TAGUASCO, Cuba – El uso combinado de energías limpias permite a Finca del Medio, en el centro de Cuba, impulsar un singular modelo de producción agropecuaria familiar que garantiza el autoabastecimiento, avalado además por la permacultura, la agroecología y el cuidado medioambiental.
Desde hace tres décadas el agricultor José Antonio Casimiro, de 65 años, aporta junto con su familia experiencias e innovaciones para aprovechar el potencial solar, eólico, hidráulico y de la biomasa en la finca de 13 hectáreas, ubicada en el municipio de Taguasco de la central provincia de Sancti Spíritus.
Casimiro y su esposa Mileidy Rodríguez, también de 65 años, se asentaron en 1993 con sus hijos Leidy y José Antonio -un año después nació Chavely-, en la hacienda de los abuelos paternos y comenzaron a trabajar para revertir el deterioro de la instalación y la erosión de los suelos.
El núcleo familiar, que convive en la finca menos la hija mayor, se autoabastece en la actualidad de arroz, frijoles, tubérculos, hortalizas, leche, huevos, miel, carnes, pescado y frutas. De los alimentos básicos solo no producen azúcar y sal y los excedentes de su producción los comercializan en áreas vecinas.
Impulsan asimismo acciones de educación y socialización de buenas prácticas agrícolas y medioambientales en redes sociales.
En Finca del Medio ocurren múltiples procesos cotidianos con respaldo de fuentes limpias como la generación de electricidad, el alumbrado, el abastecimiento, el riego y calentamiento de agua, así como en la cocción, deshidratación, secado, horneado y refrigeración de alimentos.
El agricultor comentó que la finca produce el equivalente a unos 20 kilovatios hora (kWh) a partir de la combinación de múltiples tecnologías e innovaciones para utilizar el potencial de las energías limpias.
De emplear únicamente la electricidad convencional para las actividades, el gasto rondaría los 10 000 pesos (83 dólares) mensuales, apunta.
Un emplazamiento de 28 paneles solares, con un aporte de unos 8 kWh, incrementó la potencia para el acopio, riego y abastecimiento de agua, mientras que tres calentadores solares garantizan las necesidades del líquido para necesidades domésticas como el baño.
El ariete hidráulico usa como única energía la propia presión del agua para extraerla de una presa con un aforo de 55 000 metros cúbicos, llevarla hasta un tanque en la parte más elevada de la finca, y desde allí se usa la pendiente para el riego por gravedad, o llenar los bebederos de los animales.
Próximos a la cocina, dos biodigestores de cúpula fija aportan biogás, obtenido a partir de la descomposición anaerobia del estiércol de animales, desechos de cosechas y hasta de las aguas negras de la casa.
Debido a una disminución en la cantidad de estiércol, solo está operativo uno de los biodigestores, el cual aporta unos siete metros de biogás por día, suficiente para la cocción, horneado y deshidratación de alimentos.
La inventiva familiar ideó un mecanismo para, sin vaciar el estanque con agua ni detener la producción de biogás, extraer del fondo los sólidos que se utilizan como abono orgánico, al igual que centenares de litros de efluentes para el fertirriego (combinación de abonos ecológicos y agua) de los cultivos, por gravedad.
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Tanto la instalación de los biodigestores, los paneles solares fotovoltaicos como de uno de los calentadores solares contaron con el respaldo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude) y la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey con su proyecto BiomasCuba, valoró Casimiro.
El innovador agroecológico también destaca el vínculo con otras instituciones científicas como el Centro Integrado de Tecnologías Apropiadas, de la central provincia de Camagüey, enfocado en ofrecer soluciones a las necesidades de abastecimiento de agua y saneamiento ambiental, y esencial en la instalación del ariete hidráulico.
Asimismo, contribuyen en la instalación dos molinos de viento y un fogón eficiente que consume leña, cáscaras de coco y otros residuos para la cocción de alimentos, deshidratar frutas y especias, calentar agua y tratar carnes para su conservación, entre otras tareas.
Casimiro es partidario de incorporar las fuentes renovables de energía a los procesos agrícolas. Pero, a su juicio, “hacen falta más incentivos, mejores políticas y apoyo financiero para que las familias campesinas dispongan de energía suficiente para sus labores y mejoren el confort de sus viviendas y la calidad de vida”.
Las fuentes limpias significan apenas 5 % de la generación eléctrica en este archipiélago caribeño de 11 millones de habitantes.
El gobierno considera un asunto de seguridad nacional la modificación de la matriz energética nacional, muy dependiente de la importación de combustibles fósiles y golpeada por cíclicos déficits energéticos.