vez más en las políticas, programas y gastos de los gobiernos.

Antes del siglo XX, la proporción de la población mundial de 65 años o más rondaba probablemente entre 2 % y  3 %. Para 1900, se estima que esa proporción había aumentado a aproximadamente 4 %, con unos 66 millones de personas adultas mayores.

A mediados del siglo XX, se estima que la proporción mundial de personas mayores de 65 años o más alcanzó 5 %, y su número casi se duplicó, alcanzando los 126 millones (Gráfico 1).

Gráfico 1: Número y porcentaje de la población mundial de 65 años o más: antes de 1900, 1900, 1950, 2000, 2025, 2050 y 2100. Fuente: Naciones Unidas

A principios del siglo XXI, el porcentaje de personas mayores de la población mundial aumentó a 7 %, alcanzando aproximadamente los 422 millones. Hoy en día, se estima que el porcentaje de personas mayores es de 10 %, el doble que en 1950. Se estima que en 2025 habrá unos 857 millones de personas mayores de 65 años, aproximadamente siete veces la cantidad de personas mayores de 1950.

Las personas mayores del mundo no solo están creciendo en número y porcentaje de la población mundial, sino que también experimentan una mayor longevidad, una bendición para la humanidad.

En 1950, la esperanza de vida de la población mundial a los 65 y 80 años era de aproximadamente 11 y cinco años, respectivamente.

Durante las décadas posteriores, la esperanza de vida de las personas mayores aumentó, alcanzando casi los 16 y 7 años a principios del siglo XXI. Se estima que la esperanza de vida actual a los 65 y 80 años se acerca a los 18 y 8 años, respectivamente (Gráfico 2).

Gráfico 2: Esperanza de vida de la población mundial a las edades de 65 y 80 años: 1950, 2000, 2025, 2050 y 2100. Fuente: Naciones Unidas

Además, la proporción de la población mundial de 80 años o más, que era de 0,6 % en 1950, aumentó a más del doble, alcanzando 1,6 % a finales del siglo XX. Hoy en día, esta proporción ha aumentado a casi 2,1 % y se prevé que aumente a más del doble, alcanzando 4,6 % para 2050, y se duplique de nuevo hasta 9,3 % para el año 2100.

También se prevé que la esperanza de vida de las personas mayores siga aumentando en los próximos años. Para finales del siglo XXI, por ejemplo, se espera que la esperanza de vida a los 65 y 80 años alcance los 22 y 11 años, respectivamente, o el doble de los niveles de 1950.

Cabe destacar que, dado que las mujeres suelen vivir más que los hombres, una clara mayoría de las personas mayores son mujeres.

El autor, Joseph Chamie
El autor, Joseph Chamie

Hoy en día, aproximadamente 55 % de los 857 millones de personas mayores de 65 años en el mundo son mujeres. En edades más avanzadas, el desequilibrio sexual es aún mayor. Por ejemplo, entre los 170 millones de personas mayores de 80 años en el mundo, alrededor de 62 % son mujeres.

Existe una considerable diversidad entre países en cuanto a la esperanza de vida de las personas mayores. Los niveles estimados para 2025 en algunos países desarrollados, como Japón, Francia y Australia, son aproximadamente el doble de la esperanza de vida de las personas mayores en algunos países en desarrollo, como Nigeria, Chad y Togo (Gráfico 3).

Gráfico 3: Esperanza de vida en países seleccionados a las edades de 65 y 80 años: 2100. Fuente: Naciones Unidas

Por ejemplo, mientras que la esperanza de vida estimada para las personas mayores de Japón en 2025, de 65 y 80 años, es de 23 y 11 años, respectivamente, la esperanza de vida correspondiente para las personas mayores de Nigeria es de 12 y 5 años.

Además, se prevé que las diferencias entre países con respecto a la esperanza de vida de las personas mayores persistan durante todo el siglo XXI. Para 2100, la esperanza de vida proyectada para Japón, de 65 y 80 años, es de 30 y 16 años, respectivamente, frente a los 14 y 6 años de Nigeria a esas edades (Gráfico 4).

