BRATISLAVA – «Mucha gente está muy asustada», asegura Zalina Marshenkulova. «Esto es obviamente otra herramienta de represión. El Estado está librando una guerra contra lo que queda de librepensadores en Rusia y tratando de suprimir toda disidencia y libertad», dice a IPS esta activista feminista rusa.
La advertencia de Marshenkulova, que abandonó Rusia poco después de la invasión a gran escala de Ucrania en 2022 y ahora vive en Alemania, se produce pocos días después de que entrara en vigor una nueva legislación en su país que prohíbe la «propaganda sin niños».
Según la ley, cualquier persona, organización o funcionario público que promueva un estilo de vida «sin niños» o anime a la gente, ya sea en persona o en línea, a no tener hijos puede enfrentarse a multas enormes y, en algunos casos, puede ser deportado.
Los parlamentarios han subrayado que la legislación no vulnerará el derecho de las personas a no tener hijos, pero de hecho la ley surgida de la Duma rusa prohibe la difusión de «información neutral o positiva» sobre el hecho de no tener hijos, ya sea por internet, los medios de comunicación, el cine y la publicidad.
Los críticos temen que la nueva norma se utilice en lo que algunos han descrito como una «cruzada continua» del Kremlin para promover una ideología profundamente conservadora, centrada en los valores tradicionales, y el rechazo de «los decadentes modos de vida occidentales», incluso a expensas de los derechos reproductivos de las mujeres.
«Las mujeres ya están comprando todo tipo de píldoras anticonceptivas (por temor a no poder conseguirlas en el futuro). La práctica del aborto ya es difícil de conseguir, y ahora lo será aún más», afirmó Marshenkulova.
La ley, que entró en vigor el 4 de diciembre, establece multas de hasta 400 000 rublos (casi 4000 dólares) para quienes difundan propaganda a favor de la infancia en los medios de comunicación o en Internet, y de hasta cinco millones de rublos (unos 50 000 dólares) para las empresas que lo hagan.
Los ciudadanos extranjeros que infrinjan la legislación podrán ser deportados.
Sus partidarios han afirmado que la legislación es esencial para proteger a Rusia de una ideología occidental perjudicial que podría tener consecuencias devastadoras para un país que lucha contra preocupantes tendencias demográficas negativas, que se expresa en una gran caída de la natalidad.
«Hablamos de proteger a los ciudadanos, sobre todo a la generación más joven, de la información difundida en los medios de comunicación que tiene un impacto negativo en la formación de la personalidad de los individuos», declaró antes de la votación Vyacheslav Volodin, presidente de la Duma, la Cámara Baja del Parlamento ruso.
También subrayó que «se debe hacer todo lo posible para que las nuevas generaciones de nuestros ciudadanos crezcan centradas en los valores familiares tradicionales».
Pero grupos de derechos humanos y activistas coinciden en tener serias dudas respecto a que esas sean las intenciones de la nueva norma.
Destacan que tiene un lenguaje vago, similar al de otras leyes represivas aprobadas en Rusia en los últimos años que se han utilizado para perseguir a minorías, como las personas Lgbti+, y a críticos del gobierno, incluidos grupos de la sociedad civil, así como a opositores a la invasión de Ucrania por Moscú en febrero de 2022.
La relativa novedad de la nueva ley es que es difícil calibrar el rigor con que se aplicará y qué es exactamente lo que las autoridades considerarán propaganda de la no concepción de los hijos.
Pero sea como sea ya ha tenido algún efecto.
«La ley es vaga y está formulada en términos generales, por lo que no podemos predecir qué cosas se considerarán punibles: nadie lo sabe», dijo a IPS Anastasiia Zakharova, abogada del Centro de Defensa de los Derechos Humanos Memorial.
«Por ejemplo, una situación en la que las mujeres comparten públicamente cosas como lo duro que puede llegar a ser el ser madre, lo difícil que puede ser criar a los hijos, ¿se considerará propaganda sobre no tener hijos?», inquirió.
La respuesta ha comenzado a darse. «Ya hemos visto que grupos en las redes sociales en los que las mujeres hablan de lo difícil que es criar hijos y ser madres han cerrado para evitar posibles multas», dijo.
«Esta ley tendrá un efecto amedrentador sobre lo que dice la gente», anticipó.
Otros afirman que la experiencia con leyes rusas como las introducidas en la última década, que prohíben la propaganda Lgbti+, sirve de guía para saber cómo podría afectar esta legislación a la vida de las mujeres.
«Esta es otra parte de la dañina cruzada del Kremlin contra los valores tradicionales. Limitará la libertad de las mujeres, sus libertades reproductivas, y reprimirá la libertad en general», dijo a IPS Tanya Lokshina, directora asociada para Europa y Asia Central de Human Rights Watch (HRW).
Consideró que «podemos predecir cuáles serán los efectos de esta ley porque es similar a la ley de propaganda antiLgbti+ en Rusia y hemos visto sus efectos».
«No es tanto que este tipo de ley se dirija a individuos; se trata de purgar el ámbito cultural de cualquier cosa que pueda ser vagamente interpretada como propaganda», añadió.
Por ejemplo, dijo, «una película romántica en la que se ve a una mujer de treinta y tantos años sin hijos que se dedica a su carrera profesional, cualquier cosa por el estilo va a ser prohibida. ¿Se imagina cuántas películas, programas de televisión, libros, etc. tendrían que prohibirse por ese motivo? Es alucinante».
También se cree que la ley podría podría afectar significativamente a la salud reproductiva de las mujeres.
