Gracias al presidente Joe Biden, Estados Unidos apoya ahora la exención temporal de los derechos de propiedad intelectual para aumentar el suministro de vacunas para la covid-19. Sin embargo, sin que los desarrolladores de vacunas compartan el conocimiento técnico para su producción masiva y segura, será difícil aumentar rápidamente su producción.
Una exención retrasada es una exención denegada
Los máximos ejecutivos de las empresas productoras de vacunas de Pfizer-BioNTech (estadounidense-alemana) y de la anglosueca Astra Zeneca habían pedido recientemente al presidente estadounidense que rechazara la solicitud de exención.
Sin embargo, el 5 de mayo, Katherine Tai, la representante comercial de Estados Unidos, anunció el respaldo de su país a la exención temporal de la patente de las vacunas.
Se espera que muchos países, principalmente ricos, dejen de oponerse a la propuesta de exención de los países en desarrollo.
La solicitud de exención del tratado sobre los Aspectos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic), de la Organización Mundial del Comercio (OMC) presentada por India y Sudáfrica, también incluye las pruebas, los tratamientos y los equipos de protección personal de la covid-19, aunque solo durante la pandemia.
Mientras tanto, el Acelerador del Acceso a las Herramientas contra la Covid-19 (ACT-A), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sigue teniendo una gran falta de financiación y, por tanto, no puede alcanzar la mayoría de sus objetivos. Muchos países del Sur en desarrollo ni siquiera son capaces de realizar eficazmente pruebas masivas para determinar los infectados y las medidas de seguimiento.
El mundo en desarrollo también se enfrenta a enormes deficiencias de suministro y, por tanto, a grandes retrasos en el tratamiento. Muchos trabajadores de primera línea en los países pobres siguen estando mal protegidos. Todo esto, por supuesto, compromete negativamente la capacidad del mundo para contener la pandemia.
Arrastre de pies para obtener beneficios
La solicitud de exención es claramente muy específica, modesta y limitada. La producción asequible de las demás necesidades no relacionadas con las vacunas sigue siendo desesperadamente necesaria. Al tratarse de patentes, son inmediatamente recurribles. Por lo tanto, es crucial que Estados Unidos apoye la solicitud de exención completa.
Como la exención de la OMC requiere la aprobación unánime de sus miembros, es probable que haya mucha lentitud en el proceso. Además, aunque los Estados miembros de la OMC lleguen finalmente a un consenso sobre la aprobación de la exención en general, es probable que haya más dilaciones en la negociación de los detalles.
La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, espera obtener una decisión antes de diciembre, a pesar de las probables dificultades para lograr el consenso. La Unión Europea ya ha manifestado sus dudas. Por ello, muchos temen que la nueva posición de Washington no vaya a impulsar rápidamente la oferta de inmunización.
Monopolios de vacunas aún no dependen de la propiedad intelectual
Conseguir que los desarrolladores de vacunas compartan realmente la información técnica necesaria para aumentar rápidamente la producción de vacunas puede ser un todo reto. Al fin y al cabo, ningún desarrollador de vacunas con éxito se ha unido a la iniciativa de la OMS de Acceso Mancomunado a la Tecnología contra la Covid-19 (C-TAP, en inglés).
Es probable que haya muchos cambios en las vacunas experimentales en respuesta a nuevos conocimientos, mutaciones y problemas. Por lo tanto, la propiedad intelectual por sí misma puede no ser el obstáculo más urgente para mejorar el acceso a las vacunas, incluso sin que los creadores eternicen las patentes.
Los detalles de las patentes deben presentarse en un plazo de 18 meses, efectivamente una eternidad para tratar de contener la pandemia de covid. Pero las divulgaciones de patentes no contienen secretos comerciales ni otros conocimientos técnicos tácitos esenciales para aumentar rápidamente la producción de vacunas.
Los beneficios de las vacunas matan
Pfizer proyecta ahora un flujo de ingresos masivos y constantes a medida que la covid se vuelve endémica, por ejemplo, requiriendo refuerzos de la vacuna.
A menos que la pandemia se contenga globalmente, seguirá amenazando al mundo. Aunque reducen la probabilidad de una infección grave, las vacunas existentes no proporcionan una protección total contra la infección.
Los desarrolladores de vacunas -especialmente las principales empresas farmacéuticas transnacionales- ya han estado dictando los precios y otras condiciones a los clientes. Sin embargo, como sus poderes de monopolio aún no dependen de las patentes, la suspensión de sus derechos de propiedad intelectual no garantiza el acceso urgente a las vacunas.
