El Programa Mundial de Alimentos (PMA) auxiliará a Venezuela, Haití, Honduras y Guatemala para paliar situaciones de inseguridad alimentaria que, de acuerdo con estudios de agencias de las Naciones Unidas, afectan a millones de sus habitantes.
El estadounidense David Beasley, director del PMA, dijo que “confiamos en el apoyo de la comunidad internacional de donantes para respaldar nuestra operación en Venezuela”, que tiene un costo estimado de 190 millones de dólares.
Beasley firmó el lunes 19 un memorando de entendimiento con el presidente venezolano Nicolás Maduro para abrir operaciones del PMA en este país, donde, según agencias de la ONU, 9,3 millones de personas, uno de cada tres habitantes, sobrevive en situación de inseguridad alimentaria.
El primer programa del PMA en Venezuela será llevar alimentos a preescolares y escuelas primarias, 185 000 niños y niñas a finales de este año, y aumentar esa asistencia hasta llegar a 1,5 millones de alumnos en 2023.[pullquote]3[/pullquote]
“Los niños, las niñas y las escuelas estarán al centro de nuestra operación. Creemos que la escuela es la plataforma más apropiada para que el PMA llegue a las comunidades de manera independiente”, dijo Beasley, cuya organización recibió en 2020 el Premio Nobel de la Paz.
Al firmar el acuerdo con Beasley, Maduro agradeció “el esfuerzo que se ha hecho, por este paso que estamos dando, para llevar adelante programas de apoyo, de asistencia alimentaria a niños y niñas de educación inicial”.
El PMA recordó que sus acuerdos “se guían por los principios humanitarios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia operativa”, y Beasley agradeció “el gran apoyo que recibimos de todas las partes, que estuvieron de acuerdo con estos principios”.
Ello porque, en el marco de la aguda polarización política vivida por Venezuela desde hace 20 años, Beasley también se reunió con el dirigente opositor Juan Guaidó, a quien un grupo de gobiernos de América y Europa mantienen reconocimiento como “presidente legítimo de Venezuela”.
Organizaciones humanitarias habían pedido ayuda del PMA ante lo que consideran “crisis humanitaria compleja” en el país sudamericano, y la cual se acentuó desde 2017 con sanciones al Estado, consideradas por el gobierno de Maduro “medidas coercitivas unilaterales”, por parte de Estados Unidos y países europeos.
La migración de 5,4 millones de venezolanos desde 2015, principalmente a países vecinos, tres años y medio con hiperinflación (los precios subieron 2960 por ciento solo en 2020, según cifras oficiales) y la “inseguridad alimentaria severa” que acosa a tres millones de personas, según el PMA, son indicadores relevantes de la crisis.
En el marco de su gira regional, Beasley también estuvo en Guatemala y Honduras, pues en América Central ocho millones de personas padecen inseguridad alimentaria, según el PMA, y de ellas al menos 1,7 millones necesitan asistencia urgente.
“Cuando no tienes comida para alimentar a tus hijos, cuando no tienes dinero para comprar medicinas, caes en la desesperación”, comentó Beasley durante su visita. “La gente no quiere dejar sus hogares, pero se ve obligada a hacerlo”, agregó.
El hambre es una de las razones que impulsa la migración de centroamericanos hacia Estados Unidos y, según una encuesta del PMA, 15 por ciento de las personas quería migrar en enero de 2021, contra solo ocho por ciento en 2018.
“A Estados Unidos le cuesta cerca de 4000 dólares por persona a la semana apoyar a adolescentes y niños migrantes en la frontera, mientras que al PMA le cuesta entre uno y dos dólares por persona a la semana apoyar a la gente en Centroamérica a través de nuestros proyectos de resiliencia”, dijo Beasley.
Los programas del PMA contemplan apoyar en la producción a los agricultores, principalmente a los afectados en noviembre de 2020 por los huracanes Eta e Iota, y con alimentos o dinero a miles de familias en zonas urbanas cuyos empleos e ingresos se han perdido por la pandemia covid-19.
Beasley también visitó Haití, donde inspeccionó el trabajo del PMA con comunidades rurales, y preparativos para sobrellevar la próxima temporada de huracanes, que podría desencadenarse en junio.
A-E/HM