GINEBRA – En el mundo se han perdido, este año, horas de trabajo equivalentes a 125 millones de empleos, debido al estancamiento económico causado por la covid-19 y disparidades ante la pandemia entre las economías avanzadas y en desarrollo, advirtió este miércoles 27 la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Guy Ryder, director general de la OIT, apuntó que “la trayectoria actual de los mercados de trabajo es de una recuperación estancada, con la aparición de importantes riesgos a la baja, y una gran divergencia entre las economías desarrolladas y en desarrollo”.
En junio, la OIT había proyectado una pérdida de 3,5 por ciento en las horas de labor a escala global, en comparación con sus cifras de antes de la pandemia (tercer trimestre de 2019), pero el informe divulgado este miércoles 27 hizo una revisión y estimó que la merma alcanza a 4,3 por ciento.
En los países de ingreso alto, la pérdida de horas de labor en comparación con las de hace dos años fue de 3,6 por ciento, pero en los de ingreso bajo fue de 5,7 por ciento y en los de ingreso mediano-bajo alcanzó 7,3 por ciento.
Globalmente, la pérdida de horas de trabajo equivale a 125 millones de empleos a tiempo completo, en vez de los 100 millones considerados previamente, según el análisis presentado por la OIT, que reúne a gobiernos, empleadores y sindicatos y tiene su sede en esta ciudad suiza.
“La trayectoria actual de los mercados de trabajo es de una recuperación estancada, con la aparición de importantes riesgos a la baja, y una gran divergencia entre las economías desarrolladas y en desarrollo”: Guy Ryder.
El informe considera que de no mediar una ayuda concreta en términos financieros y técnicos, persistirá una “gran divergencia” en las tendencias de recuperación del empleo entre los países desarrollados y en desarrollo, lo que considera “peligroso” para la recuperación económica global.
Desde una perspectiva regional, Europa y Asia Central, con una merma de 2,5 por ciento, experimentaron la menor pérdida de horas de trabajo en comparación con los niveles anteriores a la pandemia.
Le siguen Asia y el Pacífico, con 4,6 por ciento. África con 5,6, América con 5,4 y los Estados árabes con 6,5 por ciento.
Esta divergencia se debe en gran medida “al visible contraste en el despliegue de las vacunas y los paquetes de medidas de estímulo fiscal”, según el reporte.
Sus estimaciones indican que por cada 14 personas vacunadas con la pauta completa en el segundo trimestre de 2021, se añadió un puesto de trabajo equivalente a tiempo completo al mercado laboral mundial. Esto impulsó sustancialmente la recuperación.
Sin vacunas, la pérdida de horas de trabajo a nivel mundial habría sido de seis por ciento en el segundo trimestre de 2021, y no el registro real de 4,8 por ciento.
Sin embargo, la notable desigualdad de la distribución de las vacunas se refleja en un efecto positivo mayor en los países de ingreso alto, insignificante en los de ingreso mediano-bajo y casi nulo en los de ingreso bajo.
Estos desequilibrios “podrían resolverse rápida y eficazmente si aumentara el nivel de solidaridad mundial en torno a las vacunas”, considera la OIT.
Si los países de ingreso bajo dispusieran de las inmunizaciones en pie de igualdad, la recuperación de las horas de trabajo se equipararía a la de las economías más ricas en poco más de un trimestre.
El otro factor clave presente en las trayectorias de recuperación fueron los paquetes de medidas de estímulo fiscal. No obstante, la disparidad entre los estímulos fiscales sigue ampliamente sin resolverse, ya que 86 por ciento de las medidas de estímulo globales se concentran en los países de ingreso alto.
Según el estudio, un incremento del estímulo fiscal de uno por ciento del producto bruto anual, en promedio, aumentó las horas de trabajo anuales en 0,3 puntos porcentuales con respecto al último trimestre de 2019.
Finalmente, el informe sostiene que la crisis de la covid ha tenido consecuencias para la productividad, agravando las disparidades.
Proyecta que la brecha de productividad entre los países avanzados y en desarrollo se ensanchará en términos reales, y de 17,5 a uno pasará a ser de 18 a uno, la diferencia más marcada desde 2005.
Para Ryder “es dramático que estas tendencias vengan determinadas por la desigualdad de la distribución de las vacunas y de la capacidad fiscal”, y reclamó acciones con base en la hoja de ruta de la OIT para “una recuperación económica y social inclusiva, sostenible y resiliente”.
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