La brecha digital de Cuba perjudica más a grupos vulnerables

Clientes hacen fila para extraer dinero efectivo en los cajeros automáticos de una sucursal del Banco Metropolitano en La Habana. Rezagados en el dominio de las tecnologías, muchas personas en Cuba, sobre todo adultos mayores, se ven ajenos a servicios digitales como los que ofrecen los sistemas de pago nacionales. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

LA HABANA – En la carrera universal por la digitalización, con cada vez más datos, servicios y entretenimientos a través de internet, siempre quedan países rezagados como Cuba, que arrancó tarde y hoy sigue su lucha por reducir esa brecha digital.

Brecha digital es un término que evoca “distancia”, sea entre grupos sociales, regiones, países desarrollados y otros del Sur global; en definitiva, desigualdades.

Puede darse en la capacidad de acceder a dispositivos tecnológicos o servicios de internet, en la calidad o los usos y apropiaciones de estos, en las inequidades entre zonas geográficas, géneros, niveles socieconómicos, etnias, religiones, edades u otras.

Y llega a ser tan brutal que, de acuerdo al último Foro para la Gobernanza de Internet (FGI) de Naciones Unidas, celebrado en octubre de 2023 en Japón, unos 2600 millones de personas, un tercio de la población mundial, aún no son usuarios del ciberespacio.

“La brecha digital es mayor en los adultos mayores. Tienen menos ingresos, grados de dependencia y abandono. Muchos están solos, lo que los hace más vulnerables”: Ailyn Febles Estrada.

“Abordar estas brechas en el acceso, incluida la calidad del acceso, es una cuestión central en la construcción de una internet inclusiva. El objetivo de la inclusión digital es mejorar el entorno en línea para que todos puedan adoptar un desarrollo digital equitativo y un crecimiento socioeconómico”, sentencia un comunicado del encuentro.

Ailyn Febles Estrada, presidenta de la Unión de Informáticos de Cuba. “Se trabaja de forma diferenciada con los vulnerables y demográficamente afectados”, dice sobre las acciones para reducir las brechas digitales dentro de la ciudadanía del país. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Una arrancada tardía

Con la apertura, en 2018, de los servicios de conexión por datos móviles a la ciudadanía, el crecimiento de la conectividad en Cuba fue exponencial.

Pronto expandir las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) se convirtió en una prioridad de la administración del presidente cubano Miguel Díaz-Canel.

En 2021, por ejemplo, se emitió el Decreto Ley 35 “De las Telecomunicaciones, las Tecnologías de la Información y la Comunicación y el uso del Espectro Radioeléctrico”, junto a varias otras normas del mismo ámbito.

En mayo último se emanó la Política para la Transformación Digital, Agenda Digital Cuba y Estrategia de Inteligencia Artificial, una hoja de ruta para el desarrollo de las nuevas tecnologías, que enfrenta asuntos como el gobierno digital o las competencias digitales de la ciudadanía, “con un enfoque inclusivo”, según sus impulsores.

Si bien la partida de este país insular del Caribe fue lenta, el impulso posterior no tardó en llegar a las últimas cifras de 7,6 millones de líneas móviles activas; de estas, 6,8 millones con acceso a internet, indicaron datos del primer trimestre de 2024.

No obstante, la presidenta de la Unión de Informáticos de Cuba (UIC), Ailyn Febles Estrada, puntualizó a IPS que “el crecimiento fue acelerado en un primer momento, pero ahora se ha enlentecido”.

La calidad de la conexión decayó cuando la proliferación de usuarios superó el ritmo de la inversión en infraestructura y, cuando a tales números se sumó un aumento del tráfico en la web, de 258 500 terabytes en 2021 a 423 804 en 2022, según las cifras más recientes de la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei).

Cuba tiene la velocidad de internet más baja del mundo. Así lo confirma el índice global Speedtest de Ookla, empresa estadounidense especializada en servicios de diagnósticos del ciberespacio.

Para ser exactos, en el periodo de mayo de 2023 a mayo de 2024, el archipiélago cerró el ranking de países con el puesto 147 en la internet vía móvil, con 3,77 megabits por segundo (Mbps), por detrás de Bolivia (lugar 142, con 10,57 Mbps), Haití (140, 11,25 Mbps) o el 45 y primero de América Latina, Brasil (62,95Mbps).

Cuba también ocupó el último lugar 181 en fibra óptica fija, con 2,69 Mbps. Son velocidades que dificultan hasta la mera navegación cotidiana en la web.

