SHARM EL SHEIJ – Los países latinoamericanos llegaron a la cumbre anual sobre cambio climático golpeados por una larga crisis que ha empobrecido a sus poblaciones, con la ilusión de avanzar en un tema que no es nuevo pero empieza a ganar cada vez más espacio en las discusiones: el canje de deuda por acción climática.
Una multitud de personas llegada de todo el mundo recorre en estos días desde la mañana a la noche los anchos pasillos del Centro de Convenciones de Sharm el Sheij, ciudad a orillas del mar Rojo, en el egipcio desierto del Sinaí, donde lo más visible son las docenas de hoteles de lujo acostumbrados recibir veraneantes de países ricos.
Las salas de negociaciones donde discuten funcionarios técnicos quedan en segundo plano ante lo que es una gran feria de estands, con los que países y organismos buscan llamar la atención sobre sus logros climáticos reales y supuestos.
De dónde va a salir el dinero para financiar las gigantes transformaciones que se proponen para mitigar el cambio climático y adaptarse a sus impactos es la principal pregunta que vinieron a hacer aquí cientos de delegados de gobiernos y representantes de organizaciones de las naciones latinoamericanas a esta 27 Conferencia de las Partes (COP27) sobre el Cambio Climático, a la que asisten 40 000 personas, inaugurada el domingo 6 y que concluirá el viernes 18.
“En la situación económica y fiscal que estamos atravesando, es fundamental que los países que tenemos un compromiso climático fuerte accedamos a algún mecanismo de condonación de deuda externa para que podamos invertir con más contundencia”, advirtió a IPS la ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhammad.
“Estamos tomando esta bandera como nuestra. El gobierno colombiano está haciendo un esfuerzo enorme para frenar la deforestación en los ecosistemas estratégicos e iniciar con las comunidades su restauración, pero para eso necesitamos recursos ciertos”, agregó.
Muhammad firmó el lunes 7 en el ámbito de la cumbre la renovación de acuerdo con el gobierno británico, que aportará 25 millones de dólares para la conservación de los bosques en Colombia, y luego comentó que el escenario de inflación y devaluación de la moneda local que viven muchos países latinoamericanos obliga a buscar alternativas.
“Ya hemos iniciado las discusiones con organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y vemos apertura para el tema. La COP27 es un ámbito propicio para instalar el tema en la agenda política y conversar para que más países se sumen”, afirmó la ministra.
El tema del financiamiento es central en todas actividades en las que participan países de la región.
También lo fue este martes 8, cuando el presidente colombiano, Gustavo Petro, se mostró públicamente en el estand de su país con su par venezolano, Nicolás Maduro, para anunciar que los dos países trabajarán en conjunto para proteger y restaurar la Amazonia.
Los presidentes comprometieron también al resto de los gobiernos que comparten el territorio del mayor bosque tropical del mundo, aunque en el acto de Sharm El Sheij solo se sumó a ellos el presidente de Suriname, Chan Santokhi.
La presentación conjunta de Petro y Maduro, a quienes se vio en buena sintonía, despertó gran expectativa política pero tuvo escasas precisiones. El único anunció concreto corrió por cuenta de Petro, quien advirtió que “restaurar la Amazonia implica dinero” y prometió que Colombia invertirá 200 millones de dólares anuales de su propio presupuesto, pero que espera además “aportes del mundo”.
Instrumentos innovadores
Distintos organismos internacionales también están sumándose a la idea de que es posible pensar en canjear deuda externa por acción climática.
En Argentina -cuyo presidente, Alberto Fernández, ha planteado el tema desde hace dos años- la oficina local del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó en la antesala de la cumbre un documento en el que señala que están dadas las condiciones.
“La agenda 2030 requiere de una inversión acorde para hacer real el desarrollo sostenible con protecci
ón ambiental, crecimiento económico e inclusión social. Instrumentos innovadores como el canje de deuda por acción climática resultan importantes”, dijo a IPS aquí María Eugenia Di Paola, coordinadora de Ambiente del PNUD Argentina.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) es otro organismo que está dando señales positivas en ese sentido aquí en Egipto.
“Las grandes deudas restringen el espacio fiscal de los países, que entonces tienen grandes dificultades para invertir en la construcción de resiliencia y en la reparación de desastres naturales. Hay un círculo vicioso entre deuda y cambio climático”, dijo Kristina Kostial, una de las vicedirectoras del FMI, en uno de los múltiples paneles organizados en la COP27.
El Caribe busca alternativas
Las naciones del Caribe también instalan el tema de las deudas soberanas en medio de la discusión climática. Colin Young, director del Centro de Cambio Climático de la Comunidad del Caribe (Caricom), dijo que su reclamo es el de una extensión de los plazos de pago en casos de desastres naturales.
“En el Caribe sufrimos huracanes cada vez más devastadores y frecuentes. En esos casos los gobiernos deben atender necesidades críticas de la población y necesitan una pausa en sus plazos de pago hasta que puedan recuperarse”, afirmó Young.
El funcionario habló con IPS en el estand de Caricom en la cumbre, que muestra fotos del impacto del cambio climático en las naciones caribeñas. Hay imágenes de un cementerio tapado por el agua debido al aumento del nivel del mar en Belice y de una vivienda que perdió su techo por un huracán en Bahamas.
“Barbados ya ha tenido algunos éxitos en estas negociaciones mientras que Jamaica ya ha accedido a bonos que se hacen efectivos ante catástrofes naturales. Pero necesitamos más; hace muchos años que decimos que los países desarrollados no hacen lo suficiente”, agregó Young.
Los países caribeños también están entre los principales impulsores de que se incorpore al debate oficial en esta COP uno de los temas cruciales en la discusión climática, el de daños y pérdidas, que se refiere a los multimillonarios perjuicios originados por el recalentamiento planetario, la mayoría en las naciones del Sur, que no contribuyeron a la crisis pero soportan los mayores impactos de la emergencia climática.
Ese tema de los daños y pérdidas, en los que ya la adaptación no es posible y solo queda la reparación y mitigación, se demanda desde los países del Sur, especialmente desde los mayores vulnerables climáticos, que sea incorporado formalmente a la agenda de esta Conferencia, donde participan las 196 partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC).
Los países del Norte industrial son los que se han resistido hasta ahora a ese planteamiento, ya que son los que deberían hacerse cargo de los gastos que vienen sufriendo los países del Sur en desarrollo, mediante el solicitado Fondo de Compensación por esos daños y pérdidas.
Entre los cientos de jóvenes que recorren cada día el Centro de Convenciones hay algunos integrantes de Deuda por Clima, un movimiento que sostiene que el Sur global solo podrá hacerle frente a la crisis ambiental si es eximido de sus compromisos financieros.
“En la COP27 tenemos la oportunidad de hablar de las causas del calentamiento global, de los verdaderos responsables y del daño que las deudas financieras ilegítimas y el colonialismo generan a los países saqueados y empobrecidos”, escribieron en una carta dirigida al presidente Petro.
Pablo Sallabera, joven español integrante de Deuda por Clima, dijo a IPS que la creación de un fondo para la atención de daños y pérdidas no tendría sentido si, al mismo tiempo, no se atiende el tema de la deuda.
“Si no frenamos el pago de la deuda, por mucho que les den a los países en desarrollo para reparar los desastres causados por el cambio climático, el dinero nunca alcanzará porque se irá en servicios financieros”, consideró.
IPS realizó este artículo con el apoyo Climate Change Media Partnership 2022, de Earth Journalism Network, de Internews, y de Stanley Center for Peace and Security.
ED: EG