El escenario económico en Cuba detrás del 11 de julio

Este es un artículo de opinión de Omar Everleny Pérez Villanueva, doctor en ciencias económicas y exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana.

Una bandera cubana destaca en una calle del barrio del Vedado, en el municipio Plaza de la Revolución, en La Habana. Foto: Foto: Jorge Luis Baños/IPS

LA HABANA – No cabe duda de que uno de los detonantes del descontento social demostrado el 11 de julio en Cuba apunta a las campañas mediáticas y de promoción para que se produjeran estallidos sociales con apoyo de financiamientos externos.

Pero ese argumento resulta insuficiente para explicar el origen y alcance nacional de las protestas: hay que sumar las carencias y penurias económicas del país.

Obviamente, también hay que tener en cuenta el impacto del recrudecido embargo de Estados Unidos, las restricciones adicionales impuestas desde ese país a las remesas familiares y los efectos negativos para la economía de la pandemia covid.

No basta con combatir esas manifestaciones con violencia e incluso con convencimiento, se necesitan modificaciones estructurales de la economía y resultados en el corto plazo.

Por ejemplo, habría que reorientar las inversiones en negocios turísticos e inmobiliarios para otro momento y dirigir esos recursos existentes a la rehabilitación de los barrios o municipios más empobrecidos en términos de calidad de las viviendas, en servicios de infraestructura física como agua y alcantarillado y vialidad.

Además, debe permitirse aún más las importaciones del sector privado aunque estas tengan objetivos comerciales, pues ofrecerán a la población más bienes y servicios. No hay que temer a competencia, ya que es imposible que un privado pueda vender más caro que el estado, que tiene la posibilidad de compras al por mayor.

El autor, Omar Everleny Pérez Villanueva. Foto: IPS

Pequeñas medidas adoptadas en las últimas dos semanas, como la eliminación de aranceles aduaneros a viajeros cubanos y extranjeros para la importación sin límites de medicamentos, alimentos y productos de aseo, deficitarios en el país, demuestran que estas opciones podían tomarse desde el 2020, existen muchas más y el Estado lo sabe.

El Estado tiene que pensar más cómo abrir la economía, producir más mercado, al igual que países como China y Vietnam, donde la economía ha jugado un papel diferente por el aporte del sector privado.

¿Pero cómo llega la economía cubana al 11 de julio?

Cuba arriba al segundo semestre de 2021 con un arrastre de decrecimiento económico, en los últimos 5 semestres incluyendo el actual, las causas son harto conocidas y reales, pero objetivamente no se supera la crisis económica que se viene atravesando.

En la actualidad de la economía cubana hay presencia de graves penurias objetivas. Si se toma aun como referencia lo alcanzado en 1989, hay indicadores de gran impacto en la población, donde incluso la situación es peor que hace 32 años, pero no tiene mucho sentido el compararse con 1989, cuando las relaciones económicas de Cuba tenían otras condiciones.

En el sector de la alimentación hay áreas que han empeorado con respecto a 2016, es decir hace cinco años, como la disminución de producciones de pan, carne de cerdo, arroz, entre otros y en materiales de la construcción para viviendas, donde se registran mermas en cemento, bloques de hormigón y acero y así en un grupo de indicadores de impacto en el nivel de vida de la población, que es imposible analizarlos todos.

Si se compara 2020 con 2013 o hay retroceso o hay estancamiento, pero si se compara el 2020 con cinco años atrás es evidente el decrecimiento de producciones esenciales para el bienestar de la población. En un pronóstico para fines de 2021, se puede concluir que será tan difícil como 2020. Ya las autoridades cubanas han declarado un decrecimiento de la economía en el primer semestre de 2021 de dos por ciento.

Por ejemplo, las producción de carne de cerdo pasó de 144.100 toneladas en 2016 a 93.400 en 2020, la de arroz de 181.100 toneladas en 2016 a 111.300 en 2020, y la del pan también bajó 10 por ciento en el 2020 con respecto al 2016.

Productos vitales para mejorar el estado crítico de las viviendas, como cemento y bloques de hormigón decrecieron en el 2020 con respecto al 2016 en un 32 por ciento ambos renglones, y en las barras de acero decrecieron en el mismo periodo en un 50 por ciento.

La vivienda es uno de los principales problemas sociales de Cuba, un país de 11,2 millones de habitantes que cuenta con más de 3,8 millones de unidades de las que el 39 por ciento se encuentran en regular y mal estado técnico. El déficit habitacional asciende a 929 695 unidades. En el país hay 854 edificios en estado crítico, de ellos, unos 696 en la Habana, con unas 849 753 personas afectadas.

