Casi la mitad de la población de Asia y el Pacífico no tiene ninguna cobertura de protección social y esa carencia pesa a la hora de encarar los efectos de la pandemia covid-19, señaló un informe de dos organismos de las Naciones Unidas divulgado este viernes 16.
El estudio fue preparado por la Comisión Económica y Social para Asia el Pacífico (Cespap) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
A pesar de su rápido ascenso económico en las últimas décadas, pocos países de esa parte del mundo habitada por más de 4600 millones de personas cuentan con sistemas de protección social de cobertura relativamente amplia, según el informe.
La mayoría tienen sistemas de protección social débiles, plagados de deficiencias, con alcance y escala relativamente limitadas, se indicó.[pullquote]3[/pullquote]
Menos de la mitad de la población de la región, 46 por ciento, está bajo al menos un esquema de protección social, y si se excluye a China la cifra se reduce a un tercio, 34 por ciento.
La vejez es la única contingencia en la que está cubierta la mayoría de la población (72 por ciento, aunque 59 por ciento sin China), mientras que la cobertura de los niños, el desempleo, las lesiones laborales y la discapacidad grave están por debajo de un tercio.
La cobertura es ligeramente superior, 46 por ciento, en las prestaciones de maternidad (36 por ciento sin China), y solo una de cada cinco personas vulnerables, aquellas que no contribuyen ni se benefician de los esquemas contributivos, están recibiendo alguna forma de beneficio no contributivo.
Además hay diferencias subregionales, pues en Asia del norte, del este, central y el Pacífico alguna cobertura social llega a entre 73 y 78 por ciento de la población, pero solo a 33 por ciento en Asia sudoriental y a 24 por ciento en la meridional.
“La protección social integral constituye la base de sociedades saludables y economías dinámicas. La pandemia covid-19 ha revelado con claridad este imperativo, al demostrar el efecto estabilizador que tienen los sistemas de protección social”, dijo la secretaria ejecutiva de Cespap, Armida Salsiah Alisjahbana.
La ausencia de sistemas de protección que funcionen bien “agravan las desigualdades y la pobreza”, subrayó la funcionaria.
Sostuvo que “una protección social eficaz para toda la población de nuestra región ya forma parte de nuestro enfoque, cuando promovemos combinar ayudas de emergencia a corto plazo con estrategias a largo plazo para construir mejor después de la pandemia”.
Hasta ahora, la mayoría de los programas de lucha contra la pobreza no llegan a las familias más pobres, y la pandemia amenaza con revertir casi una década los progresos alcanzados en la erradicación de la pobreza, según el informe.
Solo en 2020 los estimados del Banco Mundial preveían que en Asia-Pacífico 35 millones de personas podrían salir de la pobreza, de los cuales 25 millones en China, pero la tendencia se ha revertido bajo el impacto de la covid.
El informe recuerda que muchos países enfrentan además altos niveles de desigualdad, exacerbados por la pandemia, y el envejecimiento de la población, la migración, la urbanización, las catástrofes naturales y el cambio climático, así como el avance tecnológico, están agravando esos desafíos.
Un factor que sostiene esa brecha social, según Cespap y OIT, es la inversión insuficiente en protección, menos de dos por ciento del producto bruto en muchos países, si se excluye la salud, mientras que el promedio mundial es de 11 por ciento.
Otro factor es la elevada prevalencia de empleo informal en la región, que representa cerca de 70 por ciento de toda la fuerza de trabajo.
“Existe una evidente necesidad de aumentar el gasto público en los sistemas de protección social si queremos evitar el estancamiento de los progresos sociales y económicos alcanzados en la región en las últimas décadas”, señaló Chihoko Asada-Miyakawa, directora de la OIT para Asia y el Pacífico.
A-E/HM