LA HABANA – Cuba y Rusia refuerzan sus vínculos a partir de relaciones políticas y económico comerciales catalogadas de estratégicas, con el pendiente de acelerar y propiciar la sostenibilidad de acuerdos que pudieran atenuar las múltiples dificultades de la isla.
Uno de los sectores donde se aprecia un mayor dinamismo es el turismo, si bien varios convenios proyectan la colaboración y vínculos promisorios en materia de energía, metalurgia, banca, transporte, biotecnología, agroindustria azucarera y fuentes renovables, entre otros.
Durante 2023 casi 185 000 visitantes rusos llegaron a este país del Caribe, un incremento de 340 % con respecto al periodo precedente, con lo cual la nación euroasiática devino el tercer emisor de turistas a Cuba, por detrás de Canadá y la comunidad de cubanos residentes en el exterior.
Añade incentivos para turistas y empresarios de aquella nación la aceptación en la isla de las tarjetas del sistema de pago ruso MIR que permite a ciudadanos rusos realizar extracciones convirtiendo rublos en pesos cubanos, o comprar mercancía en las tiendas en divisas.
Rusia figura como quinto socio comercial de Cuba. En 2022 el intercambio comercial fue de 451 millones de dólares, 92 % en exportaciones de petróleo y derivados hacia la isla, mientras la nación caribeña aportó principalmente productos agrícolas, ron, café y tabaco, de acuerdo con los datos disponibles.
Las estimaciones de 2023 refieren un aumento del comercio bilateral con respecto al año precedente.
Sumida en una profunda crisis económica, Cuba tiene en la nación eslava un inversor cuyo peso pudiera acrecentarse en la medida que la isla favorezca y agilice el intercambio comercial y optimice el ambiente financiero y crediticio. Ello permitiría además sortear limitaciones derivadas del embargo estadounidense, el cual ralentiza los planes de desarrollo nacional.
“La relación de Cuba con Rusia ofrece muchas oportunidades. Forma parte de una tradición en la política exterior cubana diversificar las relaciones, algo especialmente importante para un país del Sur global en desarrollo y a 90 millas de los Estados Unidos”: Arturo López-Levy.
Rusia, con casi 145 millones de habitantes, cuenta con significativas reservas de minerales, alimentos y maquinarias. Sobre ella también pesan sanciones internacionales debido a la invasión a Ucrania en febrero de 2022. Tiene en la isla un mercado de 11 millones de personas ávido de materias primas y bienes de consumo.
“La relación de Cuba con Rusia ofrece muchas oportunidades. Es tradición en la política exterior cubana diversificar las relaciones, algo especialmente importante para un país del Sur global en desarrollo y a 90 millas de los Estados Unidos”, indicó en diálogo con IPS el politólogo cubano residente en Estados Unidos Arturo López-Levy.
El investigador asociado en el Centro Korbel de Estudios Latinoamericanos de la Escuela Josef Korbel de Estudios Internacionales, de la Universidad de Denver, recordó la estrecha alianza ideológica, política y económica que mantuvieron Cuba y la Unión Soviética durante tres décadas, hasta la extinción de la última en 1991.
“Rusia es un miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y eso puede representar una oportunidad para la política exterior de Cuba. Por tanto, el reforzamiento de vínculos es algo lógico y con perspectivas a largo plazo.”, redondeó López-Levy.
Petróleo y energía
En lo que va de año varias delegaciones de funcionarios y empresarios cubanos y rusos han cruzado el océano Atlántico para explorar áreas de interés y firmar acuerdos.
En marzo, sesionó en Moscú la XXI sesión de la Comisión intergubernamental cubana-rusa de colaboración económico-comercial y científico-técnica. En ese momento, la parte rusa subrayó que prioriza los suministros de los hidrocarburos, trigo y fertilizantes a Cuba.
Durante una breve visita a la isla, el 19 de febrero, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, mencionó el otorgamiento de dos créditos especiales para petróleo y sus derivados.
En opinión de López-Levy, el gobierno cubano prioriza la alianza con Moscú dado el apoyo que puede brindar “sobre todo en términos de seguridad energética”.
“Estamos hablando de sobrevivencia a corto plazo, durante los próximos seis meses”, una situación que, a juicio del analista, “ilustra el nivel de dificultades y precariedad de Cuba en el momento actual”.
Cuba es altamente dependiente de combustibles fósiles para generar electricidad, pues la producción nacional cubre apenas la mitad de la demanda, mientras las fuentes renovables no llegan a 5 % del mix energético. También Venezuela y México suministran carburantes.
Este país insular caribeño padece déficits de generación, además, debido a roturas o mantenimientos en sus añejas termoeléctricas, en su mayoría con componentes del extinto campo socialista.
El 14 de junio, el ministro de Energía ruso Serguéi Tsiviliov aseguró que Rusia respaldará la construcción de nuevas instalaciones, a fin de modernizar a la infraestructura y optimizar la capacidad de generación eléctrica del país caribeño.
La declaración ocurrió tras una reunión en Moscú con el viceprimer ministro cubano Ricardo Cabrisas, al frente de una delegación de funcionarios cubanos que asistió antes al XXVII Foro Económico Internacional de San Petersburgo, del 5 al 8 de junio.
