Laboratorio rural para innovaciones en el nordeste de Brasil

El profesor Rossino Almeida, de la Universidad Federal de Campina Grande (I), explica a los alumnos adolescentes de noveno grado de la escuela municipal de Gurjão, en el estado de Paraíba, en el nordeste de Brasil, como opera el biodigestor instalado por el Proyecto Piloto EcoProductivo en la Finca Tapera. Imagen: Carlos Müller / IPS

CONGO, Brasil – En el municipio de Congo, en el estado de Paraíba, en el territorio más seco de la región semiárida de Brasil, una iniciativa original intenta mostrar que es posible enfrentar varios problemas de la agricultura familiar simultáneamente. Se trata del Proyecto Piloto EcoProductivo.

Busca difundir innovaciones que apoyen la producción agrícola familiar, combatan el proceso de desertificación registrado en la región e incentiven a los jóvenes a permanecer en el territorio, aprendiendo a convivir con condiciones adversas a través de la agroecología, lo que incluye biodigestores, energía fotovoltaica y asistencia técnica.

El municipio de Congo tiene una superficie de 333 kilómetros cuadrados, 4692 habitantes, de ellos 37,25 % en el área rural, donde hay 415 establecimientos. Su Índice de Desarrollo Humano (IDH) es bajo, 0,581, el 116 entre los 223 municipios del estado de Paraíba, según datos oficiales.

«Fui vaquero toda mi vida y cuando decidí parar, el ganadero para el que trabajaba me dio un bono. Con ese dinero compré este terreno por 10 000 reales (1750 dólares). Eso fue en 2006, cuando el salario mínimo nacional era de 350 reales (61 dólares) y en ese momento el río Paraíba todavía no tenía agua todo el año»: José Roberto da Silva.

Su precipitación media anual es de 610 milímetros (mm) por metro cuadrado, que en los cuatro meses secos del año baja a 5 mm, y su temperatura media anual es de 23,7 ° C.

EcoProductivo es una cooperación entre el gobierno del estado de Paraíba, la Universidad Federal de Campina Grande, a unos 140 kilómetros de Congo, y la Asociación Comunitaria de Agricultores, Apicultores y Criadores de las Comunidades Tatú, Tapera, Poso Cumprido y Barro Branco, que se presenta con un acrónimo impronunciable: Acapcac-Ttpcbb.

La asociación se fundó en 2022 y cuenta con 140 miembros (96 familias), de los cuales 34 son mujeres y 15 jóvenes.

El consultor Felipe Leal, de Procase, habla sobre el mejoramiento genético de animales en la Asociación Comunitaria de Agricultores, Apicultores y Criadores de las Comunidades Tatú, Tapera, Poso Cumprido y Barro Branco, en el estado de Paraíba, en el nordeste de Brasil. Imagen: Carlos Müller / IPS

Laboratorio de soluciones

Lo que se conoce como el Laboratorio al Aire Libre está ubicado en la comunidad de Tapera, parte del pueblo de Congo. Allí se eligió una pequeña propiedad familiar en la que se llevarían a cabo 30 acciones estratégicas, las cuales serían difundidas a los demás miembros de la asociación.

La comunidad y la sede del Proyecto Piloto Ecoproductivo los eligió un comité técnico ocon la participación de representantes de la asociación, considerando como criterio el riesgo moderado a alto de desertificación, el perfil socioeconómico de la familia y la presencia del Proyecto de Desarrollo Rural Sostenible de Paraíba (Procase).

El Sítio Tapera, la propiedad que se convirtió en la sede del «laboratorio», pertenece a  José Roberto da Silva y su esposa Marlene.

«Fui vaquero toda mi vida y cuando decidí parar, el ganadero para el que trabajaba me dio un bono. Con ese dinero compré este terreno por 10 000 reales (1,750 dólares). Eso fue en 2006, cuando el salario mínimo nacional era de 350 reales (61 dólares) y en ese momento el rio Paraíba todavía no tenía agua todo el año», dijo Silva a IPS.

El sitio tiene 29,5 hectáreas y lo cruza el río Paraíba, que a pesar de ser el más grande del estado, hasta hace poco no era perenne. Su caudal se regularizó a través de uno de los canales de transvase del río São Francisco.

La palma forrajera, ampliamente utilizada en el Nordeste de Brasil para alimentar al
ganado en períodos de sequía, se cultiva en el Proyecto Piloto EcoProductivo que se desarrolla en el estado de Paraíba, donde se siembra una especie resistente a la plaga conocida como Cochinilla del Carmín. Imagen: Carlos Müller / IPS

Agua del trasvase

El São Francisco es el río más grande totalmente en territorio brasileño y atraviesa varios estados. Las obras para trasvasar entre 1 % y  3% de su caudal comenzaron en 2007 entre muchas críticas.

Costaron alrededor de 2450 millones de dólares y aún no se han completado, pero sus dos canales principales, que suman 480 kilómetros, además de tornar permanentes varios ríos, alimentan numerosas represas en varios estados del nordeste brasileño.

El subsuelo de la región del Nordeste contiene importantes napas freáticas, pero son salobres. El caudal del São Francisco representa 70 % de toda el agua dulce del Nordeste, donde vive 28 % de la población brasileña de 212 millones.