Febles afirmó que “se han podido hacer pocas inversiones desde el punto de vista de las tecnologías”, debido a las sanciones de Estados Unidos a Cuba, y una crisis económica agudizada por la pandemia de la covid.

Dos mujeres conversan mientras interactúan con un teléfono móvil, en la sala de teatro Adolfo Llauradó en La Habana. Desde 2018, cuando empezó la apertura de los servicios de internet por datos móviles en Cuba, ha crecido la cantidad de líneas de celular activas con acceso a internet hasta la cifra más reciente de 6,8 millones. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Brechas internas

“Las políticas y prácticas para promover el acceso deben abordar el riesgo de dejar atrás a los más vulnerables, incluidas las personas con discapacidad, las comunidades minoritarias y de refugiados, las minorías sexuales y de género, las personas mayores y las que viven en la pobreza o en zonas remotas y rurales”, advierte el comunicado del FGI 2023.

Respecto a esas brechas internas por niveles socioeconómicos, demográficos y culturales, Febles aseguró que los indicadores de Cuba no son muy diferentes a los de otros países en vías de desarrollo.

“Se están actualizando las políticas públicas definidas para ello, y se trabaja de forma diferenciada con los vulnerables y demográficamente afectados”, agregó, y citó como ejemplo a la Política Integral de Niñez, Adolescencias y Juventudes, aprobada en julio de 2023 y que incluye un capítulo completo relacionado con las tecnologías.

Sin embargo, persisten esos tipos de brechas. Probablemente, una de las más reconocibles sea la de carácter geográfico.

Por ejemplo, en Cuba hay algo más de 282 000 hogares conectados a la red, de un sector habitacional de 3,9 millones. “Este es un número realmente bajo, que marca una brecha y, por supuesto, es peor en las zonas rurales que en las urbanas”, valoró Febles, quien es doctora en Ciencias Técnicas.

La conexión mediante dispositivos móviles pudiera ser la alternativa, pero la cobertura solo permite, según la Onei, que 87,5 % de la población cubana de 11 millones de habitantes logre conectarse a la red en su territorio con celulares, índice que se mantiene prácticamente estático con respecto a 2018, cuando era de 85,3 %.

Por su parte, 84 % de los Consejos Populares (instancias administrativas a escala local) cuentan con al menos una solución de navegación pública. “Es una demarcación geográfica que permite identificar cuánto falta por cobertura de internet”, afirmó la especialista.

La cobertura promedio de la red móvil 4G en la región latinoamericana y caribeña alcanza a 94 %, de acuerdo a un informe de 2022, realizado con base a 14 países por el Centro de Estudios de Telecomunicaciones de América Latina y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Cuba no estuvo incluido en el estudio.

Muestra del funcionamiento de los sistemas informáticos, durante la XIX Convención y Feria Internacional Informática, en marzo de 2024, en el recinto expositivo Pabexpo, en La Habana. La transformación digital de la sociedad cubana se ha convertido en una prioridad para el Estado. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Los más rezagados

Gladys Bermello, residente de 84 años del municipio habanero de Regla, cuenta con un teléfono celular desde 2019. Un enigmático dispositivo ante sus ojos, con el que solo se conecta a internet para entrar a WhatsApp. Su nieto le asiste: actualiza las aplicaciones y hasta saca en efectivo su pensión jubilatoria, pues ella jamás ha usado, ni sabe hacerlo, una pasarela de pago electrónico.

Bermello quisiera aprender los misterios de aquel aparato. Claro, si tuviera mejor vista, su nieto, más tiempo, o si las piernas le dejaran caminar hacia algún curso de capacitación. Quizás así el grado de dependencia disminuyera.

Al cierre de 2022, la ciudadanía cubana mayor de 60 años representa 22,3 % de la población total. Para 2050, con la tendencia actual de envejecimiento, la proporción podría aumentar a 35,9 %, según cifras oficiales.

António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), advirtió que los adultos mayores “son tal vez quienes más apoyo necesitan” para encarar la vertiginosa transformación digital.

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“La brecha digital es mayor en los adultos mayores. Tienen menos ingresos, grados de dependencia y abandono. Muchos están solos, lo que los hace más vulnerables”, acotó Febles.

Como otras organizaciones, la UIC que la especialista lidera tiene varias iniciativas de capacitación en asilos de ancianos, pero la tarea es ardua y “todavía queda trabajar más en ello”.

Reducir la brecha digital consiste, precisamente, en brindar aliento a aquellos rezagados.

ED: EG

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