Agua potable, aseos decentes e higiene son un desafío para la SADC

Un cubo de basura espera ser recogido por el servicios de recolección de residuos del ayuntamiento. Los mercados son uno de los lugares a los que se dirige la estrategia de higiene de la SADC. La foto fue tomada hacia las 5 de la mañana, cuando la gente se reunía para el día de mercado. Está a un tiro de piedra del centro de salud que aparece en el reportaje. Crédito: Charles Mpaka/IPS
Un cubo de basura espera ser recogido por el servicio de recolección de residuos del ayuntamiento. Los mercados son uno de los objetivos de la estrategia de higiene de la SADC. La foto fue tomada hacia las 5 de la mañana, cuando la gente se reunía para el día de mercado, y se encuentra muy cerca del centro de salud. Crédito: Charles Mpaka/IPS

BLANTYRE, Malaui – Los aseos de la maternidad del Centro de Salud de Namatapa, en el populoso municipio de Bangwe, en esta ciudad comercial de Blantyre, en Malaui, dejaron de funcionar hace unos años, lo que obliga a las mujeres embarazadas que acuden a dar a luz y a sus acompañantes a utilizar dos letrinas de pozo.

Las mismas instalaciones deplorables sirven también de baños.

Utilizar los baños y los aseos es un acto de valentía, dice Thokozani Paulo, quien estuvo cuatro días internada en el centro hospitalario en noviembre de 2021, cuando nació su primer hijo.

«Cuando uno quiere bañarse o hacer sus necesidades, la imagen es espantosa; la mitad de las veces es un desorden y el hedor es terrible», describe a IPS.

Y encima, por la noche, no hay luz y las habitaciones están plagadas de mosquitos.

Además, las pacientes pierden la dignidad y la intimidad cada vez que los usan. No hay puertas, así que las mujeres deben improvisar usando sus vestidos para envolverse y tener privacidad.

«Entonces, te estás bañando y alguien entra con la intención de hacer sus necesidades», relata la joven de 23 años en entrevista con IPS en su casa, mientras su bebé de un mes duerme plácidamente en su regazo.

Los trabajadores del hospital limpian los dos retretes, pero sin detergente y sólo una vez al día, por la mañana. Un día, las mujeres de la maternidad y sus acompañantes suplicaron a los trabajadores que limpiaran los aseos al menos dos veces al día.

«Nos gritaron diciendo que no éramos nosotros los que pagábamos sus sueldos y que debíamos concentrarnos en lo que habíamos ido a hacer al centro de salud», cuenta Paulo.

En los cuatro días que ella permaneció en el centro de salud, el único lavabo de la sala para higienizarse las manos nunca tuvo jabón.

En noviembre, la experiencia de Paulo y de muchas otras mujeres en su misma situación, fue tema de conversación en una reunión de ministros de sanidad de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC), celebrada en la capital de Malaui, Lilongüe.

En esa reunión, entre otras cosas, los ministros aprobaron la Estrategia de Higiene de la SADC (2021-2025).

Según la estrategia elaborada por la Secretaría de la SADC, el análisis de los planes nacionales de la región en materia de salud, agua, saneamiento, salud ambiental y nutrición indica que existe «un entorno propicio» para implementar prácticas de higiene.

Sin embargo, en la mayoría de los 16 Estados miembro hay carencias considerables.

«Sigue siendo necesario incorporar e integrar la higiene a la mayoría de las políticas nacionales a fin de ampliar la base de un entorno propicio para la promoción eficaz y sostenible de prácticas higiénicas», señala.

El marco, por tanto, desafía a los gobiernos de la SADC a aumentar la cobertura de higiene y un cambio de comportamiento en todos los ambientes. Entre ellos, centros de salud, escuelas y guarderías, lugares de trabajo y edificios comerciales, cárceles, mercados y establecimientos alimentarios, centros de transporte y lugares de culto.

Las prácticas higiénicas más importante incluyen el lavado de manos con jabón, la gestión de agua potable, la eliminación de las heces, la higiene alimentaria, la higiene menstrual y la gestión de residuos.

En el caso de los centros de salud, estos deben contar con un suministro de agua seguro y accesible, instalaciones sanitarias limpias y seguras, servicios para lavarse las manos en los puntos de atención,  aseos, sistemas adecuados de eliminación de residuos y limpieza ambiental.

Según la estrategia, las infraestructuras que permiten prácticas higiénicas y gestión de residuos sanitarios ayudan a prevenir la propagación de enfermedades dentro de las instalaciones de los servicios sanitarios y en la comunidad circundante.