Se encuentra pendiente la utilización de un crédito de 1360 millones de dólares para construir cuatro bloques de generación térmica de 200 megavatios, con tecnología rusa, según lo anunciado en 2015.
Tsiviliov y Cabrisas también analizaron la cooperación en el proyecto conjunto para la extracción de petróleo y gas natural en los yacimientos de Boca de Jaruco, 35 kilómetros al este de La Habana.
Otros proyectos
El ministro de Transporte Eduardo Rodríguez Dávila, uno de los integrantes de la delegación, abundó sobre la firma de contratos para el restablecimiento, ampliación y sostenibilidad de la flota de la empresa Cubana de Aviación.
Informó sobre diálogos bilaterales para modernizar un taller ferroviario en la capital cubana, el acceso a piezas de repuesto para reparar locomotoras, “así como la reconfiguración del proyecto de modernización de la infraestructura ferroviaria, cuya ejecución ha estado paralizada por dificultades financieras”.
Asimismo, los intercambios analizaron el ensamblaje en Cuba de medios de transporte, microbuses y camiones, así como la construcción conjunta de embarcaciones de distintos tipos.
En marzo, cinco memorandos de entendimiento binacionales propusieron completar el desarrollo clínico de productos biofarmacéuticos cubanos como la vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón avanzado, Cimavax, y la vacuna contra la peste porcina africana, entre otros acuerdos.
A inicios de junio trascendió que el Fondo Ruso de Inversión Directa invertiría más de 11 millones de dólares en proyectos de investigación con la empresa cubana biofarmacéutica BioCubaFarma.
El 10 de mayo, al finalizar una visita a la capital rusa, el presidente Miguel Díaz-Canel precisó que en Cuba “tenemos seis proyectos de negocios que están en funcionamiento con el empresariado ruso».
Precisó que «hay cuatro que se han aprobado recientemente y se van a comenzar a implementar; y hay otros cinco que se han presentado y sobre los cuales se están haciendo las valoraciones conjuntas para concluir con su aprobación”.
El mandatario explicó que se trata de proyectos “insertados en las prioridades del país: el sistema energético y el sistema alimentario”, y agregó que con la parte rusa “hablamos sobre sus avances y también sobre algunas dificultades, para avanzar más rápido”, sin ofrecer mayores precisiones.
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Cabrisas reconoció en marzo que “necesitamos pasar a la concreción de resultados, a partir de las necesidades latentes de nuestros países y visiones compartidas de desarrollo”.
Analistas señalan que la situación financiera cubana, en moratoria de pagos a acreedores internacionales debido al déficit de divisas, junto con los efectos del fracasado reordenamiento económico y monetario iniciado en 2021 que acentuó la dolarización parcial, entre otros factores, mantiene reticentes a potenciales inversores rusos para inyectar capitales frescos.
En 2014 Rusia condonó 90 % de la deuda cubana de unos 27 000 millones de dólares heredada de la Unión Soviética. Se acordó que el pago del restante 10 %, unos 3500 millones, sería reinvertido en Cuba.
El gobierno de Vladimir Putin dispuso en marzo facilidades y extendió el plazo hasta 2040 para que La Habana pague la deuda de créditos estatales ascendente a 277,2 millones de dólares, otorgados entre 2009 y 2019 para financiar, entre otros renglones, el suministro de petróleo y derivados a la isla.
Buques rusos en La Habana
Del 12 al 17 de junio permanecieron en La Habana una fragata, un submarino de propulsión nuclear, un buque petrolero y un remolcador de salvamento provenientes de Rusia.
Una nota del Ministerio de Relaciones Exteriores subrayó que la visita oficial de los buques de guerra “se corresponde con las históricas relaciones de amistad entre Cuba y la Federación de Rusia” y que ninguno “es portador de armas nucleares, por lo que su escala en el país no representa una amenaza para la región”.
La llegada de las embarcaciones, en un contexto de acrecentadas tensiones geopolíticas, fue leída por expertos como una demostración del poderío naval de Rusia y la capacidad de proyectarla en un área geográfica considerada zona de influencia de Washington.
La Casa Blanca adujo que los buques no suponían una amenaza directa para Estados Unidos, aunque buques y medios aéreos militares estadounidenses monitorearon al destacamento naval desde aguas internacionales, reportaron medios de prensa.
Poco después arribó a la rada habanera un buque patrullero de Canadá –país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la Otan-, mientras el buque escuela Simón Bolívar, de Venezuela, llegó por similar fecha a la oriental ciudad de Santiago de Cuba.
Asimismo, Cuba rechazó la presencia de un submarino nuclear en la Base Naval de Guantánamo, enclave militar estadounidense en la costa suroriental de la isla, dado en arrendamiento desde 1903 por las autoridades de entonces, y que el gobierno cubano insiste en su devolución.
Si bien Estados Unidos informó sobre la presencia del sumergible, “no nos gusta la presencia en nuestro territorio y transitando por nuestras aguas de un medio de esa naturaleza, perteneciente a una potencia que mantiene una política oficial y práctica que es hostil contra Cuba”, declaró el día 14 el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío.
ED: EG