NITERÓI, Brasil – Las casas con sus balcones mirando hacia la calle o la montaña, cuando no están ocultas detrás de altos muros, expresan una contradicción: vivir en la orilla de una laguna y rechazar su paisaje.
Piratininga, una laguna de 2,87 kilómetros cuadrados cercana al mar, en la parte sur del municipio brasileño de Niterói, empezó a cambiar tras varias décadas de ocupación sin controles o cuidados de su entorno, en lo que devino en un barrio que ya tiene 16 000 habitantes.
La basura, el agua contaminada, los restos abandonados de construcciones y el mal olor lastimaban el paisaje y la calidad de vida que se busca al elegir como entorno una laguna y las montañas verdes para establecer la residencia, permanente o de fines de semana.
El lodo acumulado en el fondo de la laguna tiene 1,6 metros de espesura, como promedio, resultando tanto de la contaminación como de su sedimentación natural.
“Es lo que explica esas casas de espaldas al lago”, explicó Dionê Castro, coordinadora del Programa Región Oceánica Sostenible (PRO Sostenible) de la alcaldía de Niterói, un municipio de 482 000 habitantes separado de la ciudad de Río de Janeiro tan solo por la bahía de Guanabara.
“Vi peces donde no había vida, vi flores donde era solo barro, vi vida donde la naturaleza ya estaba muerta y vi vida donde todo ya estaba muerto sin ninguna esperanza. Felicitaciones por nos tolerar, esa comunidad es hueso (dura)”: beneficiaria de PRO.
Oceánica es una de las cinco zonas administrativas del municipio, llamadas localmente regiones, que reúne 11 barrios y ocupa la parte sur, en el litoral de mar abierto, en contraste con otras en la orilla de la bahía o en el interior sin playas. Con dos lagunas y buena parte de la Mata (bosque) Atlántica aún preservada, el área destaca por sus recursos naturales.
El PRO Sostenible, iniciado en 2014, busca recuperar sistemas ambientales y urbanizar mejor y de manera más sostenible la zona. Una mirada sistémica y soluciones basadas en la naturaleza orientan sus acciones.
Descontaminación natural del agua
La tarjeta de presentación del programa es el Parque Orla Piratininga Alfredo Sirkis, que homenajea un líder del movimiento ambientalista, exdiputado nacional y expresidente del Partido Verde, además de periodista y escritor, muerto en 2020.
El parque, conocido como POP por sus siglas, tiene la misión de recuperar y proteger los ecosistemas asociados a la laguna de Piratininga, además de fomentar el sentimiento de pertenencia al entorno y su ambiente. Por eso la participación de los pobladores en todas las etapas ha sido y es una regla del proyecto.
Comprende un área de 680 000 metros cuadrados, la más grande de Brasil en proyectos de soluciones basadas en la naturaleza, 10,6 kilómetros de ciclovías, 17 áreas de esparcimiento y un Centro Ecocultural de 2800 metros cuadrados.
Para contemplar y reconciliar a los residentes y visitantes con el ambiente, se prevé completar tres miradores de tres pisos, dos ya construidos, y algunos muelles que avanzan laguna adentro, una parte destinada a la pesca, que se mantuvo en la laguna pese a la contaminación de las últimas décadas.
Su primer tramo, conocido como Haciendita Cafubá, se inauguró el 17 de junio, con un sistema de filtración de las aguas del río Cafubá, uno de los tres que desembocan en la laguna, un mirador, muelles, una ciclovía e incluso una guardería de recién nacidos yacarés (cocodrilos), en un área especial y cercada.
“Fui a ver si hallaba el yacaré, mi hijo me hizo caminar por la calle, él adora animales… Nunca pensé que vería lo que he visto… Fui hasta el comienzo de la Haciendita, vi peces donde no había vida, vi flores donde era solo barro, vi vida donde la naturaleza ya estaba muerta y vi vida donde todo ya estaba muerto sin ninguna esperanza. Felicitaciones por nos tolerar, esa comunidad es hueso (dura)”.
Ese es el testimonio de una pobladora, dirigido a la coordinadora del PRO Sostenible. El Parque logró un amplio flujo de visitantes desde antes de su inauguración, atraídos por una fauna que hacía tiempo estaba desaparecida de la orilla lacustre.
