LA ARMONÍA, Argentina – Unas quince personas de todas las edades están sentadas en círculo a la sombra de árboles añosos en La Armonía, un remoto paraje rural del Chaco argentino. “Hay muchas cosas que ustedes saben sobre los árboles y los animales que a los turistas les interesan”, les explica Ana Inés Figueroa, consultora de turismo sostenible en la vecina provincia de Salta.
A diferencia de lo que sucede en Salta -cuyos cerros y valles son una conocida atracción para argentinos y extranjeros ávidos de conectarse con la naturaleza-, a los bosques de la provincia del Chaco apenas empiezan a llegar ahora los primeros visitantes.
Ese desarrollo apenas incipiente es el que se busca impulsar hoy, con un proyecto de turismo ecológico basado en la capacitación como anfitriones de las comunidades campesinas del lugar y en la oferta para el visitante de una verdadera inmersión en la cultura de un lugar que históricamente no ha figurado en ninguna guía de viajes.
La iniciativa gira alrededor del parque nacional El Impenetrable, que con 128 000 hectáreas de naturaleza en estado salvaje es hogar de una enorme cantidad de animales silvestres que muchas veces se dejan ver.
Se trata del área protegida más grande del norte de Argentina. Y fue creada por ley en 2014 sobre parte de una antigua estancia, aunque recién en 2017 el Estado tomó posesión del lugar, que tiene su ingreso principal justamente en La Armonía.
“Nosotros no sabíamos lo que era un turista”, confiesa Estela Castellanos, quien vive junto a su marido, Esteban Argañaraz, enfermero que cubre las emergencias en La Armonía y otras comunidades rurales donde no hay caminos de asfalto ni redes de agua potable o electricidad y tampoco recolección basura.
“Las mujeres de la zona sabían tejer monturas para caballos, con la lana de oveja, pero dejaron de hacerlo porque la gente de la zona hoy se mueve en moto. Ahora están usando esa habilidad para tejer tapices, que ya se ofrecen en venta por internet en todo el país…El objetivo es generar arraigo de comunidades que puedan vivir con bienestar en armonía con la naturaleza”: Fatima Hollmann.
Es una zona que alterna bosques cerrados y pastizales, donde las casas a veces están separadas por kilómetros de distancia y donde existen senderos en los que –con la guía y el conocimiento de un poblador local- es posible ver y escuchar una variedad asombrosa de aves. Por las noches, los cielos estrellados y el canto de los grillos a todo volumen maravillan a quienes llegan de una ciudad.
Hoy Castellanos es una de las cinco mujeres que, cuando llega a un visitante, y a falta de restaurantes en muchos kilómetros a la redonda, prepara comidas caseras y las sirve junto a su marido bajo la pérgola de madera construida artesanalmente a pocos metros de su vivienda. “Si vemos que nos hacen preguntas y tienen ganas de conversar, nos sentamos con los turistas; si no, los dejamos que coman solos”, explica.
Visitantes pasean en kayak por el río Bermejito, que bordea el Parque Nacional El Impenetrable, en el Chaco argentino. La Asociación de Vecinos de La Armonía, paraje rural donde viven dispersas 11 familias, tiene 10 kayaks y 15 bicicletas con los que están empezando a prestar servicios a turistas que llegan a esta zona del norte del país, alejada de los circuitos tradicionales: Foto: Daniel Gutman / IPS
El proyecto es llevado adelante, en conjunto con el Instituto de Turismo del Chaco, por el programa de Comunidades de la Fundación Rewilding Argentina, la antigua Conservation Land Trust.
Se trata de la organización creada por el fallecido ecologista estadounidense Douglas Tompkins, quien durante años compró tierras en este país sudamericano y el vecino Chile, para suspender en ellas la actividad productividad, restaurar el ambiente y donarlas para la constitución de parques nacionales.
En el caso de El Impenetrable, la tierra nunca fue de la organización, sino de un propietario particular que hizo allí alguna actividad de ganadería y de extracción de madera, pero nunca a escala industrial.
Eso permitió que la estancia mantuviera su bosque en buen estado y por ello –luego de que el dueño fuera asesinado en 2014, aparentemente para quedarse con sus tierras- distintas organizaciones ambientales hicieron una campaña pública y lograron que la provincia del Chaco expropiara la tierra y cediera la jurisdicción a la Nación, para la constitución de un parque nacional.
