PANAMÁ – Más de la mitad de los siete millones de personas migrantes y refugiadas de Venezuela tienen dificultades para acceder a alimentación, vivienda y empleo formal en los países de acogida, expuso este miércoles 12 un informe de la plataforma creada por las Naciones Unidas para coordinar su asistencia.
“Cada segundo refugiado y migrante en la región no puede permitirse tres comidas al día y carece de acceso a una vivienda segura, digna y a empleo estable”, afirmó el reporte de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), al ubicar en 4,37 millones las personas en esa situación.
El informe indica que los venezolanos migrantes y refugiados en otros países ya son 7,1 millones, y de ellos 5,96 millones están en 17 naciones de América Latina y el Caribe, y 1,14 millones se encuentran fuera de la región.
Los países de la región con mayor número de migrantes y refugiados de Venezuela son Colombia (2,48 millones), Perú (1,49 millones), Ecuador (502 000), Chile (448 000), Brasil (365 000), Argentina (171 000), Panamá (144 000), República Dominicana (115 000) y México (83 000).
El costo de vida en espiral, exacerbado por la guerra en Ucrania, el impacto de la emergencia de covid-19, y las altas tasas de desempleo, aumentaron la vulnerabilidad de esos refugiados y migrantes, y han dificultado que muchos reconstruyan sus vidas e integren a las sociedades de acogida en América Latina y el Caribe.
“Para acceder a los alimentos o evitar vivir en la calle, muchos recurren al sexo de supervivencia, la mendicidad o el endeudamiento. Las altas tasas de desempleo y los salarios extremadamente bajos (en comparación con los de las comunidades de acogida) han contribuido a esta situación de deterioro”, indicó el texto.
El resultado de esa “situación insostenible”, según el análisis de R4V, es “la incapacidad de migrantes para mantenerse a sí mismos y a sus familias”.
Los venezolanos “están ansiosos por compartir sus habilidades y conocimientos y contribuir con las comunidades que generosamente los han acogido. Muchos ya lo han estado haciendo”, aseveró Eduardo Stein, representante de las agencias de la ONU para refugiados y migraciones en R4V y su principal conductor.
“Sin embargo, no podrán continuar si no se les da la oportunidad de integrarse de manera efectiva”, advirtió el diplomático guatemalteco.
En Ecuador, por ejemplo, 86 % de los migrantes venezolanos aseguran no tener ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas, y en Chile 13 % de ellos vive por debajo del umbral de pobreza.
A pesar de la reapertura de las aulas, muchos niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes siguen enfrentando obstáculos para acceder a los servicios educativos en sus países de acogida, sobre todo por la falta de cupos o de espacio en las escuelas.
Por ejemplo, en Colombia 29 % de los niños y adolescentes venezolanos entre los seis y los 17 años no están matriculados en las escuelas, ya que sus padres y madres no pueden pagar las matrículas y los materiales escolares.
En las islas neerlandesas de Aruba y Curazao, en el Caribe, el valor del seguro obligatorio, el transporte y los útiles escolares impiden la escolarización.
Ante unas condiciones socioeconómicas cada vez más inestables y desiguales en la región, se espera que las necesidades de los refugiados y migrantes se agraven durante el segundo semestre de 2022 y continúen más allá.
Muchas de las personas venezolanas que no cuentan con documentación, medios de vida o perspectivas de integración local, recurren a movimientos secundarios hacia nuevos países de acogida, con la esperanza de un futuro seguro y sostenible.
Para alcanzarlo, a menudo ponen sus vidas en riesgo a través de rutas irregulares extremadamente peligrosas
Los migrantes de Venezuela cada vez más se dirigen al norte, a través de Colombia, Panamá, Costa Rica y otros países centroamericanos, hacia México, con la intención de llegar a Estados Unidos, país que una proporción cada vez mayor de desplazados venezolanos considera su lugar de destino previsto
De enero a agosto de 2022, más de 68 000 venezolanos cruzaron el selvático y peligroso tapón de Darién, entre Colombia y Panamá, una tasa 2400 % superior a la de todo 2021.
De manera alarmante, de los refugiados y migrantes de Venezuela entrevistados en estaciones de recepción en Panamá, todos afirman haber visto, oído o sido víctimas de agresiones sexuales mientras caminaban por la selva.
El análisis de R4V señala que a pesar de los avances alcanzados con iniciativas de regularización y documentación en toda la región, el aumento de las necesidades humanitarias evidencia la necesidad urgente de mejorar la protección y el acceso a servicios y oportunidades de empleo.
“Los países de acogida han mostrado un liderazgo constante en su respuesta a la crisis, adoptando medidas de regularización y facilitando el acceso a salud, educación y otros servicios sociales”, reconoció Stein.
Sin embargo, “la regularización es solo el primer paso para la integración y debe estar acompañada de políticas que permitan a las personas refugiadas y migrantes ser autosuficientes. Se necesita urgentemente apoyo internacional”, añadió.
Para atender a los 4,3 millones de migrantes venezolanos que necesitan asistencia, así como para sus comunidades de acogida, R4V diseñó un programa que puede instrumentar con 200 entidades asociadas, a un costo de 1790 millones de dólares, pero solo ha recibido financiamiento por 295 millones.
“Mientras el mundo enfrenta múltiples crisis humanitarias, las personas de Venezuela y las comunidades que las acogen no pueden ser olvidadas”, resumió Stein.
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