Salmón del Atlántico, mero, róbalo o jurel son especies cuya captura se inicia en pleno desierto, en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), mediante un proyecto piscícola respaldado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La piscicultura “es un gran ejemplo de innovación, que se está aplicando con éxito, y la FAO colabora con el gobierno para convertir los Emiratos Árabes Unidos en un centro mundial de tecnología e innovación agrícolas”, dijo Lionel Dabbadie, oficial superior de pesca y acuicultura de la organización.
La FAO, que considera a la acuicultura una alternativa de alimentación para los países de menores ingresos y déficits hídricos, apoya la búsqueda de tecnologías y procesos innovadores para criar peces de manera sostenible y disminuir la presión sobre los ecosistemas.
De su lado, los EAU, gran exportador petrolero y uno de los países más ricos del mundo, busca satisfacer las necesidades de una población en crecimiento, 9,6 millones de habitantes, pues importa 90 por ciento de los alimentos que consume.
Es una población habituada al consumo de pescado (cerca de 30 kilos anuales por habitante), que tradicionalmente se abasteció con la pesca en aguas del océano Índico y el Golfo, y ahora ensaya con la piscicultura.
A medida que aumenta la demanda de los consumidores, las poblaciones de peces han disminuido en las aguas tradicionalmente explotadas, y la pandemia covid-19 incrementó las expectativas de tener más alimentos con fuentes de abastecimiento cercanas, lo que se traduce en más potencial para la piscicultura.
Es otro desafío para el desierto, que ocupa tres cuartas partes de los 83 600 kilómetros cuadrados del país y en donde las temperaturas estivales (julio-agosto) generalmente superan os 40 grados centígrados.
Así, explotaciones piscícolas como la Emirate Fish Farm en Al Wathba, a 40 kilómetros de Abu Dhabi, la capital del país, crían peces en estanques a partir de larvas cuidadas en laboratorios, y se los alimenta con fitoplancton elaborado en sus factorías.
El personal utiliza tecnología informática para hacer seguimiento de la temperatura, calidad y niveles de oxígeno del agua las 24 horas del día. Un sistema de alerta por sensores indica si hay variaciones que puedan amenazar la supervivencia de los peces. Una interrupción en el suministro de energía podría ser fatal.
El gobierno de los EAU catalogó a la piscicultura como componente fundamental de su estrategia nacional de seguridad alimentaria, promueve prácticas agrícolas resilientes para aumentar la productividad y apoya asociaciones internacionales para diversificar las fuentes de abastecimiento de alimentos.
En el Centro de Investigación Marina Sheikh Khalifa, en Umm Al Quwain, uno de los siete emiratos que integran los EAU, se ha creado un parque de innovación marina para investigaciones en ciencias del mar y en busca de innovaciones tecnológicas en el ámbito de la biociencia.
De su lado, las explotaciones privadas producen de forma ecológica entre 500 y 1000 toneladas de salmón del Atlántico, mero, lubina o róbalo, jurel y aún caviar en varias instalaciones en todo el país.
Dabbadie dijo que su reto es mejorar la tecnología y reducir costos de producción. “Si son capaces de crear economías de escala, podrían elevar la producción a 30 000 toneladas para 2030”, estimó el experto, con 30 años de experiencia en acuicultura en Brasil, Filipinas, Madagascar y Tailandia.
Una iniciativa en estudio es desarrollar el sector asociándolo a la producción de energía solar, de la que en los EAU hay tanto experiencia como disponibilidad.
La experiencia podría proyectarse sobre la región, pues la disponibilidad de agua dulce en el Cercano Oriente y África del Norte disminuyó en dos tercios en los últimos 40 años, según la FAO, y se prevé que merme otro 50 por ciento para el 2050.
Sin embargo, los expertos han encontrado maneras de usar agua salada del desierto o agua salobre para la piscicultura.
Se desarrollan innovaciones como los sistemas integrados de acuicultura, la acuaponía (producción combinada de plantas y peces) y la recirculación acuícola, en los que el agua puede reciclarse o reutilizarse, prestando una especial atención a las necesidades particulares de escasez de agua de los países áridos.
Los sistemas de recirculación no solo conservan una preciada agua dulce, sino que crean unas condiciones ideales para los peces, incluso en duras condiciones desérticas. En esa dirección apunta la novedosa experiencia emiratí.
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