El biometano se prueba en Brasil como insumo de saneamiento

Una camioneta es abastecida con biometano en un surtidor instalado en la Estación de Tratamiento de Aguas Residuales de Franca, en el suroriental estado brasileño de São Paulo. Unos 40 vehículos se abastecen ya con el biocombustible producido a partir del tratamiento del agua servida. El lodo resultante pasa por la biodigestión, que extrae el biogás, que luego es refinado como biometano. Imagen: Mario Osava / IPS

FRANCA, Brasil – La ciudad de Franca es un ejemplo de saneamiento básico en Brasil. Además de haber universalizado el agua tratada y el alcantarillado a sus 352 500 habitantes, extrae el biogás del agua residual y lo refina para obtener el combustible de sus propios vehículos.

El biometano, el producto final también denominado gas natural renovable por algunos productores, sustituye al hidrocarburo fósil y ya mueve 40 automóviles de la estatal compañía pública de Saneamiento Básico del Estado de São Paulo (Sabesp) en Franca, en el noreste del estado.

La Sabesp Franca produce el biogás en su principal estación de tratamiento de aguas residuales (ETE) desde su inauguración en 1998, pero por 20 años lo quemaba a fin de evitar la contaminación. Fue en 2018 que pasó a purificarlo para abastecer inicialmente 19 automóviles.

La ciudad se convirtió en símbolo del buen saneamiento al alcanzar el primer lugar en la clasificación de los 100 mayores municipios brasileños, elaborada por el no gubernamental Instituto Trata Brasil, que sigue la situación del sector y promueve su conocimiento.

“Somos un laboratorio, un proyecto piloto, que Sabesp replicará en otras unidades cuando se compruebe la viabilidad económica y técnica y se consolide la calificación y reglamentación del biometano”: Alex Veronez.

De 2015 a 2020 Franca se mantuvo en el liderazgo, pero cayó en los años siguientes hasta ubicarse en la novena posición en 2023, en el informe divulgado en marzo. La reducción de las inversiones, en relación al ingreso, fue uno de los factores de la baja. Pero la ciudad siguió con la nota máxima en nueve de los 12 rubros evaluados.

El principal motivo del declive, según la presidenta ejecutiva del instituto, Luana Pretto, fue el índice de pérdidas del agua en la distribución, de 28,89 %. La meta es de 25 %. Ese rubro es también medido por las pérdidas en cada conexión, en que la ciudad va bien, pero la evaluación pondera los dos indicadores.

“Es que la competencia es fuerte entre los primeros colocados. Los mejores en la clasificación mejoran más aún, mientras los de abajo empeoran. Los primeros, con sistemas consolidados, tienen más capacidad de invertir en ampliaciones y mejoras. Abajo se exige muchas inversiones”, señaló Pretto a IPS desde la cercana São Paulo.

Alex Veronez, gerente distrital de la compañía de Saneamiento Básico del Estado de São Paulo, en su oficina en la ciudad de Franca, en el sureste brasileño. La producción de biometano a partir de aguas servidas es un «laboratorio» para replicarse tras verificarse su viabilidad económica y técnica, además de producir mejoras como el secado del lodo para convertirlo en biofertilizante. Imagen: Mario Osava / IPS

Biogás complementa saneamiento

El hecho de extraer el biogás del agua servida y usar el biometano, en que Sabesp Franca es pionera en Brasil y en América Latina, mejoraría la clasificación, ya que complementa el saneamiento, reconoció. Pero no se lo incluye en la clasificación.

Franca sigue solitaria en la producción de biometano del agua servida entre los 5575 municipios de Brasil, incluso en el sistema Sabesp, que responde por el saneamiento básico de 375 municipios en el suroriental estado de São Paulo, con un total de 28 millones de habitantes.

“Somos un laboratorio, un proyecto piloto, que Sabesp replicará en otras unidades cuando se compruebe la viabilidad económica y técnica y se consolide la calificación y reglamentación del biometano”, explicó Alex Veronez, gerente distrital de Sabesp en Franca, que responde por la operación en 16 municipios.

La planta de biometano se inauguró en 2018, gracias a una asociación con el instituto alemán Fraunhofer, que aportó el equipo de refino y almacenaje, mientras Sabesp hizo las obras necesarias y la adaptación de sus vehículos al biocombustible.

Las inversiones sumaron siete millones de reales (1,5 millones de dólares al cambio actual) y se estima un retorno en siete años.

Estanque de decantación, el primer paso en el tratamiento del agua residual que luego pasa por otros procesos hasta limpiarse lo suficiente para su devolución al río, en la Estación de Tratamiento de Aguas Residuales de Franca, una ciudad del sureste de Brasil. Queda el lodo que va a los biodigestores donde se produce el biogás. Imagen: Mario Osava / IPS

El beneficio es principalmente ambiental. El Centro Internacional de Energías Renovables-Biogás estima que el biometano reduce en 90 % la contaminación de la gasolina.

