El camarón de agua dulce auxilia a la economía de Dominica

Varios acuicultores de Dominica han regresado a la cría del camarón, ante el declive de fuentes de ingresos como los cultivos frutales y el turismo, golpeados al sobreponerse la crisis del turismo derivada de la covid-19 y el impacto de huracanes que con frecuencia azotan la isla. Foto: Dwayne Benjamin/FAO
Varios acuicultores de Dominica han regresado a la cría del camarón, ante el declive de fuentes de ingresos como los cultivos frutales y el turismo, golpeados al sobreponerse la crisis del turismo derivada de la covid-19 y el impacto de huracanes que con frecuencia azotan la isla. Foto: Dwayne Benjamin/FAO

La economía de la pequeña isla de Dominica, en el Caribe oriental, procura resarcirse con proyectos como la producción de camarones de agua dulce, con auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El año 2020, con la pandemia covid-19, se desplomó el turismo en el Caribe insular, afectando la economía y vida de las poblaciones de las islas, azotadas además casi cada año por devastadores huracanes.

Un reporte de la FAO presentó el caso de Marvin Daniel, de 35 años, quien trabajaba como gerente de hotel en 2015 y también en 2017, años en los que gran parte de la infraestructura fue arrasada por los huracanes Érika y María, respectivamente.

Dominica es una isla de apenas 751 kilómetros cuadrados, entre las francesas Guadalupe y Martinica, con 70 000 habitantes que han vivido principalmente de la agricultura, sobre todo del banano, y más recientemente del turismo.

Daniel recuerda que al paso de los huracanes “corríamos desesperadamente en busca de refugio, luchábamos por nuestras vidas”, para luego presenciar como en el complejo en que trabajaban “todo estaba devastado”.

Para emprender negocios alternativos, Daniel y algunos acompañantes volvieron los ojos hacia la acuicultura, en particular hacia la cría de camarones de agua dulce, de especies como Macrobrachium rosenbergii, también conocido como langostino de Malasia, pues es de buen tamaño (hasta 25 centímetros) y alto valor.

La FAO aportó soporte técnico a productores como Daniel con su “Proyecto de adaptación al cambio climático en el sector pesquero del Caribe oriental”, que ha movilizado 43 millones de dólares para respaldar iniciativas de pesquería en varios países de la subregión.

El principal desafío para los proyectos camaroneros de agua dulce es contar con un suministro adecuado de larvas o “semillas de camarón”, para repoblar los estanques a medida que se realiza la cosecha, debido a que las larvas importadas pueden tener una elevada tasa de mortalidad.

Ahora, con producción de larvas en criaderos locales, se puede abastecer a los productores. Daniel ha recibido 80 000 larvas para sus estanques, presume de una tasa de supervivencia de 98 por ciento y alienta a otros productores de alimentos a probar con la cría del camarón.

Años atrás, la acuicultura había representado una parte importante de la economía de Dominica y el camarón gigante local se considera un producto de alto valor, pero el sector acuícola había ido a menos porque el gobierno había centrado su atención en otras áreas de negocios.

La cría de camarones de agua dulce no tiene un carácter tan técnico ni requiere tanta densidad de capital como la acuicultura de los camarones de mar, lo cual la hace más accesible para los operadores en pequeña escala.

“El pequeño sector acuícola de la isla fue devastado por las catástrofes y este proyecto ha tratado de rehabilitar el criadero y hacerlo resistente al clima, de forma que pueda resistir futuros desastres”, dijo la coordinadora de la FAO para el proyecto pesquero en el Caribe oriental, Iris Monnereau.

El país importa una cantidad significativa de los productos pesqueros que consume y se da por sentado que las tormentas de alta intensidad y huracanes seguirán afectando los medios de vida de la población.

Por otro lado, a pesar de la covid, el turismo sigue siendo un sector fundamental en el Caribe y los camarones se pueden vender en el sector de la hostelería y en puestos de pescado y supermercados locales. Daniel afirma que, en el futuro, Dominica podrá exportar este producto a las vecinas Guadalupe y Martinica.

A-E/HM

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