Precios y déficits agrícolas demandan una eficaz respuesta en Cuba

Algunos transeúntes frente a un mercado de productos agropecuarios en La Habana. La inflación interanual registró en Cuba un aumento de 45 %. Los alimentos, las bebidas y el transporte concentran más de 80 % del efecto inflacionario, señala informes. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

LA HABANA – Los resultados económicos del primer semestre en Cuba reclaman mejores estrategias para elevar la producción de alimentos y disminuir los precios, cuyos impactos son más pronunciados en las mesas de los hogares con menos ingresos, lo cual incrementa su vulnerabilidad social.

“No aprecio mejoría económica. Cada día todo se va poniendo más caro, y mi retiro de 1800 pesos (unos ocho dólares en el mercado informal), no alcanzan para comprar siquiera un kilogramo de leche en polvo”, indicó a IPS la profesora ya jubilada Zoila Carmona, residente en La Habana.

Al conversar con IPS, el dependiente Félix Rodríguez, también con domicilio en la capital cubana, consideró necesario “otro aumento de los salarios y jubilaciones, porque el ordenamiento económico (iniciado en enero de 2021) los elevó, pero el poder adquisitivo se redujo muy rápido porque los precios se dispararon”.

Tal posibilidad no parece probable, al menos por el momento, debido al exceso de circulante monetario y el desabastecimiento de productos de primera necesidad, incluidos los alimentos.

Además de la profundización de la crisis económica interna, persiste el embargo de Washington algunas de cuyas sanciones impiden el acceso de La Habana a préstamos de organismos financieros internacionales.

En el último lustro se redujeron las principales fuentes de ingresos en divisas de Cuba y sigue pendiente el pago de intereses de la deuda externa a acreedores internacionales, lo cual aumenta las restricciones financieras.

A juicio de Esther Calzadilla, una contadora residente en la central ciudad de Santa Clara, a 260 kilómetros al este de La Habana, “una alternativa pudiera ser reducir un porcentaje de los precios de los alimentos a las personas de más de 65 años, o entregarles cantidades adicionales de manera estable, a través de la libreta de abastecimiento”.

Eso permitiría, “además de la asistencia que el gobierno brinda a personas con muy bajos ingresos, con discapacidad o enfermedades, aliviar la difícil situación que están atravesando muchas de ellas”, comentó Calzadilla a IPS desde su ciudad.

“A lo social hay que darle una alta prioridad. El país ha tenido que adoptar un grupo de decisiones que, sin dudas, generan brechas de equidad, aunque su propósito es favorecer de manera directa o indirecta a toda la población”: Alejandro Gil.

De acuerdo con la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), 22,3 % de la población cubana tiene 60 años y más, y al concluir este año la cifra será un punto porcentual superior.

El gobierno vende cada mes para una población de 11 millones de habitantes determinadas cantidades de arroz, azúcar, granos, huevos, café y aceite, entre otros alimentos, accesibles mediante la actual escala de salarios y pensiones.

Resulta un paliativo sobre todo para personas con bajos ingresos, pero sus cantidades y variedad son insuficientes. Las necesidades alimentarias deben completarse en tiendas en divisas, establecimientos agropecuarios y en el mercado negro, con precios muy elevados.

El salario medio mensual equivale aquí a unos 19 dólares, el salario mínimo 9,5 dólares y las pensiones mínimas unos siete dólares, teniendo en cuenta la actual tasa del mercado informal.

En opinión del economista cubano Pedro Monreal, el ordenamiento agravó la crisis “y es “un toro” que oficialmente todavía no acaba de “agarrarse por los cuernos” en dos de sus más importantes efectos negativos: un ajuste macroeconómico apoyado en la compresión de salarios y el empobrecimiento masivo de los cubanos”.

Sobre la naturaleza de la pobreza añadió que “es masiva porque salario medio y pensiones son inferiores al valor de la canasta de bienes y servicios, y eso exige un enfoque de política económica diferente al tradicional”.

Otro economista cubano, Omar Everleny Pérez Villanueva, calcula que el costo de la vida de una persona en Cuba, e incluso para que una familia de dos miembros enfrente gastos elementales, se ubica en unos 267 dólares mensuales.

Una pareja atiende en su vivienda la transmisión televisiva de la clausura de las sesiones del parlamento cubano. El ministro de Economía, Alejandro Gil, subrayó que el gobierno adoptó un paquete de medidas para mejorar la economía, que “deberá ir ampliando y perfeccionando la atención a las personas, familias y comunidades en situación de vulnerabilidad”. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Agricultura de capa caída

Durante la reunión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el unicameral parlamento cubano, del 20 al 22 de julio, diputadas y diputados analizaron entre múltiples temas el comportamiento de la economía en los primeros seis meses del año, con énfasis en la producción agropecuaria y la persistente inflación.

El ministro de Agricultura, Ydael Pérez, reconoció que la gestión del sector no es satisfactoria en un país que requiere importar de 70 % a 80 % de los alimentos que consume.

“Tenemos mucha tierra ociosa y deficientemente explotada buena parte de ella”, enfatizó.