El río Paraíba ya convertido en perenne permite a los agricultores que forman parte de la asociación mantener azudes para la cría del pez tilapia (Oreochromis niloticus). En el sitio utilizado como sede del «laboratorio» se construyeron dos que recibieron 3500 alevines donados por el gobierno del estado.

El agua extraída del río también sirve para irrigar los nuevos frutales y la palma forrajera (Mauritia flexuosa) de una especie resistente a la plaga conocida como Cochinilla del Carmín.

EcoProductivo comenzó en abril de 2023. Entre sus metas está mejorar genéticamente 400 vacas, 1800 cabras y 1800 ovejas; la instalación de un sistema de generación de energía solar y un biodigestor que reemplace el consumo de gas licuado; la instalación de estanques para la piscicultura y la producción de plántulas de diversas especies.

También se pretende implementar prácticas de manejo sostenible del suelo, con el objetivo de conservar la fertilidad y reducir la erosión; reforestar áreas degradadas y plantar frutos compatibles con las condiciones de la región como el marañón, la guayaba y el maracuyá, regados con la energía solar.

En el primer año de ejecución del proyecto, además de los estanques para peces, se instalaron en el Sitio Tapera un biodigestor, un sistema de generación de energía fotovoltaica, un corral que alberga animales destinados al mejoramiento de los rebaños de la comunidad y viveros de plántulas de frutales y los destinados a la reforestación.

El costo total del proyecto fue presupuestado en 55 087 dólares y Felipe Leal, consultor de Procase, detalló a IPS sus principales componentes: sistema fotovoltaico, corrales, sistema de riego, tanques excavados y la estación climatológica instalada por una agencia de gobierno del estado a un costo de más de 21 000 dólares.

En la finca de Ana Carla Ramos da Silva se construye el segundo biodigestor de la comunidad y los beneficios del mejoramiento genético de su rebaño caprino ya están dando resultados. Ya vende 150 litros de leche de cabra a la semana y pronto suministrará 190 kilos de queso al Programa de Adquisición de Alimentos del gobierno de Brasil. Carlos Müller / IPS

Gas propio

El biodigestor, explicó el profesor Rossino Almeida, de la Universidad Federal de Capina Grande, quien brinda asistencia técnica al proyecto, «cuesta 1400 dólares. De estos, 70 % es financiado con recursos públicos y 30 % por el propietario de los terrenos, dividido en 10 cuotas».

«El gas embotellado es caro y no puedo llevar leña porque me operaron del corazón. Ahora, con el biodigestor, solo usé el gas del cilindro para hacer comida para toda la familia en el Día de la Madre. El último cilindro que compramos fue el año pasado», dijo Marlene da Silva con una sonrisa de satisfacción.

Según Leal, gracias a las mejoras y a la asistencia técnica del proyecto, la familia de José Roberto da Silva ya obtuvo este año un ingreso equivalente a 1228 dólares por la venta de yuca, lechuga, batatas y está por vender una tonelada de pescado cultivado en sus dos estanques. Además, vendieron tres litros de miel.

El préstamo de animales de cría, el suministro de plántulas y la asistencia técnica ya beneficia a las demás familias de la Asociación, aunque no hayan realizado inversiones como las realizadas en el Sítio Tapera.

Cada estanque del Proyecto Piloto EcoProductivo recibió 3500 alevines donados por el gobierno del estado de Paraíba, en el nordesde de Brasil. En la primera cosecha, la familia Da Silva, propietario de Sítio Tapera, pretende vender una tonelada de tilapia por algo más de 3600 dólares. Imagen: Carlos Müller / IPS

Mercados para producción incrementada

En la propiedad de Ana Carla Ramos da Silva se está construyendo el segundo biodigestor. Pero con el mejoramiento genético de su rebaño de cabras, ya vende 150 litros de leche de cabra a la semana y se prepara para vender 190 kilogramos de queso, además de ampliar la producción de miel.

Una de las grandes preocupaciones de los agricultores era qué hacer para comercializar una mayor producción. Los técnicos de Procase y el profesor Almeida han estado asistiendo en los contactos con los comerciantes y en la búsqueda de acceso a los mercados públicos y privados.

Uno de los canales prioritarios es el Programa de Adquisición de Alimentos (PAA) del gobierno federal brasileño, que compra productos de la agricultura familiar para distribuir a instituciones asistenciales.


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«Finalizamos la asesoría con un total de 15 beneficiarios de EcoProdutivo inscritos en el PAA. Ayudamos en la organización de la documentación, cálculos de los productos que se entregarán, entre otras demandas. Cabe destacar que de los 15 inscritos, 12 son mujeres», dijo Leal con satisfacción en un mensaje enviado a IPS.

El día en que IPS conoció la experiencia, Sítio Tapera también recibió la visita de un grupo de estudiantes de noveno grado, comúnmente de 15 años, de la escuela municipal Inácio Caluete, en Gurjão, un municipio cercano de unos 4500 habitantes y aún más seco que Congo.

Estos niños y niñas, en su mayoría hijos e hijas de agricultores, tienen, además de las asignaturas normales, clases optativas del Programa de Educación Empresarial Rural y Prácticas Agrícolas Sostenibles, que no son solo teóricas. Esa jornada la dedicaron a trabajo de campo.

ED: EG

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