Unesco protege nuevas áreas de Perú y Trinidad y Tobago

Nuevas áreas protegidas por la Unesco en América Latina y el Caribe, paisaje de la región central de Perú. Los bosques de montaña incorporados a la red de más de 700 reservas de biosfera.
Paisaje lacustre en los bosques de montaña de la región central de Perú, ya incorporados a la red de más de 700 reservas de biosfera que la Unesco busca proteger, en los cinco continentes. Foto: Gobierno de Junín

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) incorporó 25 nuevos sitios de 18 países, entre ellos Perú y Trinidad y Tobago, a su red mundial de reservas de biosfera, que ahora ya suma 714 áreas en 129 naciones de todos los continentes.

Los nuevos espacios protegidos en América Latina y el Caribe son los bosques de neblina en la Selva Central peruana, y el nordeste de Tobago, la “isla gemela” de Trinidad, sobre el extremo sudoriental del mar Caribe.

La decisión fue adoptada en una reunión virtual, este miércoles 28, del consejo internacional del Programa de la Unesco sobre el Hombre y la Biosfera.

Los bosques de neblina en la selva del centro de Perú son una zona de transición entre la cordillera andina y la selva amazónica, y el nuevo sitio está inmediatamente al sur de la reserva Oxapampa-Asháninka-Yánesha, admitida hace 10 años en la red de áreas protegidas por la Unesco.

Aunque se ha catalogado menos de 10 por ciento de su biodiversidad, la nueva área alberga especies altamente endémicas y de gran valor biológico y ecológico. Entre sus animales emblemáticos figuran el oso andino o de anteojos (Tremarctos ornatus), en situación vulnerable, y el gallito de las rocas o tunqui (Rupicola peruvianus).

Integra la cuenca del Amazonas, sus bosques de montaña conservan cabeceras de ríos vitales para abastecer a las poblaciones y es territorio de reserva para comunidades indígenas quechuas y asháninkas.

Trinidad y Tobago se estrena en la red de la Unesco con el nordeste tobaguense, una de las reservas de bosques más antiguas del mundo, pues fue creada en 1776 como la “Tobago Main Ridge Forest Reserve”, en esta isla asomada al Atlántico, de 300 kilómetros cuadrados, 62 000 habitantes y playas muy solicitadas por el turismo.

La reserva tiene una superficie de 83 488 hectáreas, con un total de 1774 especies animales y vegetales, de las cuales 41 son endémicas y 83 inscritas en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Sus espacios marinos, 68 384 hectáreas, albergan arrecifes de coral y manglares.

En África, la Unesco adoptó el complejo de reservas W-Arly-Pendjari, un espacio compartido en la cuenca del rio Níger por tres naciones, Benín, Burkina Faso y Níger, con humedales que sirven de barrera ante la desertificación que avanza desde el norte africano.

Otra zona de protegida fue el valle inferior del Uemé, principal río de Benín, que combina ecosistemas de agua dulce, costeros y marinos.

En el archipiélago de Cabo Verde fueron adoptadas las islas de Fogo, con un pico de 2829 metros de altura y única que conserva actividad volcánica, y la de Maio, ambas con gran riqueza de especies de aves, peces, y reptiles, y con poblaciones dedicadas a los cultivos, incluida la viticultura.

En Comoras, país africano del océano Índico, se incorporó la isla de Muali, por su riqueza de cetáceos, tortugas y peces, y en Ruanda se sumó el paisaje de Gishwati Mukura, considerado un importante foco de biodiversidad propia de África oriental, incluidas especies de chimpancés en peligro de desaparición.

De Nigeria se agregaron a la red, desde el norte junto al lago Chad hasta el sur en el golfo de Guinea, las reservas de Hadejia Nguru Bade, con sus humedales, y de Oban y Okangwo, con bosques con gran diversidad de pueblos y hábitat de grandes especies amenazadas, como gorilas, elefantes, chimpancés y jabalíes.

En Asia se sumaron las reservas de Panna, de gran variedad vegetal, en el centro de India, varios espacios de conservación en las islas de Java y Sulawesi, en Indonesia, dos áreas de gran diversidad en Kazajastán, un atolón en Maldivas (océano Índico), y  Toson-Khulstai, una estepa boscosa en el noreste de Mongolia.

Al adoptar las nuevas reservas, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, dijo que en el marco de la actual pandemia covid-19 “ahora es la hora de la transformación. Las crisis también crean oportunidades, como la de cambiar cómo vemos nuestras relaciones con la naturaleza, con los demás y con la Tierra”.

A-E/HM

 

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