El aporte tecnológico para su limpieza es ya conocido en el mundo pero poco usado en Brasil. Se basa en los jardines filtrantes, una concavidad del suelo en que una capa de gravas y una manta permeable sirven de base para plantas macrófitas, las que viven en áreas inundadas y visibles en la superficie.
Esas plantas son las encargadas de filtrar el agua, en un proceso que no requiere insumos químicos.
Un vertedero especial recibe las aguas del Cafubá, que las conduce y controla para darle mayor eficiencia al estanque siguiente, el de sedimentación, primer paso de la limpieza de las aguas que llegan contaminadas, al reducir el material sólido, producida por la erosión y la basura echada al cauce.
Tras las cuencas de sedimentación, las aguas pasan por tres jardines filtrantes antes de caer en la laguna.
Filtros vegetales
En la filtración se usan 12 especies de macrófitas, pero reduciendo su variedad por dificultades de mantenimiento. “Usamos solo especies brasileñas, ninguna exógena y algunas propiamente locales», aseguró Heloisa Osanai, bióloga especializada en gestión ambiental y una de las 17 funcionarias del PRO Sostenible.
Algunos ejemplos son la lechuga de agua y la azucena, una especie de flores anaranjadas.
“Uno de los efectos de ese tratamiento del agua es la reducción de los mosquitos, un factor del interés de la población local, que antes quemaba la vegetación seca en un intento de expulsar los insectos. Ya no se hacen las hogueras al final de la tarde. Los jardines filtrantes atraen libélulas que comen los mosquitos”, celebró Osanai.
En el río Jacaré, más grande, se implantaron 11 jardines filtrantes, que operan en secuencia y cuya dimensión, es definida para su mayor eficiencia, observó Andrea Maia, otra bióloga y gestora ambiental del equipo.
Premios y resultados
El PRO Sostenible ya ganó varios premios nacionales e internacionales. Fue galardonado como uno de los tres mejores programas de sostenibilidad ambiental de América Latina y el Caribe en el premio del Smart Cities (ciudades inteligentes) en 2022.
Este año volvió a ganar otro galardón de Smart Cities América Latina, como el mejor en Desarrollo Urbano Sostenible y Movilidad. El Parque también ganó premios por valorar la biodiversidad, de la Federación de las Industrias de Río de Janeiro, y otro como proyecto ambiental, de la alcaldía de São Paulo, por contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
Además del Parque, el programa ya inauguró también el Centro de Deportes y Esparcimiento en la isla de Tibau, del otro lado de la Laguna Piratininga, más cerca del mar.
Dentro de ese proyecto, ya se construyeron canchas deportivas, un parque infantil y un mirador, mientras sustituye gradualmente con especies locales un árbol invasor, el leucena (Leucena leucocephala), originario de México y Centroamérica, que dominó la vegetación de la isla.
El pensamiento sistémico que orienta a PRO Sostenible se basa en tres pilares, explicó Dionê Castro.
Primero es la complejidad de los ecosistemas locales y de los proyectos en implantación. Involucra las dimensiones ambiental, natural, social y cultural.
En segundo lugar, la “intersubjectividad”, al contemplar nuevos paradigmas de las ciencias y superar “miradas simplistas y cartesianas”. “Los cambios no vienen de afuera, sino desde los pobladores, con consultas a la población desde la concepción del proyecto a su ejecución”, sostuvo la geógrafa con doctorado en gestión ambiental.
El tercer pilar es la irreversibilidad. La laguna y sus ecosistemas ya no volverán al estatus anterior, “al momento cero”, sino que se buscará descontaminarla al máximo hacia “nuevos equilibrios”, concluyó.
El respaldo de los vecinos al proyecto ambiental condujo a soluciones en distintas áreas, como la regularización de las propiedades inmobiliarias en las favelas (comunidades pobres, hacinadas e informales), la mejora de la salud, la revitalización de la pesca, e incluso la creación de la asociación de los pescadores.
“Es la justicia ambiental en marcha”, resumió Castro.
ED: EG