Los monopolios permiten a las empresas determinar casi unilateralmente los precios. Así, con las patentes se pueden obtener superbeneficios.
A pesar de que hace más de un siglo se promulgó una ley antimonopolio, en Estados Unidos -el mayor productor y consumidor de muchos productos patentados- no existen leyes contra el abuso de precios, lo que implica pocos controles sobre las prácticas de fijación de precios.
Al comenzar mayo, Pfizer anunció que los precios de las vacunas vendidas a la Unión Europea aumentarán 60 %, a pesar de que el desarrollo de su vacuna fue fuertemente subvencionado por el gobierno alemán.
Anteriormente, había notificado sobre un aumento de los ingresos por ventas de más de 70 %, lo que hizo subir el precio de sus acciones y la remuneración de sus ejecutivos.
Se calcula que el actual retraso en la vacunación causará 2,5 millones de muertes más. Es probable que los retrasos permitan más mutaciones del virus, retrasando aún más la inmunidad colectiva mundial. Esto significará muchas más infecciones y muertes, así como pérdidas económicas y de otro tipo debido a la pandemia y a las respuestas políticas.
Los Adpic desalientan el intercambio de conocimientos
Hasta que en 1995 entraron en vigor los Adpic de la OMS, había muchos acuerdos de transferencia de tecnología con los gobiernos de los países en desarrollo, negociados voluntariamente por las empresas. Pero desde ese año, los Adpic han inducido una mayor reticencia a compartir conocimientos, retrasando el progreso tecnológico.
La negativa a compartir la tecnología es el mayor obstáculo para garantizar rápidamente el acceso mundial a las vacunas contra la covid. Se necesita urgentemente la cooperación multilateral, no la codicia corporativa o nacional.
Pero ni una sola de las grandes empresas se ha adherido al C-TAP, la iniciativa de la OMS para el intercambio de conocimientos para hacer frente a la pandemia, ignorando el llamamiento para que lo hagan del inmunólogo Anthony Fauci, asesor jefe de salud de Biden.
Mientras tanto, Bill Gates y otros afirman engañosamente que los países en vías de desarrollo no tienen la capacidad o habilidad para producir vacunas de forma segura. Presumir que los países en desarrollo carecen de competencia y capacidad, sin molestarse en comprobarlo, proporciona otra excusa para seguir retrasando el proceso.
De hecho, muchos países en desarrollo han producido vacunas anteriormente e India es uno de los mayores fabricantes de las vacunas y tratamientos contra la covid. Por supuesto, no todos podrán producir determinadas vacunas debido a sus requisitos técnicos específicos.
Las vacunas contra la covid existentes siguen siendo experimentales y solo han recibido una aprobación condicional para su uso en casos de emergencia. La necesidad urgente de mitigar la gravedad de las infecciones pandémicas con dichas vacunas, después de haber realizado únicamente ensayos de fase dos, es también el pretexto para incluir cláusulas de indemnización en los contratos de venta.
La globalización de las últimas décadas ha supuesto la internacionalización de las cadenas de suministro, e incluso las empresas de alta tecnología han establecido sofisticadas instalaciones en países en desarrollo. Pero, de repente, los países en vías de desarrollo son descartados por sus supuestas carencias.
Acelerar la vacunación para todos
A finales de abril, el presidente Biden reiteró la promesa de su campaña presidencial de compartir la tecnología contra la covid con otros países y garantizar que no haya patentes que impidan a otros países y empresas producir en masa esas vacunas que salvan vidas.
El gobierno de Biden debe utilizar sus poderes discrecionales para acelerar el progreso necesario. Además de dejar claro el apoyo a la exención de los Adpic de la OMC para las pruebas, los tratamientos y los equipos, Estados Unidos tiene que obligar a las empresas de vacunas a compartir los conocimientos necesarios para aumentar rápidamente la producción de vacunas seguras.
Además, la estadounidense Ley Bayh-Dole, de 1980, sí aplica expresamente a la vacuna de Moderna, financiada por fondos públicos del país. El gobierno estadounidense puede exigir a Moderna que cumpla plenamente la promesa original del presidente Biden de compartir la tecnología de las vacunas.
Después de todo, Moderna ha prometido no beneficiarse de la pandemia.
T: MF / ED: EG