ABU DHABI – Inversiones por 680 000 millones de dólares anuales se requieren de aquí a 2030 para transformar los sistemas agroalimentarios y poder vencer el hambre que aflige a 735 millones de personas en el mundo, plantea la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Transformar los sistemas agroalimentarios “contribuirá no sólo a erradicar la pobreza, acabar con el hambre y mejorar la nutrición, sino también a garantizar que sean más eficientes, inclusivos, resistentes y sostenibles”, dijo el director general de la FAO, Qu Dongyu”.
Para ello “necesitamos movilizar una inversión mayor y más específica”, apuntó Qu, al intervenir en la sesión inaugural del Foro Mundial de Inversiones 2023 de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) en esta capital de Emiratos árabes Unidos.
La transformación planteada requeriría invertir anualmente, durante lo que resta de década, 425 000 millones de dólares en los sistemas agroalimentarios, y otros 255 000 millones en redes de seguridad social, según Qu.
Los sistemas agroalimentarios engloban todas las actividades necesarias para llevar los alimentos desde el lugar donde se cultivan hasta donde se procesan, consumen y eliminan, por lo que son fundamentales para enfrentar retos como la malnutrición, la pobreza, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, recordó la Unctad.
Poner fin a la pobreza y hambre cero son los dos primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por las Naciones Unidas en su agenda 2030.
Pedro Manuel Moreno, secretario general adjunto de la Unctad, dijo ante el foro que crisis como la guerra en Ucrania y el cambio climático exigen que la producción de alimentos y las cadenas de suministro de muchos países se adapten y transformen.
“Muy a menudo son los países más pobres los más afectados, pero también los que tienen menos medios para adaptarse y transformar sus sistemas alimentarios”, y las inversiones internacionales que requieren deberían provenir tanto del sector público como del privado, dijo Moreno.
Indicó que a pesar de las perturbaciones en la cadena de suministro y la inflación de los precios de los alimentos debido a las crisis, la financiación y las inversiones internacionales en agricultura y sistemas agroalimentarios no han aumentado.
El número de proyectos de inversión internacional en sistemas agroalimentarios es hoy inferior al de 2015, cuando se adoptaron los ODS.
Moreno expresó que foros como el de Abu Dhabi podrían ayudar a cambiar el rumbo, con acciones para canalizar hacia la producción de alimentos más fondos invertidos en finanzas sostenibles en los mercados mundiales de capital.
“Estos mercados ofrecen una oportunidad real, ya que las inversiones subyacentes han crecido de forma constante”, dijo ante el foro qué prevé la participación, hasta el 20 de octubre, de varios gobernantes, decenas ministros y más de 150 directores ejecutivos de empresas líderes y bolsas de valores.
También instó a los participantes a explorar cómo la tecnología puede ayudar a impulsar la productividad y la resistencia de los sistemas alimentarios, y cómo reducir las pérdidas y el desperdicio en las cadenas de suministro de alimentos.
Según la FAO, en todo el mundo se pierde alrededor de 13 % de los alimentos producidos entre la cosecha y la venta al por menor, y otro 17 % se desperdicia en los hogares, los servicios alimentarios y la venta al por menor, combinados.
Qu también insistió en que, en los países en desarrollo, los agricultores, procesadores y otros actores de los sistemas agroalimentarios necesitan ayuda para acceder a recursos y servicios financieros que aumenten su resiliencia ante las crisis mundiales.
Otros oradores subrayaron la urgente necesidad de aumentar la inversión pública y privada alineada con los ODS en los sistemas agroalimentarios, para reducir la inseguridad alimentaria y fomentar el empleo rural, especialmente para las mujeres y los jóvenes.
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