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Lokshina se preguntó si a partir de ahora los niños y adolescentes podrán obtener información sobre el aborto y los métodos anticonceptivos. Recordó que con la ley antilgbti+, los profesores y otras personas que deberían haberles ayudado no pudieron, o no quisieron, hablar sobre cuestiones como la salud sexual Lgbti+.
«Si los niños necesitaban ayuda, no podían obtenerla», afirmó.
Otros activistas por los derechos estuvieron de acuerdo.
«Habrá problemas para que las mujeres obtengan información sobre abortos, anticoncepción y otras cuestiones de salud reproductiva, y será particularmente difícil para los jóvenes, que ya pueden estar luchando para obtener información sobre estas cosas y ahora no tendrán ninguna forma de acceder a ella», argumentó a IPS Natalia Morozova, jefa de la Oficina para Europa Oriental y Asia Central de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH).
Esto ocurre en un momento en que el acceso de las mujeres al aborto ya está siendo muy restringido en Rusia.
La opción de interrumpir el embarazo es legal en Rusia hasta la 12 semana de gestación, y en algunos casos excepcionales, como una violación, hasta la vigésimo segunda semana. Sin embargo, en los últimos años se han tomado medidas para limitar el acceso a este procedimiento.
En algunas regiones se han promulgado leyes que prohíben coaccionar a las mujeres, lo que la legislación define como persuadir, sobornar o engañar a una mujer para que se someta al procedimiento de abortar.
Mientras, cientos de clínicas privadas de todo el país han seguido una iniciativa voluntaria apoyada por el Ministerio de Sanidad y han dejado de ofrecer la práctica de abortos.
El Estado también ha introducido directrices para que los médicos animen a las pacientes a tener hijos, al mismo tiempo que las disuadan de abortar.
«Ya en las clínicas estatales de Rusia, los médicos presionan a las mujeres para que tengan hijos. Hay mujeres que han ido a una clínica y han sido interrogadas por los médicos sobre por qué no tienen hijos y por qué no quieren tenerlos todavía», dijo Lokshina.
Los expertos en salud ya han señalado los peligros de restringir los abortos, y los responsables de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya habían advertido de que la prohibición de que las clínicas privadas practiquen abortos obligaría a más mujeres rusas a someterse a abortos quirúrgicos en lugar de abortos médicos.
Las clínicas privadas ofrecen principalmente abortos médicos, mientras que los hospitales públicos practican abortos quirúrgicos, que conllevan para las gestantes mayores riesgos de complicaciones, efectos secundarios y lesiones.
La OMS también expresó su preocupación por la posibilidad de que la restricción del acceso al aborto legal provoque en Rusia un aumento de procedimientos ilegales peligrosos.
Esta restricción del acceso al aborto y la aprobación de la ley de propaganda contra la maternidad sin hijos se producen en un momento en el que el Kremlin se enfrenta a una crisis demográfica por el aumento de la mortalidad a medida que se recrudece la brutal guerra de Rusia en Ucrania y desciende la tasa de natalidad del país.
Los datos del servicio estadístico Rosstat muestran que en el primer semestre de 2024 nacieron en Rusia 599 600 niños, lo que supone 16 000 nacimientos menos de un año a otro y la cifra más baja desde 1999.
Por su parte, el número de recién nacidos descendió 6 % en junio del año pasado, hasta 98 600, lo que supone la primera vez que la cifra cae por debajo de 100 000 en ese mes. Mientras, entre enero y junio se registraron 325 100 defunciones, 49 000 más que en el mismo periodo de 2023.
El Kremlin ha calificado la situación demográfica de catástrofe para la nación y los legisladores que respaldaron la legislación sobre la propaganda de no tener hijos la consideran una forma de ayudar a frenar el descenso de la población.
Pero Morozova dijo que el principal motivo del Kremlin era reforzar sus fuerzas armadas para seguir luchando en Ucrania.
«Quieren una población que produzca soldados, mujeres que produzcan soldados. El único objetivo de este régimen es producir el mayor número posible de soldados», afirmó.
Según Lokshina, la nueva ley también proporcionará al Kremlin una herramienta adicional en su lucha contra un grupo que muchos expertos consideran potencialmente la mayor amenaza para el poder del presidente Vladímir Putin.
«Las protestas más notables (contra el régimen ruso) desde el comienzo de la invasión a gran escala de Ucrania han sido las protestas de las mujeres. El Kremlin considera que las mujeres son problemáticas y quiere silenciarlas», afirmó.
Aunque está por ver cómo aplicarán e interpretarán las autoridades la ley, algunas activistas ya han abandonado el país en respuesta a su aprobación, temiendo que pueda ser utilizada en su contra.
Mientrs, hay dudas de que la legislación tenga algún efecto sobre la natalidad.
Algunas mujeres rusas que hablaron con los medios de comunicación occidentales antes de la aprobación de la ley dijeron que las decisiones de las mujeres sobre si tener hijos o no se basan en gran medida en las preocupaciones financieras en un momento en que la economía está en dificultades, y no en la opinión de los demás sobre su derecho a tener hijos o no.
Y un estudio realizado en octubre por el Centro de Investigación de la Opinión Pública de toda Rusia (VTsIOM) mostró que 66 % de los rusos dudaba de que las multas por promover la ideología de no tener hijos fueran efectivas.
Para Lokshina, «la ley no puede influir en la natalidad». «Su objetivo es sofocar la disidencia, en este caso, el rechazo de los llamados valores familiares tradicionales», sentenció.
T: MF / ED: EG