GINEBRA – Al menos 8565 personas murieron en rutas migratorias en todo el mundo en 2023, lo que lo convierte en el año más mortífero registrado, según datos divulgados este miércoles 6 por el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Diez años después de iniciado el proyecto, “primero recordamos todas estas vidas perdidas. Cada uno de ellos es una terrible tragedia humana que repercutirá en las familias y comunidades en los años venideros”, dijo Ugochi Daniels, director general adjunto de la OIM.
Las muertes de migrantes en 2023 superan en 20 % las de 2022, y son las más numerosas jamás registradas. Cuando se inició el proyecto en 2014 fallecieron 5548 migrantes, y en 2016 se registró la cifra que se tenía como la más alta, 8084.
La OIM destaca que, como siguen siendo limitadas las vías de migración seguras y regulares, cientos de miles de personas intentan migrar cada año por rutas irregulares en condiciones inseguras.
La travesía del Mediterráneo sigue siendo la ruta más mortífera para los migrantes de la que se tiene registro, con al menos 3129 muertes y desapariciones en 2023, el mayor número de muertes registrado en ese mar desde 2017.
A nivel regional, se registraron cifras sin precedentes de muertes de migrantes en África (1866) y Asia (2138). En América hubo 1275 decesos, menos que las 1465 muertes o desapariciones registradas en 2022.
En África, la mayoría de las muertes se produjeron en el desierto del Sahara y en la ruta marítima hacia las Islas Canarias. En Asia se registraron cientos de muertes de refugiados afganos y rohingyá (de Myanmar) que huyeron de sus países de origen.
El proyecto de la OIM se estableció después de dos devastadores naufragios en 2013, frente a la isla de Lampedusa en Italia, que cobraron centenares de vidas.
Durante 10 años el proyecto documentó la muerte de 63 719 migrantes –ya se agregan 512 en los primeros dos meses de 2024-, aunque estima que la cifra real es mucho mayor debido a los desafíos en la recopilación de datos.
Particularmente en lugares remotos como el selvático Tapón del Darién en Panamá –cruzado por medio millón de migrantes el último año- y en las rutas marítimas, donde la OIM registra periódicamente informes de naufragios invisibles donde los barcos desaparecen sin dejar rastro.
Desde 2014 han muerto o desaparecido 29 132 migrantes en el Mediterráneo, 14 394 en África, 9101 en América, 7267 en Asia del sur, del sureste y oriental, 2701 en Asia occidental y 1124 en Europa.
De las muertes, algo más de la mitad, 37 176, fueron por ahogamiento, 5808 por accidentes de tránsito o empleo de transportes peligrosos, 4374 por hechos de violencia, 4157 por las duras condiciones del ambiente o falta de alimentos y agua, y 2053 al enfermarse o no poder acceder a asistencia médica.
“Estas horrendas cifras son un recordatorio de que debemos comprometernos a tomar mayores medidas que puedan garantizar una migración segura para todos, de modo que dentro de 10 años, las personas no tengan que arriesgar sus vidas en busca de una vida mejor”, dijo Daniels.
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