América Latina crece en 2021, pero no de modo sostenido

Un operario seca granos de café en un campo del estado de Minas Gerais, en Brasil. Las materias primas experimentan más demanda en mercados de China, América del Norte y la Unión Europea, favoreciendo el rebote de las economías latinoamericanas y caribeñas. Foto: iStock/FMI

SANTIAGO – La economía de la región crecerá 5,2 por ciento este año, pero como producto de un rebote tras la caída de -6,8 por ciento en 2020, lo que no asegura una expansión sostenida, advirtió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en un informe divulgado este jueves 8.

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, dijo que “esta expansión no alcanzará para asegurar un crecimiento sostenido, ya que los impactos sociales de la crisis y los problemas estructurales de la región se han agudizado y se prolongarán durante la etapa de recuperación”.

Según las proyecciones de la Cepal, en 2022 América Latina y el Caribe crecerá 2,9 por ciento en promedio, lo que implica una desaceleración respecto del rebote de 2021, y el reporte expuso que “nada permite anticipar que la dinámica de bajo crecimiento previo a 2020 vaya a cambiar”.

Los problemas estructurales que limitaban el crecimiento de la región antes de la pandemia covid-19 “se agudizaron y repercutirán negativamente en la recuperación de la actividad económica y los mercados laborales más allá del repunte del crecimiento de 2021 y 2022”, según el informe.

En términos de ingresos por habitante, “la región continúa en una trayectoria que conduce a una década perdida”, advirtió el reporte difundido desde la sede de la Cepal, en esta capital.

“Es necesario reestructurar los sistemas de salud y educación, sostener las transferencias, universalizar un ingreso básico de emergencia, implementar bonos contra el hambre, asegurar el acceso a una canasta básica digital y fortalecer el apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas”: Alicia Bárcena.

Por ello, al presentar el documento, “La paradoja de la recuperación en América Latina y el Caribe. Crecimiento con persistentes problemas estructurales: desigualdad, pobreza, poca inversión y baja productividad”, Bárcena urgió a los gobiernos a mantener las políticas de transferencias de emergencia.

Es necesario “reestructurar los sistemas de salud y educación, sostener las transferencias, universalizar un ingreso básico de emergencia, implementar bonos contra el hambre, asegurar el acceso a una canasta básica digital y fortalecer el apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas”, dijo Bárcena.

En paralelo “necesitamos políticas para una recuperación con énfasis en la inversión, políticas industriales y tecnológicas para el crecimiento de sectores más intensivos en tecnología y generadores de empleos de calidad, y políticas transversales y sectoriales para avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo”, agregó.

La Cepal sostiene que la tasa de crecimiento actual no es sostenible y existe un riesgo de retorno a trayectorias mediocres, con insuficiente inversión y empleo, y mayor deterioro ambiental.

La crisis derivada de la pandemia ha aumentado la desigualdad y la pobreza, afectando principalmente a las mujeres, escolares y personas mayores. Además llegó en un momento donde la región estaba estancada, sin enfrentar la crisis de largo plazo de la inversión, el empleo y la diversificación productiva sostenible.

Al 30 de junio, la región acumulaba más de 1 260 000 muertos por la covid, 32 por ciento del total mundial, a pesar de que su población representa 8,4 por ciento, y presenta grandes brechas en la vacunación respecto a los países desarrollados.

En 30 de los países de América Latina y el Caribe la población total con esquema de vacunación completo llega a solo 13,6 por ciento, mientras que en la Unión Europea es de 34,9 por ciento y en América del Norte 46,3 por ciento.

En el último año, la tasa de pobreza extrema habría alcanzado a 12,5 por ciento de la población en la región y la pobreza general a 33,7 por ciento.

Las transferencias de emergencia a los sectores más vulnerables permitieron atenuar el alza de la pobreza en la región, pues pasó de 189 millones de personas en 2019 a 209 millones en 2020, y pudo haber sido de 230 millones.

Y la pobreza extrema, 70 millones en 2019 y 78 millones en 2020, pudo llegar a 98 millones sin los programas de transferencias. Ese beneficio alcanzó a 326 millones de personas, 49,4 por ciento de la población regional.

Sin embargo, la desigualdad en la distribución del ingreso aumentó y la inseguridad alimentaria moderada o grave alcanzó en 2020 a 40,4 por ciento de la población, 6,5 puntos porcentuales (44 millones de personas) más que en 2019.

La Cepal también indica que se llega a 2021 en un peor estado ambiental, difícil de revertir. Hubo mejoras temporales en la calidad del aire y reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero repuntarían cinco por ciento este año.

Mientras, en 11 países de la región se observó una caída de 35 por ciento en el presupuesto o gasto de protección ambiental en 2019-2020.

En comercio exterior el panorama es más favorable, ya que se prevé que las exportaciones regionales se incrementen 22 por ciento en 2021 (luego de caer 10 por ciento en 2020), por el aumento de los precios de las materias primas y la recuperación de la demanda en China, Estados Unidos y la Unión Europea.

Con relación al financiamiento, el informe advierte que América Latina es la región con el mayor peso de la deuda externa en el producto bruto, 56,3 por ciento, y con el mayor servicio (pagos de capital e intereses) de esa deuda en relación con los ingresos por exportaciones, 59 por ciento.

Esos niveles de endeudamiento reducen el espacio fiscal y ponen en peligro la recuperación y el crecimiento futuro, por lo que “a la luz de todos estos desafíos, es necesaria una nueva arquitectura financiera internacional para responder a la emergencia y al desarrollo de la región”, expuso Bárcena.

También “el espacio fiscal se debe aumentar vía crecimiento de los ingresos tributarios y reducción de gastos innecesarios, consolidar los impuestos sobre la renta, extender el alcance de los que pechan la propiedad y el patrimonio, y revisar y actualizar las regalías a la explotación de recursos no renovables”, dijo.

El informe agregó que se deben considerar impuestos ambientales, a la economía digital, y los relacionados con la salud pública.

A-E/HM

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