El espíritu empresarial florece en aldeas al borde del desierto de Pakistán

Naseem Bano educa a sus hijos y otros escolares de su aldea en su vivienda, con el apoyo de aplicaciones en su teléfono móvil. Foto: Irfan Ulhaq / IPS

RAHIM YAR KHAN, Pakistán – Los aldeanos que viven con un desierto a las puertas de sus tierras en la provincia de Punjab, en el este de Pakistán, están encontrando una vida más abundante gracias a su capacitación sobre cómo usar sus teléfonos inteligentes para comprar, vender y recopilar información.

Nadia Mujeeb, de 30 años, quien aprendió durante la capacitación cómo acceder a nuevas técnicas de maquillaje en sitios web de videos populares, ahora está lista para abrir su propio salón.

“Una de mis amigas me comentó sobre estos sitios web que muestran nuevas técnicas para maquillar. Empecé a practicar con algunos de mis familiares y después de que funcionó, compré algunos instrumentos básicos y estoy lista para abrir mi tienda”, cuenta a IPS.

Mujeeb, residente en un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad de Rahim Yar Khan, también se suscribió a muchos canales de video para mejorar su comprensión del inglés, lo que, según ella, facilita al momento de ayudar a sus tres hijos con sus estudios.

“Incluso usé una aplicación una vez para guiar a un vecino a contactar a un ginecólogo en Lahore por un problema de salud materna”, agrega.

Ubicada en la intersección de tres provincias (Punjab, Sindh y Baluchistán), Rahim Yar Khan es el centro de esta zona agrícola, conocida como uno de los mayores productores de algodón y caña de azúcar del país. Aquí,  75 % de sus residentes trabajan en la agricultura como su ocupación principal, aunque parte tienen otras actividades para mejorar sus ingresos.

Ahora, los empresarios agrícolas están trayendo la era digital a estas familias campesinas, ofreciendo aplicaciones en línea y herramientas digitales a través de internet de las cosas para que puedan trabajar de manera «más inteligente».

Por ejemplo, algunas aplicaciones brindan información actualizada sobre precios, mientras que otras brindan acceso a tutoriales sobre fertilizantes o reparación de equipos.

Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Pakistán comenzó a ofrecer capacitación para que los agricultores y sus familias pudieran aprovechar estas ofertas digitales.

Luego de observar esto en dos aldeas del distrito de Rahim Yar Khan, 800 kilómetros al sur de la capital Islamabad, IPS viajó a otras comunidades cercanas al desierto de Cholistan (localmente llamado Rohi), para conocer a hombres y mujeres que habían asistido en persona y mediante sesiones virtuales promovidas por la FAO en colaboración con organizaciones locales no gubernamentales.

Muhammad Iqbal subido en su tractor, que logró reparar siguiendo las indicaciones de un video en línea. Foto: Irfan Ulhaq / IPS

El agricultor Balam Raam cuenta que pudo seguir los nuevos caminos en línea hasta dar con un popular sitio web de videos donde aprendió a reparar su averiado tractor. “Arreglé el radiador averiado de mi tractor, que era muy necesario en la temporada de siembra de algodón y además ahorré el costo de un mecánico”, dijo en una entrevista con IPS.

Raam, de 30 años, plantó algodón en 51 hectáreas de tierra. Agregó que ahora está compartiendo su nuevo conocimiento sobre maquinaria agrícola con otro agricultores de su aldea, quienes ahorran tiempo trabajando en sus campos porque su equipo está en mejor estado.

Una iniciativa mundial inspirada por el director general de la FAO,  QU Dongyu, la Iniciativa de Aldeas Digitales (DVI, en inglés) se está poniendo a prueba en toda la región de Asia y el Pacífico.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Las aldeas paquistaníes participantes en la iniciativa exhiben y comparten sus avances con otras, así como con comunidades rurales en Asia y el Pacífico y en otras regiones del mundo.

Según Muhammad Khan, líder del proyecto de la FAO en Pakistán para la DVI, “hemos observado que la iniciativa también está atrayendo el interés de diferentes empresas emergentes de Internet, así como de agricultores, ya que sienten que la DVI los está ayudando al aumentar la conciencia digital de los agricultores”.

En algunas aldeas donde la iniciativa brinda capacitación, la conexión a Internet a través de computadoras y teléfonos móviles es suficiente. En otras, el programa trabaja con organizaciones sin fines de lucro, donantes y un fondo del gobierno de Pakistán para instalar la infraestructura necesaria para la conectividad.

El agricultor Muhammad Iqbal, de 32 años, dice que, aunque ha estado usando un teléfono móvil desde 2017, desconocía las diversas aplicaciones que podrían optimizar su trabajo.

Ahora compra semillas, fertilizantes y pesticidas en línea a través de la aplicación de su banco.

“Compro estos insumos agrícolas en línea, lo que me ahorra gastos de viaje. Además, estoy en contacto con muchas empresas de productos agrícolas que me ofrecen tarifas competitivas, y debido a que puedo comprar semillas de la más alta calidad, mi rendimiento por acre ha aumentado”, explica durante la visita de IPS a su aldea.

Un granjero con sus cabras en la carretera cerca de su aldea en el distrito de Rahim Yar Khan, en el este de Pakistán. Foto: Irfan Ulhaq / IPS

Naseem Bano se ha embarcado en muchas empresas desde que recibió capacitación para usar varias aplicaciones de teléfonos celulares.

Por ejemplo, está dando clases particulares a los niños de su aldea de forma gratuita. También vende sus bordados a personas de la zona y espera aprender más habilidades en línea que le permitan expandir su negocio. Uno que ya ha adoptado es la banca en línea, agrega Bano a IPS.

Saif Ur Rehman, de 35 años, es agricultor y dirige un proveedor de servicios de internet en el mismo pueblo.

Uno de sus objetivos al conectarse en línea es obtener el mejor precio por su cosecha de algodón.

“Instalé una aplicación y comencé a verificar las tasas de cultivos en diferentes mercados agrícolas de la región. Eventualmente, vendí mi cosecha de algodón a 800 rupias por 40 kilogramos (3,8 dólares) en comparación con 490 rupias (2,3 dólares) por la misma cantidad en mi mercado local”, cuenta con orgullo.

Como muchos de sus vecinos, Shehzad Ali es un agricultor que hace malabares para compaginar su actividad con otras ocupaciones.

Con un diploma de ingeniería, dirige una minitienda y usa una aplicación de teléfono celular para llevar las cuentas del negocio. “Recupero el dinero de mis clientes y luego pago mis cuentas pendientes a través de esta aplicación”, dice a IPS.

T: MLM / ED: EG

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