No significa que el Estado se despreocupó de esta tarea, pero la magnitud de las cifras, demuestra que hay que invertir más para mitigar la situación de las personas que viven en las peores condiciones.

En el caso de la variable estratégica turismo internacional hay graves afectaciones relacionadas con la pandemia que azota al mundo y entre ellos a Cuba. Ha sido casi nulo o bajísimo lo que se pudo obtener en los ingresos, ya que en 2020 se recibió solo 6 por ciento de los turistas que llegaban al país en comparación con 2019, pero al cierre de junio de 2021 se estaba a 14 por ciento de lo recibido en 2020.

Poco se pudo obtener de otro sector importante para Cuba, la producción de azúcar crudo, ya que los resultados logrados en la pasada zafra 2020/2021 solo son comparables con lo obtenido a principios del siglo XX, es decir por debajo del millón de toneladas.

Una vendedora expende productos alimentarios en un mercado agrícola de gestión privada en La Habana. Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Los resultados de la tarea Ordenamiento, como se denomina al proceso de unificación monetaria y otras medidas vigentes desde enero pasado, distan mucho de los objetivos que se propusieron y esto está dado por la secuencia seguida que no fue la más correcta.

Se avanzó más en la esfera financiera antes que la productiva, se debió aprobar la pequeña y mediana empresa privada al unísono que las 15 disposiciones que se aplicaron a la empresa estatal, se tenía que haber aprobado las nuevas cooperativas urbanas especialmente de la construcción, solo para citar algunas de ellas.

En abril se adoptó un paquete de 63 medidas para impulsar la producción de alimentos y aún no se ve el resultado en los mercados. Puede haber excepciones en algunos territorios, pero en la capital, de 2,1 millones de habitantes, lo que ha estado presente en la actualidad es el desabastecimiento.

El poder adquisitivo de los trabajadores y de la población en general se deterioró en los últimos siete meses debido a la inflación alcanzada que puede superar los tres dígitos al final del año 2021, especialmente en el mercado informal y agropecuario en general.

El desabastecimiento de muchos productos en las tiendas en CUP (peso, moneda nacional) hizo emigrar a una parte de la población a las tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible). Pero los pocos establecimientos de ese tipo existentes en los territorios y la escasez generalizada, entre otros factores, conllevaron a largas filas frente a los establecimientos comerciales, en las que se emplea toda una jornada laboral para obtener algún resultado.

Estas tormentas conformaron un terreno fértil para la existencia de coleros (personas que viven de la venta de puestos en las filas o “colas”) y revendedores que incrementan los precios varias veces en su comercialización entre la ciudadanía.

La astronómica cifra de 70 CUP por un dólar a que llego a cotizarse, demuestra ese deterioro de los ingresos. Un tema ahora más complejo por la regulación oficial de no aceptar el efectivo en USD para depositarse en las cuentas en MLC, se sabe que la mano del bloqueo estuvo presente para tomar esa decisión

Entonces las bajas producciones agrícolas, topes de precios a ciertos productos agrícolas que conllevó a que una gran parte de los mercados de oferta y demanda cerraran o vendieran pocos productos en la realidad nacional, propiciaron una gran irritación en la población.

Es sabido que los meses de julio y agosto son los meses más calurosos de Cuba, por ende el consumo eléctrico aumenta siempre estos meses. Se debió prever el mantenimiento de las termoeléctricas en los primeros meses del año, para evitar roturas posteriores, como sucedió, lo cual produjo una baja de la producción eléctrica y la demanda no se pudo cubrir, con el saldo de prolongados apagones en casi todo el país.

Entonces, el régimen de resguardo en la casa por covid de personas como los jóvenes cubanos, sumado a fuertes cortes eléctricos llevaron evidentemente al incremento del descontento social.

También el país venia atravesando una crisis en la distribución de medicamentos por  falta de materias primas para la producción de antibióticos, antidepresivos, hipertensión arterial, deficiencias coronarias, entre otras decenas de fármacos.

Se comprenden los esfuerzos del Ministerio de Salud debido a las pocas disponibilidades de divisas, de priorizar los recursos para enfrentar la pandemia de covid 19, incluida la fabricación de vacunas nacionales para la inmunización de la población.

En conclusión, el gobierno cubano debería superar los obstáculos político-ideológicos existentes y dejar de lado la vieja mentalidad de que para que sea socialista el modelo, la mayor parte de las empresas tienen que ser estatales con una hipercentralizacion de las decisiones, además que se minimiza el papel del mercado en la asignación de recursos.

Hay otras experiencias de modelos de desarrollo socialista que requieren un estudio más profundo, como el vietnamita. Pero el pueblo necesita concreción de la estrategia económica anunciada en el más breve plazo.

RV: PG-EG

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