Digitalización no es sinónimo de desarrollo para los trabajadores

Trabajadora en una empresa de recepción y envío de paquetes que emplea aplicaciones digitales. Un estudio de la OIT plantea que la digitalización en los países en desarrollo no garantiza que alcanzarán el progreso de los ya industrializados, y en el camino crea espacios de incertidumbre para los trabajadores. Imagen: Tienda Nube

GINEBRA – La expansión de la actividad económica digital en las economías en desarrollo no implica necesariamente superar el retraso de esos países y enfrenta a los trabajadores a condiciones de labor inciertas, señala un estudio divulgado este miércoles 28 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Los autores, Uma Rani, economista de la OIT, y Sarah Cook, de la sudafricana Universidad de Witwatersrand, examinan el impacto de la digitalización y cómo puede contribuir a un desarrollo humano, inclusivo y sostenible, desde el punto de vista de los trabajadores y las condiciones de trabajo.

El estudio “Trabajo en plataformas en economías en desarrollo: ¿Puede la digitalización impulsar la transformación estructural?” señala limitaciones de la tecnología para promover esa transformación y el desarrollo socioeconómico.

Se centra principalmente en el trabajo realizado a través de plataformas laborales digitales, como mensajeros de reparto, conductores y cuidadores, y en las tareas realizadas en plataformas basadas en Internet, incluidos servicios profesionales como la programación de software.

Recuerda que para muchos, una parte central de la solución a los retos del desarrollo contemporáneo -como pasar a una economía verde y digital- reside en la tecnología.

Sin embargo, un argumento clave del documento es que, aunque las tecnologías digitales están cambiando la organización y las condiciones de trabajo, incluso en las economías de renta baja y media-baja, hay pocas pruebas sobre si generan desarrollo y transformación estructural, cómo y en qué circunstancias.

Basándose en una síntesis de las investigaciones, pruebas y debates existentes, el documento muestra que los trabajadores del sector informal tienen un trabajo cada vez más precario.

Además, a medida que avanza la digitalización, incluso los trabajadores bien formados y cualificados enfrentan a condiciones laborales inciertas, tanto en lo que respecta al contenido del trabajo como a las condiciones en las que trabajan.

Se crea así una especie de sweatshop (fábrica con explotación exagerada) de trabajo digital, especialmente en los países en desarrollo, sin contribuciones significativas a la economía local y a la transformación estructural productiva.

Por otra parte, la investigación también muestra que el avance de la digitalización en los países en desarrollo suele producirse en un contexto de relativa debilidad de la capacidad estatal e institucional y recursos fiscales limitados.

Asimismo, con niveles excesivos de desigualdad y de subempleo o desempleo, condiciones desfavorables de integración de la cadena de suministro mundial, y creciente financiarización (reducción de cualquier producto del trabajo o servicio en un instrumento financiero intercambiable) de la actividad económica.

Este contexto, sostienen las autoras, plantea importantes interrogantes sobre si la digitalización puede ayudar a los países en desarrollo a recuperar el retraso y alcanzar la prosperidad económica y el desarrollo del mismo modo que lo hicieron los países desarrollados a través de la industrialización.

Según su análisis cada vez hay más pruebas que demuestran que las trayectorias de desarrollo no están impulsadas principalmente por el cambio tecnológico, sino que intervienen otras fuerzas sociales, económicas e institucionales.

En su conclusión, las autoras señalan las medidas políticas clave que serían necesarias para dirigir la transformación económica digital hacia un desarrollo sostenible, justo e integrador.

Entre ellas figuran la regulación de las empresas, la protección social, la sindicalización y la transparencia de los datos.

También consideran las oportunidades de utilizar las tecnologías digitales para resolver cuestiones relacionadas con los derechos de los trabajadores, el acceso a las prestaciones y las condiciones de trabajo, y apelan a seguir investigando para comprender mejor estas posibilidades.

Abogan por “repensar los vínculos entre cualificaciones, productividad y salarios, incluyendo la comprensión de cómo utilizar una mano de obra formada o cualificada de forma productiva”.

Esa tarea “será fundamental para los trabajadores implicados y para crear un entorno en el que el aprendizaje, la adopción y la difusión de las tecnologías puedan mejorar la productividad económica en general”, concluyen las autoras.

A-E/HM

 

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