Al concluir abril, 258 388 hectáreas de tierras ociosas estaban pendientes de entrega. De más de seis millones de hectáreas con potencial agrícola, solo la mitad se encuentra en explotación, evidencian las estadísticas.

Pérez reconoció asimismo que el cultivo de tubérculos resulta insuficiente, y en el caso de las hortalizas, si bien aumentaron las siembras, mantienen bajos rendimientos que impiden cumplir los planes de cosecha.

De acuerdo con el titular de Agricultura, este año se produjeron 25 000 toneladas de la muy demandada carne de cerdo, apenas 12,5 % de las más de 200 000 toneladas producidas en 2018, un descenso atribuido principalmente a las dificultades financieras para importar piensos.

En la actualidad una libra de ese alimento puede adquirirse por el equivalente a dos dólares, prohibitivo para personas con pensiones y familias con escasos ingresos.

De los cinco kilogramos de proteína animal mensuales per cápita que debiera consumir la población cubana, según los planes, apenas se alcanzaron 438 gramos por habitante en 2022 y en mayo de 2023 descendió a 347 gramos, trascendió.

Julio Andrés García, presidente del estatal Grupo Empresarial Azcuba, confirmó el incumplimiento de la zafra azucarera, aunque sin precisar la cantidad aportada por los 23 ingenios que molieron caña.

La zafra 2021-2022 dejó 473 000 toneladas métricas de azúcar, el peor registro en más en un siglo, y menos de 6 % de los 8,1 millones de toneladas obtenidas en 1989.

Para 2023 el plan contemplaba 455 000 toneladas, aunque en mayo el secretario de la Asamblea Nacional y del Consejo de Estado, Homero Acosta, se refirió a informes que actualizaron en 350 000 las toneladas de azúcar que se obtendrían.

La isla consume alrededor de 600 000 toneladas de azúcar anuales, parte de las cuales se destinan a la cartilla de racionamiento, a razón de cuatro libras (1,81 kilógramos) mensuales por persona.

También se informó a los legisladores que la producción de café, de ahora en adelante, “dependerá de que podamos importarlo, porque la producción nacional no podrá cubrir estos meses”.

Una empleada en el interior de un minimercado en La Habana. Entre otras medidas, las autoridades cubanas anunciaron acciones de regulación y control de los precios de algunos productos, aunque ciudadanos insisten en que deben enfrentarse los precios abusivos tanto en los actores económicos privados como en los estatales. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Otros datos económicos

El ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, informó que las mayores caídas productivas en 2022 y primeros meses del año se concentran en agricultura, ganadería y silvicultura, la industria manufacturera, el comercio y la electricidad.

El sector agropecuario recibió en 2022 apenas 2,6 % de las inversiones, frente a casi 33 % los servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler que incluye la construcción de hoteles, según la Onei.

Además de considerarla una distorsión inversionista, economistas han recomendado redirigir parte de esos capitales hacia otros sectores, incluida la producción de alimentos.

Gil señaló que Cuba captó 1282 millones de dólares por exportaciones de bienes y servicios, equivalente a 35,7% del plan del año, si bien 94 millones de dólares menos de lo previsto.


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Hasta este momento llegaron 1,3 millones de visitantes, 80 % de lo proyectado, lo que complica la meta de cerrar 2023 con 3,5 millones de turistas internacionales.

El también viceprimer ministro precisó que la inflación interanual registra un aumento de 45 % y que los alimentos, bebidas y el transporte concentran más de 80 % del efecto inflacionario.

Informó que al cierre del primer semestre cobran el salario mínimo 22 395 trabajadores, 1,5% de los ocupados en el sector estatal, y que 44 % de las personas acogidas a la seguridad social (724 329) reciben una pensión igual o inferior a la mínima.

“A lo social hay que darle una alta prioridad. El país ha tenido que adoptar un grupo de decisiones que, sin dudas, generan brechas de equidad, aunque su propósito es favorecer de manera directa o indirecta a toda la población”, aseveró Gil.

Agregó que en dependencia del mejoramiento de la economía, “se deberá ir ampliando y perfeccionando la atención a las personas, familias y comunidades en situación de vulnerabilidad; eliminar los tratamientos igualitarios y concentrar la asignación de los recursos en las personas que realmente los necesitan”.

Entre otras medidas, las autoridades anunciaron acciones de regulación y control de los precios de algunos productos, aunque expertos han alertado sobre los resultados negativos derivados de los topes de precios en años recientes.

“Hay que poner límites, tanto en el sector privado como en el estatal, porque en ambos existen precios abusivos. Pero hay que producir más, dar mayor libertad e incentivos a quienes producen, además de cambiar mentalidades, quitar todavía demasiadas trabas y ensayar nuevas variantes”, manifestó a IPS el ingeniero Jaime Fuentes, desde la occidental localidad de Santa Cruz del Norte, a 50 kilómetros al este de La Habana.

El presidente, Miguel Díaz-Canel, afirmó que la economía cubana “deberá enfrentar un indispensable Programa de Transformaciones Estructurales, acompañado de un Programa de Estabilización Macroeconómica en los próximos tres años”.

ED: EG

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