La estrategia de la SADC se elaboró con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y WaterAid Southern Africa.

Maureen Nkandu, directora regional de comunicaciones de WaterAid en África meridional, dice que la política subraya la necesidad de liderazgo, compromiso y responsabilidad «para crear una cultura de prácticas y comportamientos higiénicos en todos los sectores sociales y para habilitar servicios higiénicos, cambiar el comportamiento y promover el saneamiento básico».

«Para que estos objetivos sean efectivos, será necesario contar con una sólida planificación, recursos económicos, sistemas de ejecución, seguimiento y evaluación en cada uno de los países de la SADC», explica Nkandu a IPS.

WaterAid se alió con colaboradores clave de la sociedad civil y organismos de desarrollo dedicados a temas de agua y saneamiento, para exigir recursos adecuados y aplicar la estrategia con eficacia.

Además, para lograr un comportamiento higiénico sostenible a lo largo de varias generaciones se necesitan programas innovadores que apunten a cambiar el comportamiento a gran escala. Esto puede lograrse mediante fondos adecuados, la coordinación de sectores relevantes y liderazgo político, afirma Nkandu.

Para Malaui, la estrategia supone una oportunidad para que el país se esfuerce más por alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionadas con la higiene, afirma Maziko Matemba, embajador de salud comunitaria nombrado por el Ministerio de Sanidad.

Matemba corrobora la experiencia de Paulo, al observar que muchos centros de salud de Malaui son una fuente de infecciones para los pacientes, los acompañantes y los visitantes por su falta de higiene.

«El saneamiento y la higiene en la mayoría de nuestros centros de salud pública son un problema grave. La gente va a atenderse a los hospitales, pero tenemos casos en los que los pacientes y sus acompañantes regresan a casa con nuevas afecciones contraídas por la falta de higiene», afirma, apuntando a los lavabos como puntos problemáticos.

Matemba sostiene que los centros de salud podrían promover una buena higiene en Malaui y en los países de la SADC.

«La gente concurre allí en busca de servicios. Eso es una gran ventaja para que lleven a casa mensajes de concienciación y demostrar con sus propias normas cómo pueden promover una buena higiene de sus hogares», dice Matemba, quien también es director ejecutivo de la organización local Programa de Educación en Salud y Derechos (HREP).

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Pero la disponibilidad de fondos es un factor importante en todo esto, observa.

«Los administradores de los hospitales nos dicen que si no tienen dinero para suministros básicos como medicamentos, lo que repercute en la escasez permanente de medicamentos, ¿cómo pueden ser prioritarios los trapeadores, los materiales para lavarse las manos y los productos químicos para limpiar los baños?».

Las campañas que realizan desde hace años las organizaciones de la sociedad civil para que el gobierno aborde la crítica escasez de fondos de los hospitales, no han logrado cambiar mucho, observó Matemba en diálogo con IPS.

«El presupuesto para el desarrollo siempre es insuficiente. Los gastos recurrentes, que ya están por debajo de lo necesario, se recortan aún más, y lo poco que queda apenas llega a las instalaciones a tiempo. El Tesoro siempre dice que la dotación de recursos es limitada», afirma Matemba.

Es un desafío para Malaui, señaló, pues al ocupar la Presidencia de la SADC debe mostrar el camino para que los Estados miembro mejoren la situación de la higiene en la región arreglando la suya propia.

Un portavoz del Ministerio de Salud, Adrian Chikumbe, dijo a IPS que la estrategia de la SADC es una política importante para minimizar la transmisión de infecciones en los centros de salud y las comunidades.

Según Chikumbe, una evaluación realizada por el ministerio revela que casi una tercera parte de los centros de salud de Malaui carecen de agua corriente y 80 % de las letrinas de los pacientes no contaban con lavabos para higinizarse las manos.

La evaluación también constató que la limpieza ambiental estaba, en general, por debajo del promedio, y se caracterizaba por las malas prácticas de gestión de residuos.

También afirma que la mayoría de los centros de menor nivel del país carecen de los recursos necesario para mantener una infraestructura de saneamiento e higiene funcional.

«El gobierno reconoce que no puede hacer todo solo. Por ello, tiene planes para movilizar el apoyo de colaboradores liderados por autoridades de distrito para planificar y priorizar la infraestructura de agua, saneamiento e higiene en todos los centros de salud», dice.

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