BULAWAYO, Zimbabue – La diversidad de cultivos y el patrimonio agrícola de Sudán están en peligro de desaparecer. La guerra civil en que está sumergido el país no solo cobra vidas, sino que también amenaza los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria de su población.
En medio del caos, científicos como Ali Babiker luchan por garantizar el futuro alimentario de Sudán, no con armas, sino con la preservación de sus semillas.
Para proteger su agricultura, Sudán ha realizado un importante depósito en la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, una instalación remota en el Ártico diseñada para preservar los cultivos esenciales del mundo.
Esta es la sexta vez que el país del noreste de África envía semillas a esta reserva, una medida clave para resguardar sus recursos agrícolas.
Entre las semillas enviadas se encuentran sorgo, mijo perla, maíz, el frijol caupí, guandú o frijol chícharo y haba. También se han almacenado semillas de hortalizas como tomate, pimiento, ocra, berenjena y melón.
Debido a la guerra, Sudán ha perdido dos temporadas de cultivo, ya que los agricultores no han podido trabajar la tierra.
Como resultado, el país enfrenta una grave crisis alimentaria y humanitaria que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha calificado como una «catástrofe de escala y brutalidad estremecedoras», exigiendo una respuesta urgente y sostenida.

Salvando el futuro alimentario de Sudán
Babiker, director del Centro de Conservación e Investigación de Recursos Genéticos de Plantas Agrícolas (APGRC, en inglés), ha liderado la recolección y almacenamiento de semillas esenciales en el banco genético nacional, ubicado en Wad Medani, en el este del país.
Por más de 40 años, el centro ha recolectado recursos genéticos de plantas alimenticias y agrícolas, tanto cultivadas como sus parientes silvestres. Sin embargo, la guerra ha arrasado con todo.
«Es un golpe devastador y frustrante que el conflicto haya puesto en riesgo nuestra colección, lo que podría llevar a la pérdida de diversidad genética y afectar la seguridad alimentaria, no solo en Sudán, sino en toda la región», explicó Babiker a IPS.
Destacó que Sudán es una de las principales zonas de diversidad de cultivos como el sorgo y el mijo perla en África oriental y occidental.
A pesar de la crisis por el conflicto en que está sumergido, el país ha logrado preservar su patrimonio agrícola gracias a la duplicación de germoplasma (material genético) tanto dentro como fuera de sus fronteras.
“Depositar copias del germoplasma de Sudán en la Bóveda Global de Semillas de Svalbard nos permite conservar intacto nuestro material genético. Agradecemos a nuestros socios por proporcionar estas instalaciones para proteger nuestras semillas y las de otros países de manera gratuita”, señaló Babiker.
También lamentó que las reservas de semillas y granos de los agricultores hayan sido saqueadas y vendidas a precios irrisorios en los mercados, mientras que los sistemas de riego han sido bloqueados, provocando el colapso de la temporada agrícola.
“En general, no se llevaron a cabo temporadas de cultivo durante dos años”, dijo Babiker a IPS, señalando que los intentos de rescatar las semillas almacenadas en el banco genético nacional fueron bloqueados por las rebeldes Fuerzas de Apoyo Rápido, que impidieron el acceso a las instalaciones.

Durante años, el Banco de Genes de Sudán ha resguardado más de 17 000 muestras de semillas de cultivos básicos, cuidadosamente almacenadas en paquetes de aluminio dentro de 35 congeladores de gran capacidad.
Según Babiker, esta colección representaba la diversidad genética del país, pero quedó en una situación crítica cuando la guerra llegó a Wad Medani y las instalaciones fueron saqueadas, incluidos los congeladores.
“Contamos con una gran variedad de cultivos alimentarios”, explicó Babiker, quien desarrolló su interés por la diversidad vegetal en la universidad y tuvo la oportunidad de trabajar en el banco genético nacional.
“En el centro, este y sur de Sudán, el sorgo es el alimento principal, mientras que en el oeste predomina el mijo perla y en el norte el trigo”, detalló.
La ONU, junto con socios humanitarios, ha lanzado un plan de respuesta de 6000 millones de dólares para asistir a casi 26 millones de personas en Sudán.
Tras 22 meses de conflicto, más de 30 millones de personas en el país necesitan ayuda y protección. Según la ONU, casi la mitad de la población enfrenta niveles “agudos” de hambre.
El esfuerzo de Sudán por preservar su legado agrícola refleja la resiliencia de su gente y sus cultivos en medio del conflicto.
En febrero de 2025, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard recibió más de 14 000 muestras de semillas de 21 bancos genéticos, incluyendo variedades de “frijol terciopelo” de Malaui, utilizadas tanto en la agricultura sostenible como en la medicina tradicional.
También cultivos esenciales de un banco genético en Filipinas afectado por tifones e incendios; y una colección de más de 3000 variedades de arroz, frijoles y maíz de Brasil.

