WASHINGTON – Uno de cada cuatro habitantes de América Latina y el Caribe vive en hogares pobres, con un ingreso inferior a 6,85 dólares por día, y la tendencia a reducir la pobreza se ha estancado desde hace nueve años, de acuerdo con un reciente estudio del Banco Mundial.
En conjunto, América Latina y el Caribe logró reducir la pobreza de 50 a 30 % durante los primeros 15 años del nuevo milenio, lo que se considera un éxito notable, pero el proceso se ha estancado desde 2015 y es ahora una de las regiones que más lentamente avanza en la erradicación de la pobreza.
Entre 2019 y 2022, la demografía de la pobreza en la región se alejó de los grupos tradicionalmente vulnerables y la proporción de pobres fue menor entre las personas con menor nivel educativo y aquellas que viven en áreas rurales, probablemente debido a un aumento en las transferencias públicas dirigidas a esos grupos.
Los autores del informe “Tendencias Recientes en Pobreza y Desigualdad” estiman que la pobreza en la región disminuyó apenas un punto porcentual entre 2022 y 2023.
La proyección -que consideran alarmante- indica que, si no se adoptan medidas, la pobreza solo disminuirá ligeramente en 2024 y se mantendrá en 25 %, es decir, afectará a unos 165 millones de los 663 millones de habitantes que tiene la región según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El impacto de la pandemia covid-19 en la región fue disímil. Mientras que algunos países han logrado reducir la pobreza por debajo de los registros prepandémicos, otros todavía están luchando para regresar a esos niveles.
Entre 2019 y 2022, Brasil y México fueron los principales responsables de la reducción de la pobreza en la región. En Brasil, las transferencias gubernamentales, como el programa Bolsa Familia, jugaron un gran papel en la disminución de la pobreza observada, según el estudio.
En México, el alivio de la pobreza se atribuyó principalmente a la mejora de los resultados del mercado laboral.
Si no se incluyen estos países, la pobreza en la región en su conjunto aumenta, en 0,6 puntos porcentuales, durante el período analizado.
Por otra parte, el estudio señala que América Latina y el Caribe sigue siendo una de las regiones más desiguales, considerando el coeficiente de Gini, una medida de desigualdad que va desde cero –máxima igualdad- hasta 100 –desigualdad máxima-.
Durante la última década, el coeficiente de Gini para la región ha fluctuado entre 50 y 52, “lo que indica una preocupante falta de progreso”, según el informe. A partir de 2022, ese coeficiente fue de 49,9, lo que representa una ligera disminución respecto a los niveles prepandémicos.
Considera el estudio que la desigualdad en América Latina y el Caribe podría permanecer en niveles inaceptablemente elevados en el futuro cercano. Sus proyecciones indican que, aunque el coeficiente de Gini regional disminuyó a 49,7 en 2023, probablemente se mantendrá en ese nivel en 2024.
También señala que la recuperación de los ingresos laborales en la región ha sido inconsistente. Entre 2019 y 2020, esos ingresos totales de la región se redujeron 7,7 %, y para 2022 todavía estaban cinco puntos porcentuales por debajo de los niveles de 2019.
La mayoría de los países sufrió caídas significativas en sus ingresos laborales en 2019, solo unos pocos han rebotado en 2022 en este aspecto y, entre los que siguen enfrentando dificultades, República Dominicana, Argentina y Perú tuvieron las mayores caídas, de hasta 13 %.
En contraste, El Salvador, México y Chile registraron crecimiento en ese indicador crucial, entre 3,5 y cinco por ciento.
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