Su producción es solamente la parte final de la estación de tratamiento de 550 litros por segundo de agua residual, cerca de 85 % del total de Franca. Comprende varios procesos y numerosos estanques, para decantación y la oxigenación que incrementa la reproducción de los microorganismos necesarios a la producción del biogás en tres grandes biodigestores.

Biofertilizante exige calificación

El lodo que pasa por la biodigestión que le extrae los gases puede convertirse en un abono. En esa condición fue distribuida agricultores durante los 13 años iniciales de la ETE, hasta nuevas normas del Ministerio de Agricultura y Ganadería para fertilizantes impidieron ese uso.

Desde entonces ese lodo se descarta en el relleno sanitario de la ciudad, un desperdicio que también tiene costos para el transporte de un material pesado por su humedad de 80 %. Un tratamiento por compostaje, eliminando impurezas como coliformes fecales, podría habilitarlo como biofertilizante, pero se hizo inviable por el costo.

“Gastamos mucho para llevar agua al relleno”, lamentó Veronez en diálogo con IPS en su oficina en Sabesp en esta ciudad meridional.

Para ahorrar y crear mejores condiciones para convertir el lodo en fertilizante, Sabesp Franca está implantando un nuevo sistema de secado, ya adquirido y en fase de instalación, además de reformar un invernadero que seca con energía termosolar.

La Estación de Tratamiento de Aguas Residuales de Franca, en el sureste de Brasil, cuenta con tres grandes biodigestores donde se extrae el biogás del lodo, donde incluso se reproducen los microorganismos que hacen la biodigestión, en un proceso que finalmente dará lugar al biometano. Imagen: Mario Osava / IPS

“Eso permitirá secar 90 toneladas diarias de lodo”, anunció el gerente. Eso ahorrará el transporte y representa un avance hacia la habilitación del abono, un producto adicional que se sumaría al biometano en el aprovechamiento de desechos orgánicos.

Por ahora solo vehículos livianos de la misma Sabesp consumen el biometano. Se hizo pruebas exitosas en un autobús de la empresa sueca Scania. Suecia es un país que utiliza ampliamente el biocombustible en sus vehículos pesados.

Pero la compañía de saneamiento no piensa en la comercialización de biometano. Es para uso propio, la Sabesp tiene muchos vehículos y consumo energético que demandará todo el biogás y el biometano que produzca en el un largo futuro, razonó Veronez, un ingeniero de construcción.

Son muchos los desafíos al pleno aprovechamiento de los gases del desagüe urbano, incluye la organización del mercado y reglamentación de la actividad que es reciente en Brasil, al contrario de Europa.

El biogás avanzó más en los rellenos sanitarios, especialmente para la generación eléctrica. En pocos casos se convierte en biometano.

Potencial energético del saneamiento

En Brasil, del potencial de biogás aún se aprovecha solo cerca de 2 %, estima la Asociación Brasileña de Biogás (Abiogás). Las grandes fuentes son los residuos agrícolas, encabezados por desechos de la caña de azúcar y excrementos animales, los rellenos sanitarios y aguas residuales urbanas.

Interior del equipo la Estación de Tratamiento de las Aguas Residuales de Franca, para el procesamiento del biogás que genera el biometano, un gas calificado como gas natural renovable y que ya sustituye en forma experimental al combustible fósiles en unos 40 vehículos de la empresa. Imagen: Mario Osava / IPS

Pero el potencial del saneamiento básico, limitado en relación a la agricultura y los rellenos, tiende a incrementarse si se cumple la meta de universalizar sus servicios hasta 2033, fijada por el marco regulatorio del sector, aprobado por el Congreso legislativo en 2020.

Actualmente Brasil sigue con 44,2 % de su población de 203 millones de habitantes sin el alcantarillado. La meta del Marco del Saneamiento aprobada por el Congreso en 2020 es que por lo menos 90 % tenga acceso al tratamiento de aguas residuales en 2033.


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Las metas de universalización del agua tratada son más factibles porque ya alcanza a más de 85 % del total. El problema son las sequias que se hicieron más frecuentes con el cambio climático.

“Franca fue sorprendida por la sequía de 2014, una experiencia novedosa porque no conocíamos los límites de los manantiales, las mediciones eran insuficientes”, reconoció Veronez.

La seguridad hídrica mejoró con la inauguración en junio de 2022 de una nueva estación de tratamiento de agua que la capta en el río Sapucaí-Mirim, el más grande en la región. Hasta ahora el abastecimiento local dependía básicamente del río Canoas, menor, que cruza el municipio.

La nueva captación atenderá 30 % de la población, pero tendrá conexión con el sistema antiguo de manera que podrá compensar eventuales reducciones del caudal en otras fuentes, explicó el gerente de Sabesp Franca.

ED: EG

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