Fertilizantes orgánicos abonan su eficacia en el té frente a insumos sintéticos

Gilbert Korir, gerente de la plantación de té Kaptepeswet, en el Valle del Rift, en Kenia, muestra hojas sanas de arbustos cultivados con abonos y otros insumos orgánicos. Imagen: Isaiah Esipisu / IPS

KERICHO, Kenia – En las afueras de la ciudad de Kericho, en la región del Valle del Rift, en el oeste de Kenia, la plantación de té Kaptepeswet, una finca de té orgánico que se extiende sobre un terreno de 20 hectáreas, es un testimonio de que los fertilizantes orgánicos pueden utilizarse en arbustos maduros y seguir produciendo hojas de primera calidad.

«Siempre hemos utilizado fertilizantes NPK (nitrógeno, fósforo y potasio)  en nuestra plantación de té, pero en los últimos tres años hemos empezado a probar fertilizantes orgánicos y acondicionadores del suelo para convertir nuestro té en un producto orgánico y satisfacer la demanda mundial de té orgánico, que no deja de crecer», afirma Gilbert Korir, director de la plantación Kaptepeswet.

Según Data Bridge Market Research, el tamaño del mercado mundial del té ecológico se valoró en 1700 millones de dólares en 2023 y se prevé que alcance los 2830 millones de dólares en 2031, con una tasa de crecimiento anual compuesta de 6,60 % durante el período de previsión de 2024 a 2031.

Ese crecimiento exponencial está impulsado por la creciente concienciación de los consumidores sobre las cuestiones sanitarias y medioambientales relacionadas con la agricultura ecológica.

El NPK es un importante fertilizante sintético que contiene nitrógeno, fósforo y potasio, utilizado en gran medida en Kenia en diferentes cultivos, incluidas las plantaciones de té, para reponer los nutrientes perdidos durante la cosecha y, a veces, la lixiviación.

Sin embargo, diferentes estudios han demostrado que el proceso de fabricación de estos fertilizantes sintéticos emite una gran cantidad de gases de efecto invernadero.

Además, su uso excesivo o prolongado puede aumentar significativamente los niveles de acidez del suelo, crear saturación de macronutrientes o cambiarlo hasta el punto de que el suelo pierda sensibilidad y capacidad de absorción de diversos nutrientes.

Según Korir, el cambio a insumos agrícolas orgánicos también está en consonancia con el cambio global hacia alternativas ambientalmente seguras y económicamente viables para una buena producción.

«El único inconveniente es que, a diferencia de los fertilizantes sintéticos, que proporcionan rápidamente altos rendimientos, los insumos orgánicos tardan más tiempo en hacer reaccionar el cultivo, y lo bueno es que mantienen el suelo nutrido durante más tiempo», afirma.

George Oduor, científico especializado en salud del suelo con sede en Kenia, explica que los fertilizantes derivados de fuentes orgánicas estimulan importantes microorganismos del suelo para proporcionar nutrientes al cultivo y también mejoran la estructura del suelo.

Por el contrario, los fertilizantes sintéticos son solubles en agua y aportan nutrientes directamente a las plantas sin reponer necesariamente el suelo; por lo tanto, el agricultor debe volver a aplicar los fertilizantes con regularidad para mantener los cultivos sanos.

«Puede que los resultados de los fertilizantes orgánicos tarden más en verse, pero una vez que los nutrientes estén disponibles, tardarán más tiempo en el suelo y las plantas seguirán beneficiándose de una temporada a otra», afirma Oduor.

Moses Oburu, director general de Vermipro Limited, una empresa productora de fertilizantes orgánicos con sede en Uganda, afirma que los fertilizantes orgánicos utilizados a gran escala se fabrican mediante un proceso conocido como vermicompostaje.

En ese sistema los materiales orgánicos de las plantas, el estiércol animal y los residuos alimentarios nutren a las lombrices de tierra, que a su vez excretan excrementos ricos en nutrientes, que son la principal materia prima para la fabricación de diferentes fertilizantes líquidos y acondicionadores del suelo.

El líquido de lombriz se cultiva para aislar microbios (bacterias) específicos que se necesitan para un fin concreto; a continuación, se lleva a la fase de concentración, donde los microbios seleccionados se cultivan en un medio y agua no clorada antes de estabilizarse con melaza sin azufre para prolongar su vida útil.

Los estudios han demostrado que estos fertilizantes ayudan a fijar los nutrientes del suelo, como el nitrógeno, el fósforo y el potasio.

«En muchos casos, la mayoría de estos nutrientes siempre están en el suelo, pero en formas que no pueden hacerlos disponibles para la planta», dijo Oburu. «Así que nuestros productos finales ayudan a regenerar esos nutrientes y a ponerlos a disposición de la planta», dijo Oburu.

Además, existen otros fertilizantes orgánicos no líquidos que pueden utilizarse en la agricultura a gran escala, como el bokashi, que se obtiene mediante la fermentación de materia orgánica, y el biocarbón, que es un acondicionador del suelo rico en nutrientes que mejora la fertilidad del suelo y el rendimiento de los cultivos.

Otros son el estiércol compostado, el estiércol de granja y el abono verde, entre muchos más.

Oburu afirma que la demanda de insumos agrícolas orgánicos ha ido en aumento, especialmente en Kenia y su vecino al oeste: Uganda.

«El año pasado, recibimos pedidos de unos 15 000 agricultores de Uganda, y también tenemos varios pedidos de Kenia de agricultores que también utilizan los insumos en cultivos hortícolas, legumbres, arroz, maíz e incluso hierba de Napier», dijo.

Hasta ahora, la Organización de Agricultura y Ganadería de Kenia (Kalro, en inglés), en colaboración con Ernestea Limited (una empresa privada de procesamiento de té en Kericho), se está poniendo en contacto con un experimento en la granja Kaptepeswet para evaluar el impacto de los fertilizantes orgánicos en las plantaciones de té.

Lo realiza mediante un estudio titulado «Evaluación de productos biofertilizantes para optimizar la productividad del té maduro en Kenia».

Kenia está clasificada como el tercer mayor productor de té del mundo, con una producción anual de más de 430 000 toneladas de hojas de té para el mercado local e internacional.

T: MF / ED: EG

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