Más migrantes mueren en el Sahara que al cruzar el Mediterráneo

Autoridades registran el hallazgo de 20 cadáveres de migrantes en la región de Agadez, una zona del desierto del Sahara en el centro de Malí. Cada año miles de personas perecen en esas difíciles travesías por el norte de África, en camino hacia las costas del Mediterráneo para tratar de llegar al sur de Europa. Imagen: Ibrahim Belsan / KAS

GINEBRA – El número de migrantes que, rumbo a Europa, mueren cada año al atravesar el desierto del Sahara en el norte de África, probablemente supera el de quienes perecen en el mar Mediterráneo tratando de alcanzar el mismo destino, indicó un informe divulgado por agencias de las Naciones Unidas este viernes 5.

Bram Frouws, director del Centro de Migración Mixta, dijo que “sabemos, aunque no disponemos de cifras totalmente precisas y, de hecho es una subestimación, que muchas personas mueren en las rutas terrestres, hasta la costa mediterránea, posiblemente incluso más que en el mar”.

Ese centro elaboró el informe titulado “En este viaje, a nadie le importa si vives o mueres”, sobre la migración que cruza el Sahara, junto con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

En el estudio se documentaron 1206 muertes de personas migrantes que intentaban cruzar el Sahara, entre enero de 2020 y mayo de 2024, pero se estima que la cifra real es mucho mayor y se presume que incluso duplica los decesos en el Mediterráneo.

En ese mar, al naufragar los frágiles botes y viejas barcazas en que viajaban, en el año 2023 perecieron 3129 migrantes y refugiados, en su mayoría provenientes de las costas norafricanas. En 2024, hasta mediados de junio, murieron o desaparecieron en sus aguas al menos 800 personas, según la OIM.

Entre las muertes registradas en el desierto, 24 % se debieron a la exposición, la deshidratación y la inanición relacionadas con las duras condiciones ambientales, 38 % a accidentes de tráfico, y 13 % a hechos de violencia.

También seis por ciento a enfermedades y falta de acceso a la atención sanitaria, tres por ciento a muertes accidentales, y 16 % a razones mixtas o desconocidas.

“Independientemente de su estatus, los migrantes y refugiados se enfrentan a graves violaciones de sus derechos humanos y abusos a lo largo de la ruta. No podemos perder nuestra capacidad de indignarnos por este nivel de violencia”, afirmó Vincent Cochetel, enviado especial de Acnur para el Mediterráneo central y occidental.

El informe señaló que las rutas por las que se trafica con personas se están desplazando hacia zonas más remotas, evitando las de conflicto activo o controles fronterizos por parte de actores estatales y no estatales, lo que expone a las personas en movimiento a riesgos aún mayores.

Los tipos de abusos denunciados incluyen tortura, violencia física, detención arbitraria, muerte, secuestro para pedir rescate, violencia y explotación sexual, esclavitud, trata de personas, trabajo forzado, extracción de órganos, robo, detención arbitraria, expulsiones y devoluciones colectivas.

El estudio acopió datos durante tres años, incluyendo entrevistas a unos 31 000 migrantes y refugiados procedentes de África, y permitió comprobar los llamados “factores de expulsión”, que impulsan a las personas a huir de sus lugares de origen.

Entre ellos destaca el deterioro de la situación en los países de origen y de acogida, como es el caso de los nuevos conflictos armados en Sudán y en países del Sahel, la franja semiárida que cruza África de este a oeste y se interpone entre el desierto y la zona de bosques en el centro del continente.

El estudio agrega “el impacto devastador del cambio climático”, los desastres y emergencias prolongadas en el este de África, así como el racismo y la xenofobia hacia los refugiados y migrantes.

Una vez que cruzan el Sahara y llegan a los países costeros del Mediterráneo (Libia y Túnez, principalmente), los migrantes se encuentran con “enormes lagunas en materia de protección y asistencia”, lo que los empuja a emprender viajes peligrosos, subraya el informe.

El apoyo y el acceso a la justicia para los supervivientes de diversas formas de abuso rara vez están disponibles en los puntos de las rutas, según indica el informe, que cita la financiación insuficiente y las restricciones al acceso humanitario.

Eso es particularmente cierto en lugares clave como los centros de detención informales y las instalaciones de detención establecidas tanto en países del norte africano como del sur europeo.

“Los grupos criminales y los traficantes son a menudo responsables de abusos terribles, pero los funcionarios estatales, como la policía, los militares y los guardias fronterizos, también desempeñan un papel”, observó Frouws.

El estudio dice que Acnur, la OIM y las organizaciones no gubernamentales con las que se asocian han intensificado sus servicios de protección y asistencia vitales, “pero la acción humanitaria no es suficiente”.

Laurence Hart, de la oficina de coordinación de la OIM en el Mediterráneo, dijo que “es importante estudiar cómo regularizar o legalizar a los migrantes en los países de tránsito, si es necesario, pero también más allá, en los países europeos que responden a la necesidad de talentos y de mano de obra”.

En todo el mundo murieron o desaparecieron en 2023 al menos 8565 personas migrantes, en peligrosas travesías por mar y tierra. Y, en los últimos 10 años, al menos 63 000.

A-E/HM

 

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