WASHINGTON – Las economías de América Latina y el Caribe demostraron una fortaleza inesperada en 2023 y pueden poner en marcha, con tareas en cinco áreas, reformas para capitalizar oportunidades económicas aún sin explotar, planteó en un nuevo estudio el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Entre las políticas para impulsar la productividad, el informe recomienda a los países mejorar el acceso a una educación de calidad, fomentar la formalización y el crecimiento de las pequeñas empresas, y facilitar el acceso a los mercados mundiales a todas las empresas.
El informe destaca, como ejemplo, que los países de la región con más años de escolaridad para su población (Argentina, Chile, Panamá, Trinidad y Tobago y Uruguay) son también los de mayor producto interno bruto (PIB) por persona.
Asimismo, el estudio recomienda aprovechar la reorganización y los cambios en las cadenas de valor a nivel global para atraer flujos de inversión extranjera directa, y promover un mercado crediticio más competitivo para el sector corporativo.
Los países de la región “están preparados para contribuir a la demanda mundial en sectores críticos como seguridad alimentaria, energías renovables y cambio climático”, afirmó el economista chileno y gerente del departamento de investigación del BID, Eric Parrado.
Pero para concretar ese progreso “necesitan avanzar en las reformas, para aumentar la productividad, mejorar la resiliencia económica y promover el crecimiento sostenible”, dijo Parrado al presentar el informe “¿Listos para despegar? Informe Macroeconómico de América Latina y el Caribe 2024”.
De acuerdo con el informe, la economía de la región creció 2,1% en 2023, superando las estimaciones iniciales de uno por ciento. Se prevé que ese crecimiento se desacelere hasta 1,6 % en 2024, para luego repuntar hasta dos por ciento en 2025.
Las expectativas de crecimiento para 2024 se ven influidas por factores como un menor crecimiento mundial, elevadas tasas de interés, precios estables de las materias primas, consolidación fiscal gradual y niveles de deuda elevados.
Según el informe, las políticas de estabilización macroeconómica de la región se llevaron a cabo correctamente tras la crisis de la covid-19, en particular las seguidas para contener la inflación.
“Las oportunas y contundentes alzas de las tasas de interés por parte de los bancos centrales hicieron que la media de inflación anual de la región cayera a 3,8 % en diciembre de 2023”, destaca el informe.
Señala de seguidas que “sigue habiendo retos en los frentes fiscal y monetario”, y subraya que, tras alcanzar un máximo de 9,8 % en julio de 2022, las tasas de interés han iniciado una senda descendente, aunque puede resultar difícil que lo hagan con rapidez, ya que podrían producirse salidas de capital.
Eso sobre todo si las tasas de interés en Estados Unidos siguen siendo altas y la depreciación del tipo de cambio conspira contra la disminución de la inflación.
Además, en general los déficits fiscales siguen siendo relativamente elevados debido a los mayores pagos de intereses, lo que exige nuevos ajustes fiscales.
Se advierte que el ritmo de reducción de las tasas de interés en Estados Unidos sigue siendo incierto, y que los crecientes conflictos en Oriente Medio podrían aumentar la volatilidad de los precios de las materias primas.
El informe indica que, como resultado de los esfuerzos de ajuste fiscal, los países de la región experimentaron una disminución promedio de 11 puntos porcentuales en la relación entre la deuda y el PIB entre 2020 y 2023, aunque la reducción de la deuda se desaceleró en 2023.
Por ello se prevé una reducción promedio de tres por ciento en la relación entre deuda y PIB en el conjunto de países, alcanzando 56 % en 2026. Pero en un escenario de intensificación de los choques asociados a los factores de incertidumbre global, la deuda pública podría promediar 62 % en 2026.
También se prevé que El Niño, fenómeno meteorológico con vientos cálidos sobre el océano Pacífico, que alteran la temperatura y los ciclos de lluvias y sequías, pueda dar lugar a un aumento de tres por ciento como porcentaje del PIB en tres años respecto del escenario de referencia de 60 %.
Esa previsión subraya la importancia de integrar la inversión pública en adaptación y mitigación en la agenda del cambio climático, como opción política complementaria para los países.
En un contexto de bajo crecimiento, elevada relación entre la deuda y el PIB, importantes brechas fiscales y choques causados por factores meteorológicos, el informe recomienda un rápido cierre de las brechas fiscales en aras de la sostenibilidad y como complemento de la política monetaria.
Las opciones políticas analizadas en el informe incluyen reglas fiscales eficaces, decisiones tributarias estratégicas y un gasto público más eficiente.
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