Bancos genéticos en riesgo
Los bancos genéticos que resguardan semillas en distintas partes del mundo enfrentan serios desafíos para preservar la biodiversidad agrícola. La Bóveda Global de Semillas de Svalbard, iniciativa de Cary Fowler y Geoffrey Hawt, ha sido un recurso fundamental.
“Ojalá la Bóveda Global de Semillas no fuera necesaria y que todas las colecciones estuvieran seguras y protegidas para siempre”, comentó Cary Fowler, ex enviado especial de Estados Unidos para la Seguridad Alimentaria Global y laureado con el Premio Mundial de la Alimentación.
Pero, añadió, “lamentablemente, no vivimos en ese mundo. No podemos darnos el lujo de ser negligentes con la base biológica de la agricultura y la diversidad de nuestros cultivos”.
Fowler subrayó la importancia de la Bóveda de Svalbard, recordando que permitió rescatar y restaurar una colección de semillas en la ciurdad siria dde Alepo, afectada por la guerra civil que por más de 14 años asoló al país y concluyó en diciembre pasado.
Esta reserva global contiene una diversidad genética crucial, que sigue siendo utilizada por agricultores y fitomejoradores para desarrollar cultivos resistentes al calor y la sequía.
“Si la bóveda solo se utilizara una vez como póliza de seguro, ya justificaría todo el esfuerzo y financiamiento invertidos en su creación”, afirmó Fowler. “Sin embargo, dudo que sea la última vez. Mientras tanto, seguirá educando sobre la importancia de conservar la diversidad de cultivos e inspirando acciones concretas”, añadió.
Actualmente, la bóveda resguarda semillas de 123 bancos genéticos de 85 países. En 2023, contenía 51 591 muestras, cifra que aumentó a 64 331 el año pasado.
Beri Bonglim, especialista del proyecto Crop Trust, destacó que el conflicto y el cambio climático han reforzado la necesidad de que más países depositen sus semillas en Svalbard.
“Si, la guerra en Sudán es un claro ejemplo”, explicó Bonglim. “Ha afectado el banco genético nacional en Wad Medani, imposibilitando su funcionamiento, añadió.
Pero gracias al apoyo del proyecto Biodiversidad para Oportunidades, Medios de Vida y Desarrollo (Bold), «el personal del banco logró preparar cientos de muestras de semillas, incluyendo sorgo y mijo perla, que fueron trasladadas bajo escolta de seguridad fuera de la ciudad», detalló.
«Con el respaldo de NordGen, estas semillas se empaquetaron adecuadamente para su ingreso a la Bóveda Global de Semillas de Svalbard”, detalló.
Los bancos genéticos enfrentan amenazas tanto naturales como humanas que ponen en peligro la preservación de los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura.
Bonglim advirtió que inundaciones, tifones, terremotos, crisis económicas e inestabilidad política pueden dañar gravemente estas instalaciones, provocando la pérdida parcial o total de germoplasma invaluable.
“La falta de financiamiento adecuado y constante es un desafío importante, especialmente en los bancos genéticos de países en desarrollo”, explicó Bonglim a IPS.
Explicó que “muchos dependen de fondos de proyectos a corto plazo, difíciles de obtener».
«Esta incertidumbre financiera afecta actividades esenciales como la regeneración de semillas, el mantenimiento de infraestructura y los salarios del personal, lo que pone en riesgo la conservación de la diversidad de cultivos a nivel global”, puntualizó.
Con financiamiento del gobierno de Noruega, el proyecto Biodiversidad para Oportunidades, Medios de Vida y Desarrollo ha ayudado a 42 socios en 30 países a regenerar y proteger sus colecciones de semillas mediante su depósito en la Bóveda Global de Semillas de Svalbard.
Este proyecto de 10 años busca fortalecer la seguridad alimentaria y nutricional en todo el mundo, apoyando la conservación y el uso de la diversidad de cultivos.
Liderado por Crop Trust, en colaboración con la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida y el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, el Proyecto Bold se basa en los logros del programa de Relativos Silvestres de Cultivos desarrollado durante la última década.
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