BANGKOK – En la región de Asia y el Pacífico todavía 55,9 por ciento de la población no tiene acceso a formas de protección social, de acuerdo con un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) divulgado este martes 30.
Panudda Boonpala, director regional de la OIT, expuso que “esta región se encuentra en una encrucijada. Se enfrenta a retos en cuanto a la adecuación de las prestaciones y la sostenibilidad del sistema, junto con el bajo gasto público y la persistencia de formas de trabajo atípicas”.
El gasto en protección social en esa región donde vive más de la mitad de la población mundial ha sido, en promedio, de 7,5 % del producto interno bruto (PIB) en los últimos dos años, y la mitad de su medio centenar de países gastan 2,6 % o incluso menos, mientras que la media mundial es de 12,9 %.
Solo 44,1 % de la población de Asia y el Pacífico tiene acceso a por lo menos una prestación de protección social, lo que coloca a la región a distancia de Europa y Asia central (83,9 %) y América (64,3 %), aunque en mejor situación que los Estados árabes (40 %) y África (17,4 %).
Hay carencias específicas muy marcadas, pues por ejemplo solo 45,9 % de las nuevas madres reciben una licencia de maternidad remunerada y apenas 14 % de los trabajadores desempleados reciben prestaciones de desempleo.
También hay fuertes diferencias entre las subregiones, pues el acceso es amplio en las islas del Pacífico (77,3 % de la población) y en Asia oriental (72,3 %), y escaso en Asia sudoriental (33,2 %) y del sur (22,8 % de la población).
Los regímenes contributivos de protección social suelen limitarse a los que trabajan en el sector formal, mientras que los regímenes no contributivos se dirigen a un pequeño grupo de los más pobres de una sociedad.
Esto significa que un grupo grande e importante de trabajadores queda desprotegido, y esa “zona perdida” incluye a muchas mujeres, trabajadores migrantes, autónomos, trabajadores de microempresas y pequeñas empresas, trabajadores domésticos, trabajadores a domicilio y otros trabajadores que ayudan a las familias.
La región alberga a 1300 millones de trabajadores informales, que representan 68 % de la mano de obra total, y la mayoría de ellos laboran en condiciones de nulo o muy limitado acceso a servicios sociales.
La desigualdad de género permanece como una característica central de los mercados laborales, con mujeres que cobran menos que los hombres y deben dedicar más tiempo al trabajo de cuidado no remunerado.
Además de las importantes lagunas de cobertura, un segundo problema es que la cobertura que existe es a menudo demasiado baja para proporcionar una protección adecuada, debido al nivel relativamente bajo de financiación e inversión en los regímenes de protección social.
Boonpala también dijo que “la crisis de la covid-19 ha dejado claro que, para la mayoría de los países de la región, es necesario un cambio de paradigma urgente. La necesidad de protección social nunca ha sido tan evidente”.
“La protección social en la región debe responder no sólo a la pandemia sino a otras tendencias importantes, como el envejecimiento de la población, la migración, la urbanización, el progreso tecnológico, las catástrofes y el cambio climático”, dijo Nuno Meira Simoes Cunha, especialista en protección social de la OIT.
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