La violencia bloquea auxilio humanitario a la población de Haití

Alimentos y otros productos para la ayuda humanitaria en Haití, almacenados en la norteña ciudad de Cap Haitien y que difícilmente pueden despacharse hacia la capital en el sur y otras ciudades donde campea la actividad de pandillas delictivas. Agencias humanitarias indican que al menos 1,6 millones de personas necesitan ayuda alimentaria urgente. Imagen: Maxime Le Lijour / Unicef

PUERTO PRÍNCIPE – La violencia de las bandas en Haití está “estrangulando las cadenas de suministros básicos”, lo que puede terminar de romper el sistema sanitario del país, advirtió este miércoles 22 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Bruno Maes, representante de Unicef en este país caribeño, dijo que “la escalada de violencia en Puerto Príncipe y Artibonite (provincia al noroeste de la capital) está sumiendo a Haití en un desastre humanitario. El sistema sanitario está al borde del colapso”.

“No sólo los niños están atrapados, sino también los suministros críticos destinados a curarlos y alimentarlos”, afirmó Maes.

Apenas seis de cada 10 hospitales están operativos en Haití. Los contenedores llenos de suministros fueron “retenidos o saqueados”, al igual que muchos almacenes y farmacias, y cientos de contenedores permanecen varados en esta capital.

“La combinación de violencia, desplazamientos masivos, epidemias peligrosas y malnutrición creciente ha doblegado el sistema sanitario de Haití, pero el estrangulamiento de las cadenas de suministro puede ser lo que lo rompa”, insistió el representante de Unicef.

Necesitan ayuda humanitaria urgente unos 4,4 millones de personas en Haití -un país de 11,5 millones de habitantes en 27 755 kilómetros cuadrados-, y 1,6 millones se enfrentan a niveles de emergencia de inseguridad alimentaria aguda, según agencias humanitarias del sistema de Naciones Unidas.

Por su parte, la organización Médicos Sin Fronteras informó que más de 30 centros médicos y hospitales cerraron debido a actos de vandalismo, saqueos o por estar situados en zonas inseguras, entre ellos el Hospital Universitario Estatal de Haití, el mayor del país.

“Mientras los hospitales siguen cerrando y reduciendo sus servicios, debemos aumentar nuestra capacidad de respuesta para enfrentar la afluencia de pacientes, pero debido a la gran demanda de medicamentos nos hemos quedado prácticamente sin existencias”, dijo el coordinador de proyectos de MSF,  Mumuza Musubaho.

El responsable de MSF dijo que “la reciente reapertura del aeropuerto de Puerto Príncipe -cerrado durante casi tres meses a causa de la violencia- es un primer paso para aliviar el aislamiento, pero los puertos aún siguen bloqueados”.

“Además, en esta situación de emergencia, los procedimientos aduaneros deberían ser mucho más flexibles. Es imprescindible que los medicamentos y otros suministros puedan entregarse lo antes posible”, agregó Musubaho.

Por otro lado, indicó MSF, las insalubres condiciones de los numerosos asentamientos de desplazados que se extienden por todo Puerto Príncipe aumentan el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera.

María Isabel Salvador, representante especial para Haití del secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que “es imposible exagerar el aumento de la actividad de las pandillas en Puerto Príncipe y más allá, el deterioro de la situación de los derechos humanos y la profundización de la crisis humanitaria”.

Según los informes de las Naciones Unidas, solo en los primeros tres meses del año, 2500 personas, incluidos al menos 82 niños, murieron o resultaron heridas como resultado de la violencia de las pandillas.

Casi la mitad de las víctimas fueron alcanzadas por balas durante ataques violentos contra sus barrios o enfrentamientos entre pandillas y la policía, y al menos 438 personas fueron secuestradas para pedir rescate.

Medios de prensa aseguran que 80 % de esta capital, y las vías que comunican con el norte y sur del país, están en manos de decenas de bandas criminales, que siembran el terror en calles, barriadas y cruces carreteros.

Unas 362 000 personas -la mitad de ellas niñas y niños- debieron huir de sus hogares, porque quedarse es demasiado peligroso, y muchas de ellas están en atestados refugios improvisados en escuelas y otros espacios públicos.

La violencia sexual y los abusos contra mujeres y niñas han aumentado, y decenas de miles de niños no pueden asistir a la escuela debido a la inseguridad.

En el terreno político, la Presidencia colegiada, de nueve miembros, que asumió la responsabilidad de conducir un proceso de transición, avanza con lentitud en la conformación de un gobierno provisorio, mientras se organizan nuevas elecciones.

Ese gobierno debe preparar el terreno para que se despliegue una fuerza internacional que permita derrotar a las pandillas, y la cual se conformaría inicialmente con 1000 policías de Kenia y contingentes de apoyo de Bahamas, Bangladesh, Barbados, Belice, Benin, Chad y Jamaica.

El presidente de Kenia, William Ruto, llegó este miércoles 22 a Estados Unidos y tratará con su anfitrión Joe Biden el despliegue de la fuerza en Haití, para la que Washington ha ofrecido soporte financiero y logístico, pero no efectivos.

Varias de las más importantes pandillas que actúan en la capital, algunas fuertemente armadas, crearon una alianza para oponerse a la fuerza multinacional.

A-E/HM

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