Gráfico 4: Esperanza de vida proyectada para países seleccionados a las edades de 65 y 80 años: 2100. Fuente: Naciones Unidas

El aumento del número y la proporción de personas mayores, junto con su creciente longevidad, tiene importantes consecuencias económicas, sociales y políticas para los países y sus ciudadanos.

Quizás la consecuencia más evidente hoy en día se refiere a los programas de jubilación financiados por el gobierno para las personas mayores. A medida que aumenta el número y la proporción de personas mayores, las prestaciones de jubilación generan tensiones financieras que afectan la viabilidad de los programas nacionales.

Para abordar el aumento de los costos de los programas nacionales de jubilación, algunos gobiernos están aumentando la edad oficial de jubilación para recibir las prestaciones completas. Otros gobiernos están considerando aumentar los impuestos y también reducir las prestaciones de jubilación.

Otra consecuencia importante del aumento del número y la proporción de personas mayores es su creciente necesidad de atención médica. Estas necesidades conllevan un mayor gasto en atención médica, asistencia a largo plazo y productos farmacéuticos.

Entre los problemas de salud comunes de las personas mayores se encuentran las enfermedades cardíacas, la artritis, el alzheimer, la osteoporosis, la diabetes, la obesidad, la incontinencia urinaria, el aislamiento social, la depresión, la pérdida de audición y las caídas.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Además de la atención médica, muchas personas mayores, especialmente las de edad avanzada, necesitan asistencia, cuidados y ayuda con las actividades de la vida diaria.

En la mayoría de los países en desarrollo, las personas mayores suelen residir con familiares. En los países desarrollados, en cambio, suelen vivir con su cónyuge, seguido de muchos que viven solos.

Sin financiación y servicios gubernamentales adecuados, las personas, en particular las mujeres, se enfrentan a una mayor presión para brindar cuidados y asistencia a sus familiares mayores. En muchos casos, estas presiones generan tensión, estrés y agotamiento personal en los cuidadores.

El aumento del número y la proporción de personas mayores también puede generar controversias políticas entre las distintas generaciones, especialmente en lo que respecta al gasto público, los impuestos, las pensiones y la atención médica.

Un área de diferencia cada vez más importante entre las generaciones se refiere a la cantidad de fondos y recursos gubernamentales que deberían asignarse a las personas mayores en comparación con los jóvenes.

En particular, es probable que las personas mayores y los adultos jóvenes tengan opiniones diferentes sobre el equilibrio adecuado entre los recursos y el apoyo gubernamentales asignados al cuidado de las personas mayores y el cuidado de los niños.

Las personas mayores son más propensas a respaldar aumentos financieros para las pensiones y limitar el gasto en educación. Además, tienden a ser políticamente conservadores y priorizar la tradición, las costumbres y los rituales. En cambio, los adultos jóvenes tienden a ser políticamente liberales, priorizar las libertades individuales y adoptar la innovación y el cambio de las normas sociales.

En resumen, el profundo aumento de la población mayor en el mundo, que se inició durante el siglo XX, continúa a lo largo del siglo XXI.

Como resultado de su crecimiento en cifras absolutas y proporciones relativas de la población mundial, junto con su creciente longevidad, el aumento de la población de la tercera edad está teniendo consecuencias significativas para los países y sus ciudadanos.

Reconocer, comprender y prepararse para el profundo aumento de la población de la tercera edad no solo facilitará esta transición histórica, sino que también contribuirá sustancialmente a abordar sus numerosas e importantes consecuencias.

Joseph Chamie es demógrafo y consultor, exdirector de la División de Población de las Naciones Unidas y autor de numerosas publicaciones sobre temas de población, incluido su libro más reciente: “Niveles de población, tendencias y diferenciales”.

T: MLM / ED: EG

 

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