“Al principio mucha gente estaba enojada con la creación del parque nacional, porque muchos solían meter sus animales a pastar en la estancia o entrar a cazar, actividades que ahora se prohibieron. Pero con el tiempo la comunidad fue empezando a ver una oportunidad en el proyecto”, dice Juana Galván, maestra de la escuela de La Armonía.
Ayuda social en lugar de empleo
En La Armonía viven apenas 11 familias, que suman 42 personas. Si se suman otras comunidades y poblaciones, en los alrededores del parque nacional viven en total 260 familias.
Casi todas sobreviven gracias a la ayuda social más allá de que suelen criar vacas, cabras y cerdos que de vez en cuando venden, y de que los hombres esporádicamente realizan alguna tarea en algún campo de la zona que se paga por día. Por eso, cuando se les pregunta por su ocupación, responden que son “jornaleros”.
Estas comunidades se asientan, de hecho, dentro de la región Nordeste argentina, que tiene los índices de pobreza más altos del país, con 45,4 por ciento de la población en esa condición.
También le puede interesar:
Conseguir agua, batalla cotidiana en El Impenetrable argentino
Deforestación en el Gran Chaco: la bomba de carbono que el mundo ignora
Captura de agua de lluvia apacigua lucha diaria en Chaco argentino
De acuerdo a una encuesta sobre las condiciones socioeconómicas de la gente de la zona, respondida por 149 familias, la Fundación Rewilding Argentina detectó que solo ocho personas tienen trabajo estable y las ocho trabajan, justamente, para la fundación.
Los jóvenes suelen emigrar y un caso único en ese sentido es el de Pablo César Luna, de 28 años, quien pasó un par de temporadas en Buenos Aires, pero regresó a La Armonía y hoy está empezando a ser guía de paseos en bicicleta por el bosque y en kayak por el río que bordea el parque nacional, rodeado de un bello bosque verde en galería que es una rareza en una zona mayormente árida.
“En la Asociación Civil de Vecinos de La Armonía tenemos 10 kayaks y 15 bicicletas que nos donó el Instituto del Turismo del Chaco. Yo quiero vivir acá y quiero ver si funciona este proyecto”, dice a IPS Luna.
A menudo él sorprende a los turistas que reman junto a él cuando les señala una silueta grande y oscura que sale del bosque y cruza el río nadando con destreza. Es un tapir, el mamífero más grande nativo de Sudamérica, que puede pesar hasta 300 kilos y es relativamente fácil de ver en El Impenetrable.
Las comunidades también tienen carpas que pueden armar en los patios de sus casas para los turistas, ya que por ahora el único alojamiento en el lugar es el “glamping”, o camping de lujo, que inauguró este año Rewilding Argentina.
Se trata de tres carpas con tres camas cada una y baño, armadas sobre una plataforma de madera, en las que se puede dormir con todas las comodidades de una casa en medio del bosque chaqueño.
Muy cerca de allí funciona la escuela-taller El Bermejito, donde los pobladores locales se han estado reuniendo con capacitadores.
“Se trabaja, por ejemplo, con artesanías en cuero y madera y también en tejido y telar. En realidad, la gente ya tenía estas habilidades pero las había ido perdiendo”, explica a IPS María Elena Mercado, formada en turismo en la ciudad de Castelli, a 115 kilómetros de El Impenetrable, que ahora trabaja para Rewilding Argentina.
“Estamos buscando volver a poner en valor la cultura local, a la vez que generar ingresos para la población con una economía que deje de ser extractiva y sea regenerativa de la naturaleza”, cuenta Fatima Hollmann, coordinadora del programa de Comunidades de la Fundación.
“Las mujeres de la zona sabían tejer monturas para caballos, con la lana de oveja, pero dejaron de hacerlo porque la gente de la zona hoy se mueve en moto. Ahora están usando esa habilidad para tejer tapices, que ya se ofrecen en venta por internet en todo el país”, agrega Hollmann, como un ejemplo de las iniciativas que se comienzan a generar en las comunidades.
“El objetivo es generar arraigo de comunidades que puedan vivir con bienestar en armonía con la naturaleza”, concluye.
ED: EG